Capítulo 33

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Anna

En el instante en que visualizo a Juliette mi cuerpo se paraliza, ella se encuentra al final del pasillo riendo con Diego por alguna broma privada, cuando observo la escena inevitablemente mi corazón se enternece, pero al mismo tiempo siento envidia, ¿cuando podré volver a experimentar esos momentos de complicidad?, luego de meditarlo decido alejarme, no deseo interrumpir ese bello momento con mis dudas, sin embargo cuando estoy a punto de marcharme, escucho a lo lejos que pronuncian mi nombre, sé que ya es demasiado tarde. 

—¿Estás bien? —pregunta Juliette, intento mentirles, pero al observar sus caras de preocupación simplemente me limito a asentir con mi cabeza. Sin decir más, me arrastra dejando plantado a Diego hacia lo que creo que es una sala de descanso, que afortunadamente esta vacía, me sienta en unos de los sillones que está en la habitación—, ahora dime que es lo que te preocupa —comenta mientras me toma de las manos.

—Yo...sé que te va a sonar raro lo que te voy a preguntar, pero digamos que hipotéticamente el mate de alguien le fuera infiel con otra persona, ¿este engaño podría provocar que alguien cayera en coma?

—El mate del que estamos hablando es Dante, ¿verdad? —dice, pero no espera mi respuesta, la cual sería inútil porque mis mejillas se encuentran completamente coloradas por la vergüenza—, es una pregunta compleja, si fueras una simple humana , la respuesta sería no, sin embargo somos lobos, tenemos una conexión con nuestros mates física y mental. Sumado a eso, en tú caso hubo una complicación aún mayor, sufriste de una intoxicación por matalobos muy severa, puede que hubieses entrado en coma aunque Dante no te hubiese engañado,  y eso no tenemos cómo saberlo. 

—¿Había matalobos en la flecha?

—Sí, tu herida fue muy profunda, te recuerdo lo venenosa que es esa planta para nosotros, afortunadamente gracias a tu sorprendente capacidad de curación no quedaste con secuelas y lograste sobrevivir—guardo silencio unos minutos procesando lo que me acaba de explicar, me siento tentada a aclararle dicha capacidad solo es un rasgo genético y no tiene nada de extraordinario, pero me retracto de inmediato, es peligro que se divulgue que soy hija de una cazador—,ahora dime con todo lo que te comentado, ¿qué piensas hacer?

—Yo...—intento analizar lo que me acaba de explicar, simplemente me embarga una infinita confusión—, no lo sé, por un lado me duele lo que hizo, pero al mismo tiempo soy consiente que Dante ha cambiado, pero quizás se me lo hubiese dicho él no me sentiría tan traicionada—nuevamente como ha sido habitual en estos días pequeñas lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas, siento unas suave caricia sobre mi cabeza en un intento de comunicarme que todo mejorará—. Además está conexión me confunde, tal vez lo mejor sería rechazarlo, quizás él solo está conmigo por la unión de mates.

—Anna —dice seriamente, y me veo en la obligación de levantar la mirada—, he visto como Dante se comporta contigo, como te mira, es primera vez que lo veo así de feliz. Eres especial para él, y no es porque seas solo su mate. Yo tuve las mismas dudas, la conexión solamente que provoca es atracción física y que puedas percibir cuando uno de los dos sufre. En cambio, el simple hecho que te guste sus chistes, verlo todo desordenado por las mañanas, es un sentimiento completamente diferente a esa necesidad física que percibes a veces.

En ese momento recuerdo el instante en que me consoló en la tumba de mis padres, lo que sentí en aquella ocasión y lo comparo con la ocasión en que me beso, y me doy cuenta que Juliette tiene razón. Que no es solo atracción física lo que siento, sino que me gusta todo de él, el como me divierten sus manías, en la medida en que rememoro cada una de las emociones que me hace sentir reparo en el hecho en  que inevitablemente me he enamorado de Dante. Con ese descubrimiento me dirijo hacia la mansión, sin tener muy claro que haré, pero necesito conversar con él, quizás aclarar las cosas, sin embargo cuando llego me encuentro con Alfa, quien me recibe en la puerta.

—Anna, que sorpresa, ¿buscas a Dante o necesitas hablar conmigo?— pregunta, y en ese instante dudo, sería tan sencillo, pedirle que me deje marchar ahorrarme el hablar con mi mate, pero sé que si lo hago, me arrepentiré y me preguntaré en cada instante que hubiese pasado si.

—Busco a Dante —contesto, lentamente subo las escaleras, me obligo a escalar cada pelado, recordándome que en esta ocasión no huiré. Cuando finalmente me encuentro fuera de su puerta dudo unos segundos, sin embargo golpeo de todas formas, pasan los segundos, pero nadie contesta, golpeo nuevamente, cuando estoy a punto de volver a la sala escucho un leve murmullo, y abro la puerta. Al ingresar noto las cortinas cerradas a pesar de que es casi medio día, ropa regada por toda la pieza, lo cual es sorprendente para alguien que maniático del orden, y sobre la cama un bulto que se encuentra tapado por una montaña de mantas.

—Dante necesitamos hablar —pronuncio, corriendo las cortinas e iluminando la habitación, aunque me arrepiento de haberlo hecho en el instante en que me topo con su mirada, siendo recibida por unas notables ojeras y unos ojos rojos.

—¿Haz venido a rechazarme?—pregunta acongojado.

Me quedo muda por la sorpresa, siento como se me aprieta la garganta por verlo así de derrotado —. No —susurro, nuevamente permanezco en silencio, debatiéndome en qué debería decir a continuación, ¿te perdono, y olvidemos que esto paso? , O quizás preguntar ¿por qué no me lo contó?. Pero mis meditaciones se ven interrumpidas por una mano que me secuestra, y me arrastra hacia su regazo, e inmediatamente son envuelta por un tierno abrazo, la característica calma me embarga.

—Anna —huele mi cuello mientras lo pronuncia desesperado— mi Anna, no te merezco.

—Dante, la diosa luna nos juntó por algo, además yo...—¿debería decirle lo que que siento?, finalmente decido callar, aún no estoy segura de si deberíamos seguir o no—, quiero saber tu parte de la historia, no más secretos.

Y con estas palabras me relató cada uno de los sucesos de ese día, la frustración de verme en esa cama de hospital, la amargura de ser incapaz de controlar la situación, que simplemente vio en Christina una vía para recuperarlo, lo arrepentido que estaba y lo cobarde que fue al contarme por temor a perderme. Con cada una de esas palabras recordé las veces que me quiso explicar lo que sucedió en el hospital, pero que en ese momento no le tomé el peso y lo asocie a una simplemente se había escapado a una celebración por ganar aquel día, nuevamente me siento confusa, ¿fue un error venir?.

—Creo que es mejor que vuelva mi casa, necesito procesar todo lo que me haz contado, yo...no quiero tomar una decisión precipitada..ha sido día largo —digo.

—Anna, espera —me sujeta suavemente de la mano—, sé que no podemos olvidar todo lo que ha pasado, también sé no merezco otra oportunidad, pero al menos yo...—veo como se comienza a sonrojar.

—Intentémoslo —contesto a su pregunta no dicha, a pesar de las dudas y temores, decido por primera vez omitirlos y una vez más confiar en él, solo espero estar tomando la decisión correcta. 

—Sabía que dirías eso —pronuncia Dante confiado, con una sonrisa en su rostro, quise discutirle, sin embargo mientras la contemplo me doy cuenta lo mucho que la extrañaba. 


***

Espero que les haya gustado, el capítulo, y no haya sido muy predecible XD o me quieran linchar porque  Anna y Dante están juntos de nuevo :( . Gracias por los comentarios, votos y visualizaciones, ya pasamos los 151K :O.

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