Capítulo 29

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Dante

Mi cuerpo se arrastra lentamente hacia la tina, el agua fría recorre mi cuerpo, traspasando cada uno de mis moretones. Mientras observo cada uno de ellos, percibo como se van sanando, pero a pesar que quizás en un par de horas esté completamente curado, la realidad me golpea estoy fuera de forma, debo duplicar mi entrenamiento. Definitivamente Edwin estará más que dispuesto ayudarme con mi cometido. 

Luego de media hora de tortura regreso a mi habitación, al llegar me recibe ese maldito calendario, el cual me recuerda que mi tiempo se agota, solo restan cinco días para que regrese Christina y aún no consigo encontrar el momento adecuado para confesarme, soy consiente que cada segundo que dejo pasar es un segundo en que Anna puede enterarse por otros labios de lo sucedido. Con temor regreso a la casa de mate, saco de mi bolsillo aquella llave que conseguí bajo la excusa de ir alimentar a Yuki cuando Anna se encontraba en una sus sesiones de recuperación que convenientemente no devolví. Al abrir la puerta, me recibe un característico silencio, al parecer aún continua durmiendo. Camino hacía el fondo en dirección de la cocina, tomo un par de huevos y comienzo a cocinar un omelette, cuando están casi listo escucho unos alterados pasos provenir del segundo piso, al parecer se ha despertado, e inevitablemente al imaginarme su pelo desordenado y su cara somnolienta, una sonrisa de dibuja en mi rostro.

—Cómo fue que...¿tú me llevaste a la habitación? —pregunta sonrojada, intento contener la risa por lo avergonzada que se ve, pero finalmente decido terminar con su tortura, simplemente asiento en respuesta—. Entonces nosotros...

—Anna tranquila, solamente subí a recostarte, cualquier cosa que esté imaginando esa cabecita tuya, no ha pasado —nuevamente el sonrojo de mi mate se acentúa. Y la invito a desayunar, Anna está maravillada con lo que he preparado, pero mientras sirvo me percato de que estamos solo los dos, es la oportunidad perfecta, pero el poco coraje que reuní se esfuma con la misma intensidad que apareció, y desecho la idea bajo la excusa de que aún debe estar alterada por la carta, que no es el momento.

Y así pasan los días finalmente me encuentro frente el restaurant el pulgoso disfrutando de mi última cena con Anna, ya que mañana Christina regresará al instituto, es mi última oportunidad pero...tengo miedo. Nos sentamos en una de las mesas del fondo, somos atendido por Christopher, quien me recibe con una alegre sonrisa, desde el momento en que lo comencé a entrenar nuestra relación a cambiado y se ha transformado en una de las pocas personas que puedo llamar a amigo, a pesar de que existen momentos donde olvido esos sentimientos de camaradería cuando está siendo demasiado amable con mi mate. Nos pedimos una copa de helado con bolas de vainilla y chocolate, mientras esperamos, Anna me relata las distintas travesuras que realiza Yuki, pero a pesar de que lucho, mi mente se dirige hacía los distintos escenarios que podrían suceder mañana, y como podría evitarlos, por lo que me es imposible concentrarme. A pesar de mis infructuosos intentos Anna termina por percatarse de lo distraído que estoy, pero a pesar de ello decide guardarse sus preocupaciones, sin embargo observo como su ceño se frunce cada vez más cuando me mira conjeturando qué es lo que me atormenta. No soporto verla así, por lo que simplemente termino distrayéndola con un beso, nuestro último beso antes de que desate la tormenta.

A la mañana siguiente, el día marcado en mi calendario finalmente llega, en una medida desesperada le solicito a Edwin que no encontremos en el instituto dos horas antes de que inicien las clases.

—Sé  que es cruel lo que estoy a punto de pedirte, pero...—digo, mientras observo los ojos expectantes de mi amigo, a diferencia mía que en esos instante solo puedo pensar en lo cobarde que estoy siendo, ¿yo no era así?—....ayúdame a vigilar a Anna —luego de pronunciar esas palabras note como poco a poco su rostro se transformaba en una expresión de indignación —...lo sé —pronuncio interrumpiendo su posible replica, porque tengo claro que lo que le que estoy pidiendo es indigno —, sé que debería habérselo dicho antes, soy consiente que lo que estoy solicitando entra en conflicto con tu amistad con ella, pero..tengo miedo —finalmente confieso—...temo que una vez sepa lo que hice se de cuenta la asquerosa persona que soy, me dije una y otra vez, aún no es el momento, pero la realidad es que....¡nunca iba llegar ese momento!...—intento recuperar el aliento, noto como mi garganta se aprieta por la desesperación, pero decido continuar—, y ahora que Christina ha vuelto  ¿no sé que hacer? —termino desesperado.

—Aún estás a tiempo júntate con ella —me anima Edwin.

Pero desecho la idea, ya es demasiado tarde, desaproveché innumerables oportunidades, sin embargo la verdad es que...—. No me atrevo, yo...no quiero romper la imagen que tiene de mí, ¿crees que entenderá?, ¿qué sabrá que no soy el mismo Dante de hace un mes atrás?, ¿crees que volverá a confiar en mí? —pregunto esperanzado.

—Realmente no lo sé, puedo ayudarte a explicarle, pero finalmente la decisión es de ella —responde, la poca confianza que tenía se desmorona, luego de un incómodo silencio que parece eterno observo la expresión resignada de Edwin—, esta bien, te ayudaré, nos podemos turnar para evitar que Christina y sus secuaces se acerquen a ella, pero tenemos un pequeño problema.

—¿Cuál? —pregunto, debido a que no veía ninguna falla en mi magnifico plan, la vigilaremos el tiempo suficiente hasta que reúna el coraje para decirle la verdad.

—¿Cómo la vigilaremos dentro del baño?

En el instante en que lo plantea me percato de que Edwin tiene un punto, no podemos entrar allí, a menos que sumáramos a alguien más al plan, pero si Edwin fue complejo de convencer no me imagino agregando a alguien más. 

—Tendremos que convencer a Anna que vuelva a usar el baño de discapacitados.

—Debo estar loco para seguirte en este plan —acota mi futuro beta.

Lentamente empiezan aparecer los alumnos recuerdo que Anna podría encontrase con Christina de camino acá, y el sudor fría comienza a agolparse en frente, cuando estoy a punto de correr desesperado en su búsqueda la veo aparecer, sola, en el horizonte mi corazón momentáneamente se alivia. 



***

He tardado en actualizar, pesaba subir este capítulo la semana pasada pero tuve un pequeño inconveniente y me fue imposible ocupar la computadora. Quisiera saber si les gusta el ritmo de la historia o lo encuentran muy lento, y no me refiero a la frecuencia en qué publico :(.


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