EL BUENO [10]

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Felizmente embarazada

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Felizmente embarazada. No es la frase que nadie diría seguido con el historial de conflictos que sufre una mujer que carga un bebé por nueve meses. Pero es algo único, un pequeño sacrificio que termina siendo una gran experiencia. Sola o acompañada. Con o sin un padre.

Lo único que tenía que saber mi hijo siempre, es que tiene una madre que lo ama más que a nadie en el mundo. Cualquier otro que desee quererlo como yo, será bienvenido y una bendición para él...

Dos meses con Owen, han sido un sinfín de emociones. Principalmente porque lloro cuando tenemos sexo, de felicidad, claro. Lo extrañé, y a su pene también. Su compromiso de quererme con todo y bebé, lo cumplió desde el día cero.

De la noche a la mañana, el hombre era todo un erudito de maternidad, se había leído unos dos libros del tema en una madrugada. Su interés fue genuino, era todo lo que quería de él. Un hombre tierno y afectuoso, que además pudiese aceptar un bebé que no era suyo. Son hombres raros y escasos...

Despertar juntos, en sus brazos, con su pecho pegado a mi espalda y su mano caliente sobre mi barriga, era el placer más divino en la tierra. Sentí sus labios en mi cuello, y sonreí adormilada, gimiendo bajito.

—Buen día, cariño —murmuró en mi oído, justo como ha hecho cada mañana.

Si quiere que lo ame más, lo está consiguiendo.

—Buenos días...

Me giré, y acepté el duro beso en mis labios. Su belleza masculina, es mi debilidad. Alcé mi mano para acariciar su barba oscura, mientras él seguía moviendo sus dedos por mi vientre.

—Quiero decirte algo antes de tener que irme a trabajar —dijo distraído, alzó su mirada verde, llenándome de dudas—. Cuando el bebé nazca, creo que no podremos seguir así, tú en tu casa y yo en la mía. Así que... lo he pensado, y si me dejas salirme con la mía, quiero que ambos vivan conmigo.

Me quedé sorprendida, observándolo como si estuviese loco. Owen solo esbozó una sonrisa de dientes blancos, aguardando mi respuesta.

—¿Estás seguro?

Él cabeceó con fervor.

—Por supuesto, tengo habitaciones de sobra para tus padres y los míos cuando quieran venir de visita. Y el bebé necesitará su propio espacio también. Es más... ven conmigo, tal vez esto termine de convencerte...

Se puso en pie, y me ayudó a levantarme. Con nueve meses encima, solo estoy cruzando mis dedos para reventar fuente lo antes posible. Este bebé pesa.

Salimos de la recamara principal de la casa de Owen, me llevó a la siguiente habitación abriendo la puerta de madera. Entonces reveló la recamara de paredes verde pastel, con una cuna, un sillón, una cómoda para ropa e incluso una mesa para cambiar pañales. Había peluches de felpa de animalitos por todas partes, incluso un móvil de cuna de pececitos.

EL BUENO, EL MALO Y EL PROMISCUADonde viven las historias. Descúbrelo ahora