Mick llegó tarde para asistir a la reunión con Interpol. Lo supo en el momento que puso un pie en el aeropuerto de Heathrow y notó que eran las siete de la noche. Estaba cansado, con hambre, enfadado como la mierda por no haber llegado antes y tenía unos diez mensajes sin contestar de su hermana, su padre, Luther, Burke y Adam. Ninguno de Scott.
Salió del aeropuerto y contrató un taxi que lo llevase a casa. En el camino, sentado en el asiento trasero, malhumorado con el jodido tráfico de Londres, decidió escribirle a su Principito y cerciorarse que estaba bien...
"Hola, chico. Al fin estoy en Londres. Mira."
Mick tomó una foto del parabrisas mostrando el paisaje de Londres, los autos frente al taxi, personas por la acera, y el Big Ben a lo lejos. Una vez notó que ambos mensajes habían sido recibidos, contestó los mensajes de su familia para avisarles que había llegado a Londres y después decidió ocuparse de lo más importante en su lista: llamó a Burke sin meditarlo demasiado.
—Hola, Müller. ¿Ya regresaste?
—Sí —suspiró Mick, recostándose en su asiento—. Voy a mi casa. ¿Qué tal la junta? ¿Se llegó a un acuerdo?
Mick alzó una ceja cuando escuchó el bufido empecinado de Burke al otro lado de la línea.
—¿Si llegamos a un acuerdo...? ¡pff! ¡Tuvimos qué! —se quejó fastidiado— ese terapeuta idiota que se le asignó a Wallace en Atlanta, presionó todo el tiempo para cambiar la resolución del chico. Joder. No sabes las ganas que tenía de desconectar la video llamada, el tipo es un grano en el culo.
—Ni me digas, yo tuve que tratar con él en persona...
Mick mordió sus labios, no pudo reprimir su sonrisa. Casi quería llamar a Adam y felicitarlo. Enojar a Burke era sencillo, pero irritarlo hasta escucharlo bufar, eso eran ligas mayores.
—Pero, ¿qué ocurrió entonces, Burke? ¿Cuál fue la resolución final? ¿Sí se modificará el nivel de testigo protegido?
Eso era lo único que Mick necesitaba saber. Y su corazón latió rápido mientras escuchaba hablar al agente de Interpol al otro lado de la línea.
—Sí. Scott Wallace es testigo nivel uno ahora. Hazme el favor —Burke resopló con amargura, haciendo que Mick cerrase sus ojos para conservar su calma—. Ford no dejó de alegar que el chico es una víctima circunstancial de su padre, y necesita atención especializada. Incluso alegó en tu contra, Müller.
Mick rodó los ojos.
—No me esperaba menos de ese idiota.
—Lo sé. Pero descuida, el agente que enviaste en tu nombre, Luther, hizo un buen trabajo salvándote el pellejo... Ahora, es tu decisión.
—¿A qué te refieres?
—Si quieres seguir en el caso, puedes hacerlo —le explicó Burke aburrido—. Pero ya no puedes ser el oficial de custodia de Scott, no tienes el entrenamiento adecuado para testigos nivel uno. Por lo que el consejo ofreció dos soluciones, involucrar a alguien más en Interpol que vigile a Scott Wallace o brindarte un curso de tres semanas para orientarte en la materia y seguir como su oficial. El problema es, que yo no te recomiendo que hagas lo segundo...
El corazón de Mick estuvo muerto por medio segundo y volvió a la vida con la sugerencia de la capacitación para ser el oficial de Scott. Era justo lo que necesitaba, una oportunidad para quedarse cerca de su chico. De otra forma tendría que mantener su relación estrictamente virtual, y odiaba la sola idea que eso significaba.
—Bueno... Tres semanas no suena tan mal —murmuró indiferente, tratando de fingir un desinterés que no sentía, estaba emocionado con la idea.
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EL BUENO, EL MALO Y EL PROMISCUA
Chick-LitEl bueno, el Malo y el Promiscua, serán los relatos cortos de tres personajes secundarios diferentes de NO TE ENAMORES DEL SEÑOR SEXO, que tuvieron una forma peculiar de encontrar el amor. Nadie les dijo que la redención para ser felices sería tan d...