Se me escurre el tiempo entre los dedos. Puedo sentirlo por cómo late mi corazón, preocupado, porque ese momento llegue y yo no estaré listo. Decir adiós es difícil, y no quiero que en un último suspiro todos mis intentos por buscar a una familia, hayan sido en vano. Necesito hallar a esa chica, antes que sea tarde...
Estaba en el mismo pub de siempre, tomando cerveza y jugando un poco de billar como todo fin de semana improductivo. Tengo una racha de mierda, de tres partidas, no he ganado una sola. Tomé el taco antes de inclinarme sobre la mesa de alfombra verde, analicé mi objetivo y empujé el alargado palo para tratar de cambiar el partido a mi favor.
La bola blanca golpeó un costado de la mesa antes de rozar una bola lisa, ese fue el fin de otro juego. Mi oponente, un tipo calvo de cuarenta años con canas en su espesa barba negra se carcajeó, insolente, tomando la apuesta de la partida en la esquina de la mesa. Allá van otras diez Libras.
—Hoy no es tu noche, Pierce —rió John, detrás de mí—. Ya deja eso, y mejor bebe.
De mala gana le entregué el taco a mi oponente que sonreía divertido por vencerme tantas veces. Llevo varios días con una pésima mala suerte.
—Esto no se acaba, voy a pedirte la revancha —le gruñí al hombre.
—Cuando quieras, viejo.
El sujeto se encogió de hombros, indiferente de mis amenazas. Antes de responderle, John me haló de mi camiseta hacia la mesa que teníamos ocupada con varias botellas de cerveza vacía.
Eran demasiadas para dos personas, Aiden y Greg habían estado con nosotros, convivimos como en los viejos tiempos por casi media hora antes que ellos se marchasen todavía sobrios, en busca de sus respectivas parejas.
Los odio.
Me desplomé en la butaca negra acolchada, removiéndome empecinado para sentarme cómodo. Busqué entre las botellas alguna que estuviese llena, al encontrarla, bebí dos buenos tragos que casi la dejan vacía.
—Tranquilo, Pierce, nadie te está quitando la jodida cerveza —me regañó el nuevo gerente de HELL.
Miré al hombre a los ojos, esbocé una sonrisa antes de alzar mi botella.
—Creo que ya es tarde para hacer esto, pero felicidades, John... nunca te felicité por estar dirigiendo HELL.
Él puso los ojos en blanco antes de alzar su cerveza y chocar los cuellos largos de vidrio en un rápido movimiento.
El administrador anterior que Aiden contrató no dio el ancho para el puesto, aceptó mi sugerencia cuando le propuse a un buen amigo de Newcastle. John tenía dos meses a cargo del club, y las ganancias del lugar habían ascendido en semanas. Él solo, se ha convertido en alguien valioso para las inversiones de QUEST Enterprise.
—Bueno, nunca es tarde para celebrar, supongo —admitió, esbozando una comedida sonrisa—. No te lo voy a negar, necesitaba un día libre, qué bueno que a Aiden le dio por querer administrar su negocio el día de hoy.
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EL BUENO, EL MALO Y EL PROMISCUA
ChickLitEl bueno, el Malo y el Promiscua, serán los relatos cortos de tres personajes secundarios diferentes de NO TE ENAMORES DEL SEÑOR SEXO, que tuvieron una forma peculiar de encontrar el amor. Nadie les dijo que la redención para ser felices sería tan d...