Capítulo 31

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Dante

Observo el rostro acongojado de mi mate, la tomo de los hombros, levantó su barbilla, intentando que a través de mis ojos pueda confiar en lo que estoy a punto de decir—, como te dije hace algunos días nada ha cambiado, te sigo y te seguiré viendo igual —sonrío, mientras limpió una solitaria lágrima—, es cierto que esto complica un poco más las cosas —retengo las palabras que estaban a punto de salir de mi labios, y en vez de solicitarle que la queme, simplemente le pido que oculte la carta.
Mi mate asiente ante la solicitud—, ¿estás seguro que nadie nos habrá escuchado?

—Estás paredes están insonorizadas, así que tranquila, nadie ha oído nada, pero solo por precaución ordenemos, no quiero dejar ninguna evidencia de nuestra pequeña investigación, le indico que se dirija la baño adjunto, nadie llora por una tarea de instituto, aunque claramente mi padre no se ha tragado semejante excusa, no quiero entregarle más motivos para que sospeche. Finalmente salimos de la habitación bajo la atenta mirada de mis padres, decido acompañarla hasta su casa, pero en el instante en que le digo adiós, me recuerdo que he desperdiciado otra oportunidad de contarle mi pecado.

A la mañana siguiente me levanto con pereza, cierro los ojos unos segundos intentando encontrar el valor que necesito para decirle la verdad. Frente al velador descansa el mensaje que me entregó ayer Christina que dice: ¿Al parecer aún no le cuentas nuestro pequeño secreto?, como un recordatorio de que el tiempo se me está agotando, respiro profundamente intentando calmar a mi lobo, quién lo único que desea en estos momento es arrancarle la cabeza a la persona que posiblemente hará llorar mi mate, pero consigo recordarle que si no nos apresuramos existen posibilidades que se encuentre con Anna. Al llegar al instituto mis miedos se disipan cuando la veo acompañada de Edwin, en el segundo en que nuestras miradas encuentras me regala una cálida sonrisa que calienta mi corazón, en un impulso guiado por el miedo o simplemente por mi niño interior le sugiero escaparnos de las clases, simplemente huir, pero al parecer no fui convincente con mi sugerencia y Anna simplemente pensó que se trataba de alguna broma, ya que la posibilidad de que el hijo del alfa estuviera rompiendo las reglas le parecía imposible, si tan solo supiera lo que sería capaz de hacer por ella.

Las clases transcurren sin muchos contratiempos, pero decido no bajar la guardia y cuando Anna me menciona que desea ir al servicio la convenzo de que continue usando el de discapacitados. Escucho un golpe en la ventana del baño, seguido de varios pasos y a continuación la escucho, una voz reconozco de inmediato, que me persigue en mis pesadillas, debería forzar la puerta y entrar, detener lo que he intentado a través de eso días evitar, pero mis músculos no me responden, me encuentro paralizado por el pánico.

—Eres bien escurridiza Anna —dice Christina.

—Lamento tener que corregirte, pero no me he estado escondiendo—contesta mi mate con una seguridad que nunca antes le había escuchado, si la situación fuese distinta me encontraría orgulloso, en cambio mi mano tiembla mientras sostengo la manija, incapaz de hacerla girar.

—Tranquila, en esta ocasión vengo en calidad de amiga, me siento con el deber de quitarte esa venda que no sabes que llevas en los ojos—replica con suficiencia—, Dante te ha estado mintiendo todo este tiempo y es vergonzoso observarte haciendo el papel de mate enamorada. Querida Dante no te ama, solo esta curioso, nunca ha estado con una omega. Probablemente creas que estoy despechada, puede que tengas razón el sexo con Dante era..—hace una pausa dramática mientras escuchó a mi mate rechinar sus dientes—, olvídalo probablemente ni si quiera se han besado.  

—Christina ¿es verdad que si un mate es infiel, el otro siente un terrible dolor? —interrumpe Charlotte.

—No lo sé, quizás se lo deberíamos preguntar a Anna, y no me mires extrañada, querida mientras te pudrías en el hospital por esa dolorosa herida, Dante estaba teniendo el mejor sexo de su vida conmigo. Por si no te quedo claro, caíste en coma por culpa de él.

El silencio se hace eterno, mi mano se posa en la puerta, deberías haberte enterado a través de mis labios te fallé—. En serio esperas que me crea todas esas mentiras —contesta mi mate confiada, siento como mi pecho se contrae lentamente, y el aire abandona mis pulmones, después de aquella revelación ella aún confía en mí, soy un monstruo, no la merezco.

—Claro que no, no soy tan ingenua como tú, pero porque no mejor se lo preguntas a él, que esta detrás de la puerta y compruebas si realmente te estoy mintiendo.

Parece que el tiempo se detuviera luego de esa última frase, escucho como se quita el seguro de la puerta, lentamente está se abre, observo el rostro tranquilo mi mate, sin embargo paulatinamente aquella seguridad comienza esfumarse probablemente a medida que comienza a examinar mi expresión culpabilidad.

—Dante...dime que es mentira —suplica con un hilo de voz.

—Quisiera...pero lamentablemente es la verdad, yo...

—Necesito estar sola, por favor —me interrumpe mientras observo como unas solitarias lágrimas caen por sus mejillas, la observo alejarse por el pasillo hacia la salida.

Me entumezco ante sus palabras, me derrumbo sin importarme quien me vea, simplemente lloro, grito, mis garras surgen, poco a poco mi lobo va tomando el control y en esta ocasión no opongo resistencia, ella me arrebato la opción de contarle mi verdad, terminó por envenenarla. Entro al baño donde ella se ríe victoriosa, sin embargo cuando nuestros ojos se topan comienzo a oler su temor, la tomo por cuello y la elevo por la pared, aprieto su delicado cuello, impidiendo al oxígeno ingresar por esa sucia boca, solo falta un poco más para que deje de existir, y no puedo evitar sentirme aliviado por ello, sus mejillas lentamente se tornan moradas, percibo como ciertas manos intentan detenerme, creo que se tratan de sus secuaces, pero las ignoro, y me concentro en Christina, que idiota fui al pensar que sería una excelente luna para la manada, fui un imbécil.

—Dante detente —suplica Edwin—, si la matas Anna se sentira culpable.

—La perdí—replico furioso—, ya nada importa.

—Dante, por favor —y la congoja en su voz provoca que aparte mi vista de esa arpía, y me topo con los ojos amarillos del lobo de mi amigo, al parecer no soy el único que ha perdido el control—, conozco a Anna, estoy seguro que te escuchará...simplemente no empeores más la situación.

Intento dejarme envolver por dichas palabras y a pesar de no estar del todo convencido decido soltarla, anhelo desesperadamente creer que mi mate me perdonará, y lo último que deseo es encontrarme con ella con mis manos manchadas de sangre, así que termino por soltarla, Christina cae inconsciente, pero su corazón sigue latiendo débilmente.

—Deberían llevarla al hospital, de lo contrario no les aseguro que sobreviva —les señalo a sus secuaces, que diligentemente toman su cuerpo. 

La rabia y el odio que me embargaban hace un momento, me abandonan, dejando mi cuerpo extenuado, lentamente arrastro mi cuerpo hacía la salida.

—¿Vas a verla?—pregunta expectante Edwin.

—No, en estos momentos soy la última persona que desea ver —respondo resignado, y aunque me duela admitirlo probablemente le pida a mi padre marcharse del pueblo y esta ocasión soy incapaz de detenerla—, cuídala por mí, si no la encuentras en su casa es probable que haya ido al cementerio a ver a sus padres, solo...—y el nudo en la garganta me impide seguir, tomo un par de respiraciones y cuando percibo que mi voz no se volverá a quebrar continúo—, no la dejes sola, permite que me odie si con ello te permite consolarla, ¿me harías ese favor?.

Edwin no me responde, aunque conozco su respuesta, simplemente se limita a abrazarme, recordándome que no estoy solo.    



***

Finalmente llegó el momento que varías estaban esperando, me estoy poniendo al día con los comentarios que me han dejado en este tiempo de ausencia, gracias a los que se están uniendo, y mucho ánimo a todos los que nos encontramos en cuarentena, a pesar que no nos veamos el internet nos permite estar unidos, así que no pierdan las esperanzas no están solos, como dicen después de la tormenta siempre sale el sol. Intentaré publicar más seguido para ver si consigo distraerlos aunque sea un poco, aunque los siguientes capítulos será un poco más melancólicos  :(

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