Perderla

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(...)

—¿Papá?— abrí mis ojos lentamente pero los cerré de nuevo al ver la cegadora luz blanca que provenía del techo.

—¡Poché! ¿Estás bien hija? ¿Te duele algo?— preguntó mientras corría hacía a mi y se posicionaba al lado de mi camilla.

, me duele todo el cuerpo, demasiado— me queje en alto haciendo una mueca de dolor.

Llamaré al doctor para que venga a revisarte— dijo tomando mi mano —Me alegra que estés a salvo— habló antes de salir de mi habitación.

Observaba todo muy meticulosamente, había un sofá de dos personas a mi lado izquierdo, seguido de la puerta del baño. A mi lado estaba una ventana grande donde me daba vista a la ciudad. Mire mi cuerpo y solo pude observar mi mano vendada completamente, toque mi cabeza y solté un pequeño chillido al sentir dolor en mi frente.

Después de unos segundos, la puerta de mi habitación se abrió dejándome ver a mi papá de nuevo.

—¿Qué pasó?— pregunté mientras trataba de sentarme en mi cama, algo inútil porque me dolió todo mi torso.

—Tranquila, tranquila— él hizo que me acostara de nuevo para después tocar un botón haciendo que la parte superior de la cama se moviera hacia arriba —Tuviste un accidente, hija— él respondió mientras su expresión cambiaba a una triste.

¿Accidente?— pregunté de nuevo sintiéndome confundida —No recuerdo nada— confesé haciendo una mueca.

Tuviste una conmoción cerebral, el doctor dice que con el paso del tiempo podrás ir recordándolo todo— respondió sentándose en un banquillo a mi lado. Lo noté un poco tenso.

—¿Estás bien?— lo miré alzando una ceja, él solo negó.

Hija... esto será difícil de decir, pero... quiero que seas fuerte— comenzó a hablar al compás de que mi corazón empezó a acelerarse. Lo que fuera a decirme, algo en mi sabía que no era nada bueno.

Antes de que pudiera decir una palabra más, la puerta de la habitación se abrió dejándome ver al doctor que se dirigía a mí con una sonrisa.

—Buenos días María José, ¿cómo estás?— me preguntó mientras buscaba algo en su bata.

¿Bien?— respondí no tan segura —En realiad no, me siento adolorida.

Consecuencias de un accidente automovilísticodijo —Al menos tienes que darte cuenta de la suerte que has tenido, aunque tengas heridas un poco fuertes, estas aquí, sin complicaciones mayores y... viva— mencionó mientras me analizaba.

Alguien Como Ella | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora