Dante
Hoy es el gran día, reconozco que estoy nervioso, es primera vez que invito a una chica a comer con mis padres, no quiero ni imaginar que preguntas indiscretas harán, especialmente mi mamá. A lo lejos el llamativo cartel de Pulgoso aparece ante mí indicándome que llegué a mi destino. Al entrar todos me reciben con una recelosa mirada, a excepción de Anna, al observarlos con detenimiento reconozco algunas de esas caras, rostros que fueron abusados, quizás no por mí, pero si por varias personas que pude haber detenido.
—Lamento interrumpir —digo a modo de disculpa mientras contempló cómo mi mate me regala una hermosa sonrisa ajena a la incomodidad del resto del grupo.
—Dame un minuto voy a recoger los cosas —dice atropelladamente, aunque antes de marcharse añade—, puedes comer lo que queda de mi flan —desconcertando a todos los presentes con ese comentario.
Lentamente me acerco a la mesa, intento controlar el impulso de mirarlos fijamente y reclamarles sumisión, ya que aquello le generaría incontables problemas a mi mate, en el instante en que pienso en ella, inevitablemente comparó su sufrimiento con el de sus compañeros de labores, y recuerdo las palabras de Anna sobre no lamentarme con lo sucedió, sino intentar evitar que les vuelva a suceder en el futuro—. Sé que ahora que no soy el siguiente alfa, por lo que diga carece de validez, más aún después de lo que pasaron, pero tal como le dije a Anna, lamento no haber intervenido cuando fueron abusados.
Seguido de mis palabras se instala un incómodo silencio, los observó analizar mis palabras intentado encontrar la trampa en ella, la desconfianza se ha transformado en su segunda piel —, ¿Y qué podrías haber hecho? —pregunta Christopher, al principio me sorprendo hasta que recuerdo que ellos desconocen que yo era el que controlaba el instituto.
—Quizás pude haber golpeado alguno de sus abusadores por ustedes... realmente no lo sé...yo...pero les prometo que intentaré estar ahí para apoyarlos.
—Anna tenía razón —levantó la cabeza sorprendido ante las palabras de Christopher, no recuerdo en qué momento bajé la mirada, ya que desde pequeño me enseñaron que siempre debía mantener mi vista sobre mis enemigos, entonces me recuerdo que ellos no son mis enemigos son miembros de la manada a la cual debo proteger, retomando mi atención a Christopher—. Ya no eres el mismo, al principio no le creímos, pero estábamos equivocados, al menos yo acepto tus disculpas, tengo un par de ideas de cómo nos podrías apoyar —dice con una sonrisa maquiavélica—, te aseguro que muy pronto contrataré tus servicios de matón.
Y en ese momentos todos los presentes estallan en carcajadas, mientras tímidamente cada uno murmura que aceptan mis disculpas, relajando el ambiente, que es abruptamente interrumpido por una puerta azotándose, al parecer no soy el único que está nervioso por la cena. Rápidamente Anna y yo nos despedimos de los presentes y nos vamos rumbo a casa de mis padres, al entrar somos recibidos por mi papá que nos informa que la cena aún no está lista, así que aprovecho de enseñarle mi habitación a mi mate. Observo como el rostro Anna queda maravillada con mi colección de libros y cómics. Su cara brilla cada vez que reconoce un título.
—Te los puedo prestar indefinidamente —digo.
—¿De verdad? —dice ilusionada, en un intento de creer que no es un sueño lo que le estoy ofreciendo, ignorante de todas las cosas que sería capaz con solo verla sonreír como la esta haciendo en estos momentos.
—De verdad —contesto, en eso percibo su mirada queda fija el el calendario que se encuentra sobre la estantería.
—¿Qué sucede a fin de mes? —pregunta inocentemente mi mate, una consulta que me hiela la sangre—. Lo siento, no es de mi incumbencia...es sólo que lo ví tan destacado...yo...
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Redención
WerwolfAnna es adoptada y fue criada en el pueblo de Lucine, una localidad de hombres lobos, y teme por el día en que encuentre a su mate, porque tiene la certeza de que será rechazada. Dante es el futuro alfa de la manada de Lucine, y sueña con el día en...