EL BUENO [07]

5.8K 760 53
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dios sabe que he intentado alejarme. Olvidar a Andrea. Una noche juntos y la mujer logró desestabilizar toda mi vida. Pero ella tiene otros planes que no son los míos. Un hijo, una familia. Yo solo buscaba una bonita compañera que no me exigiera mucho. Lo tuve todo cuando estaba con ella, ahora ya no siento lo mismo...

—Será mejor que sea importante que me hayas citado aquí, Owen —me reclamó Cristel, sentándose en la silla frente a mí.

Ella miró hacia el resto del restaurante dentro del lujoso hotel en que tuve que citarla para que hiciera acto de presencia, una suave ojeada antes de regresar su filoso rostro a mí. Es atractiva, de una forma que es peligrosa. ¿Será porque no puede ocultar su corazón helado?

—No me digas que has apartado una habitación en este hotel —sonrió con picardía, inclinándose hacia el frente de la mesa—, eres imparable, te dije qué con Albert en la ciudad, tú y yo no haríamos nada... pero claro... no me importaría romper la regla una vez, después de todo, ¿hace cuánto que no nos vemos?

Meses. Cinco para ser exacto. Me distancié de Andrea para dejarla hacer su vida como ella desea, pero desde entonces yo no he podido regresar a la mía. Y era hora de cortar cabos sueltos, de una vez por todas, sin segundos reencuentros, ni oportunidades para arrepentimientos.

Miré a Cristel, pasando una mano por su cabello azabache, esa media sonrisa en sus labios es la misma que esboza cuando sabe que me tiene en su red. Lástima que se equivoca.

—No estoy aquí para otra cosa que no sea terminar lo que tenemos, Cristel.

No hubo emoción en su rostro, fue como si apagase ese interruptor y me observase con una frialdad que nunca conocí en ella. Cuando rió en un aliento, fue tan amargo y burlesco, tuve que apretar mis puños para mantener mi calma.

—¿Terminar? —preguntó con mofa— No te sientas especial, Owen, para terminar, tendría que considerarte algo importante. Y no lo eres. Solo eres un pene que monto cuando estoy aburrida.

Cabeceé con suavidad. Esto salió mejor de lo que esperé.

—De acuerdo. Entonces búscate otro, Cristel. Ya no quiero que intentes contactarme.

Me puse en pie, ella me siguió con la mirada y sus labios fruncidos. Pasé a su lado, pero no pude irme. Cristel incrustó sus uñas en mi antebrazo, deteniéndome. Bajé la mirada hacia la mujer, frunciéndole el ceño mientras esta resoplaba con pesadez.

—Tú y yo no vamos a dejar de vernos solo porque estás... —murmuró intrigada, escrutándome con sus ojos claros— renuente, a esperar por tu turno. Cuando te llame, sé que me contestarás, Owen. No intentes negarlo.

Estaba tan segura de su poder sobre mí. Ella lo tuvo un tiempo, pero ya no.

—Llámame una vez más. Toca mi timbre de nuevo. Intenta concertar una cita conmigo... y te juro que tu fiel esposo se enterará de la víbora que tiene a su lado —la amenacé serio, dejándola muda—. Dudo que quieras perder tu status de mujer millonaria e intachable. Adiós, Cristel.

EL BUENO, EL MALO Y EL PROMISCUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora