Capítulo 41

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Dante

Luego del anuncio de mi padre nos reunimos con el resto de la manada que se encontraba en la arena, quienes comenzaron a expresar sus felicitaciones y buenos deseos. Noto como mi mate se posiciona a mi lado, suavemente tomo su mano y la llevo a mis labios. 

—Gracias —murmuro, pero lo que realmente quiero hacer es gritarle a la audiencia lo mucho que la amo y que agradezco que a pesar de todo aún se mantenga a mi lado, sin embargo me contengo, ya que aquello la avergonzaría enormemente.

Mi pequeña burbuja de felicidad se rompe en el instante en que visualizo al alfa de la manada de Lucerne acercarse, al principio creo que viene directo a mi encuentro hasta que noto que se desvía en dirección hacia Adrián, quien se encuentra a solo un metro de distancia—. Felicitaciones  —lo elogia Ezra—, fue una excelente pelea, dejaste el nombre de la manada bien posicionado.

—Gracias —responde sonrojado—,  alfa ¿ha visto a Ian? —pregunta esperanzado.

Ante la pregunta, Ezra le devuelve una sonrisa maquiavélica—. Vendrá pronto no te preocupes —desde mi ubicación escucho que tienen otro par de intercambios, por un segundo tengo la esperanza de que se olvidaron de nosotros hasta percibo su mirada sobre nosotros, mi lobo comienza a inquietarse, pero antes de que pueda tomar a mi mate y huir del lugar, somos interceptados por mi padre, quien nos arrastra hacia donde se encuentra el alfa.

—¿Te quedarás para el banquete, Ezra? —pregunta.

—Por supuesto, no me lo perdería por nada del mundo —responde mientras le dirige una mirada significativa a mi mate—, nos vemos en la cena Alfa —dice a modo de despedida.

Mientras lo vemos alejarse del lugar, escucho como Anna suelta un suspiro e inmediatamente la atraigo hacía mí, me prometo que la protegeré como de lugar. Lentamente la multitud se va dispersando hasta que prácticamente no queda nadie. 

Reticentemente me despido de mi mate y me dirijo a la mansión para ayudar con los preparativos del banquete, a pesar de que mi madre contrató a un ejercito de personas para dicho cometido siempre me ha obligado a que le preste auxilio, bajo la excusa de que me servirá en el futuro. Apilo un par de mesas y las ubico en el centro del patio, luego bajo a la bodega en busca de sillas y un par de manteles. Cuando mi madre me da la venia de que todo esta perfecto, soy liberado y finalmente me puedo escapar por una ducha. Me visto con un pantalón de tela café, junto a una camisa verde para combinar con los ojos de mi mate, sobre ello me coloco una chaqueta azul, me siento incómodo, pero la formalidad del evento lo amerita, me doy un último vistazo en el espejo y salgo rumbo a la casa de Anna. En el instante en que abre la puerta como usualmente sucede soy encandilado por su belleza, ella me recibe con un vestido verde, lo cual me alegra, ya que logramos combinar en algo. 

Le ofrezco mi brazo—. Estás hermosa —luego me percato de mi error e intento corregirme—, quiero decir no es que antes no fueras hermosa, lo que trato de decir, es que hoy luces mejor que usualmente, no es que en aquellas...¡ah!, mejor no digo nada —comento frustrado mientras siento como mis orejas comienzan arder por la vergüenza.

Anna se ríe de mi incomodidad, simplemente termino por abrazarla. A medida que nos acercamos a la mansión, noto como mi mate se tensa, intento tranquilizarla, pero sé que es inútil. 

La velada pasa sin contratiempos hasta que llega el momento que hemos temido por toda la tarde—. Tenemos una conversación pendiente —menciona Ezra a mi mate.

—No tienes nada que conversar con ella —interrumpo, sé que le prometí que averiguaría que era lo que estaba tramando, solo por ello es que me muerdo la lengua y en contra de todos mis instintos añado—, si tienes algo que decirle será conmigo a su lado.

RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora