Dante
Las clases nunca me han aparecido tan interesantes como hasta ahora, un delicioso olor a chocolate inunda mis fosas nasales, un aroma que jamás me cansaré de respirar. El origen de ese perfume se encuentra sentada junto a mí, con la mirada fija en su escritorio, lentamente me acerco para entender la causa de su preocupación y observo una penosa nota que sujeta entre sus delicadas manos, no puedo evitar idear un plan para aprovecharme de ese pequeño inconveniente. Soy consiente de lo poco ético de mis acciones, pero tomaré ventaja de cualquier ocasión que se me presente con tal de verla sonreír nuevamente, aún no consigo acostumbrarme a cómo estos sentimientos que comenzaron con una leve atracción se han transformado en una completa llamarada, cada instante que estoy en su compañía es como estar en cielo, pero cuando debo abandonarla cuento los segundos para volver a verla, temo que si se entera de la profundidad de mis emociones se abrume y termine por tomar distancia. Cada ocasión que estamos solos, me prometo que al siguiente le diré de mi encuentro con Christina, me convenzo de que no debería enfadarse ya que en ese momento la había rechazado, pero al mismo tiempo creo que me odiará por ser el causante de que perdiera una semana de su vida, sin embargo en esta ocasión me hez imposible realizar dicho juramento, debido a que cuando suena la campana nos encontramos con Edwin en el pasillo.
Antes que sea capaz de pronunciar una palabra, mi Anna se lanza a sus brazos y los celos corroen mi cuerpo—. Te extrañe Ed, te fuiste tan repentinamente —dice mi luna.
—Intentaré que aquello no se repita Ann —pronuncia mientras me mira fijamente, era obvio que deduciría que yo estaba detrás de esa repentina asignación, pero lo que más me inquieta es el hecho de que se ¡llaman por diminutivos!, fui un ingenuo al pensar que solo eran unos simples amigos, ¿qué otros secretos me ocultas mi pequeña luna?
La mañana fue tortuosa, y no sólo la mañana gran parte de la tarde también, cada instante debo lucha contra el irracional impulso de tomarla entre mis brazos y acaparar toda su atención, pero me repito como un mantra que no se han visto hace una semana, que necesito concederles un poco de espacio, más aún cuando fui yo el que le solicito a mi padre que regresará, ¿en qué estaba pensando cuando le sugerí a Anna que hablara con Edwin? , sí ya recuerdo, solo quería que se desahogará, no me importaba si yo no era esa persona, a quién engaño deseaba que se confesará conmigo, pero el verla tan frágil provocó que ignorara mi orgullo y realizará dicho ofrecimiento, solo espero haber tomado la decisión correcta. En estos momentos me odio por sentirme tan inseguro, estoy tan sumido en mis pensamientos que en el instante en que siento que cierran la puerta de la casa de Anna en mi cara, es que me percato que me acabo despedir de ella, y la he dejado con ese desvergonzado de Edwin. Mis pies se encuentran estancados en el piso, intento moverme, pero la tentación de quedarme y escuchar si llegan hablar de mí es mayor, por lo tanto intento ubicarme en el lado opuesto de la dirección del viento con el objetivo de ocultar mi olor, pero no lo suficientemente lejos, a una distancia prudente donde pueda distinguir sus conversaciones.
Al principio solo hablan del pequeño Yuki, estoy por desistir de mi idea cuando Edwin realiza la siguiente pregunta—. ¿Estás saliendo con Dante?
Los minutos se me hacen eternos mientras espero la respuesta—. Más o menos...digamos que decidimos darnos una oportunidad, ver si realmente la Diosa no se equivocó al juntarnos.
—¿Y te ha tratado bien? —en eso percibo que abren las cortinas y procuro camuflarme con el tronco que tengo a mi lado.
—Sí, excesivamente bien...no es que me este quejando es solo que...
—...te parece irreal —completa Edwin, comprendo que no soy el único que se siente inseguro en esta relación, y me prometo trabajar para enmendarlo.
—¿Crees que fue correcto quedarme?, a veces pienso que debí arriesgarme a ser repudiada por nuestra especie y haber huido del pueblo aunque eso implicará no volver a visitar sus tumbas. Pero en cambio quizás no me sentiría tan inquieta, además confío en que mis padres me perdonarán si los abandono por una buena causa...sin embargo...yo...simplemente soy una cobarde —murmura mi luna—. Además desde que desperté del coma, no puedo quitarme la idea de que realmente sea una abominación lo único que hago es atraer y atraer solo desgracias, si mis padres no me hubieran acogido probablemente nunca se habrían visto en la necesidad de mudarse y estarían vivos. Y aunque me haya dicho que no fue mi culpa, fui el principal gatillante de que Dante tenga que defender su derecho como alfa. Probablemente tú haz discutido más de una vez con él por mi causa. En lo único que destaco es en mi capacidad de causar problemas a las personas que se me acercan. Ed...¿realmente crees que merezco ser feliz?
Escuchar cada una de esas palabras han sido como una puñalada, mis piernas son incapaces de sostenerme y terminó arrodillado en el césped, me pregunto ¿si seré capaz de sanar tu delicado corazón?.
—Por supuesto —contesta Edwin, probablemente le esté acariciando la coronilla para consolarla—, Ann eres una persona increíble nunca dudes de eso. ¿Quieres que me quede a dormir, podemos ver esas películas malas que tanto te gustan?
—Oye no son malas son de culto —replica Anna—, pero gracias Ed por escucharme, estaré bien creo que Dante tenía razón ahora me siento un poco mejor —me imagino como mi luna se abraza las piernas. En eso escucho un celular timbrar, seguido de un tenso silencio—, el deber llama, no necesitas preocuparte Yuki me mantendrá vigilada.
—Confiaré en que no me estás mintiendo, pero me sentiré más tranquilo si me prometes que me llamarás si necesitas un hombro donde llorar, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —dicho esto, escucho como la puerta se abre seguidos de unos pasos que se dirigen a mi escondite.
—He de adivinar que escuchaste nuestra privada conversación —cuando estoy a punto de confirmarle sus sospechas, me ignora y continua con su sermón—, si la haces sufrir te juró que me olvidaré que eres mi amigo y acabaré contigo.
Quiero replicarle con una amenaza igual de contundente, pero lamentablemente comprendo como sé siente y simplemente contesto con un simple—. Lo sé. —con esas palabras lo observo marcharse, desconozco cuánto tiempo transcurrió mientras contemplaba la puerta inseguro de si debería aparecerme por allí, pero finalmente la preocupación y mi deseo por consolarla pudo contra indecisión termino por tocar la puerta.
Los segundos que le siguen se me hacen eternos hasta que finalmente su bello rostro aparece en el umbral. Sin planearlo la abrazo. —Si no fuera por ti yo no estaría aquí —susurró, sin importarme que se entere que escuché su conversación con Edwin, porque ella se ha transformado en mi salvadora y no solo porque se interpuso entre esa flecha y yo, sino porque su sacrificio me permitió abrir los ojos, y percatarme de mi petulante comportamiento no sólo con ella, también con todos los integrantes de esta manada, e inspirarme a ser un mejor líder para mi pueblo. Mientras la sostengo intento concebir alguna idea que me ayude a convencerla de que puede confiar en mí, sin embargo por más que intento analizar otras opciones llego a una única conclusión y termino por besarla.
***
Espero les gusté el capítulo es un poco más largo de lo que las tengo acostumbrada, espero compensar el retraso. Adicionalmente les doy la bienvenida a todos los nuevos lectores que se han unido, y las gracias a los que aún se mantienen a pesar de mis irregulares publicaciones T_T.
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Redención
WerewolfAnna es adoptada y fue criada en el pueblo de Lucine, una localidad de hombres lobos, y teme por el día en que encuentre a su mate, porque tiene la certeza de que será rechazada. Dante es el futuro alfa de la manada de Lucine, y sueña con el día en...