Anna
Los minutos se hacen eternos mientras espero a que el alfa me llame a su despecho, intuyo cual es el motivo, y por lo mismo, lo único que deseo en estos momentos es encerrame en mi habitación con un gran bol de helado. Pero un olor a vainilla interrumpe mis ensoñaciones, y es ahí cuando lo veo, caminando por ese estrecho pasillo con ese perfil anguloso y esa mirada de desprecio que siempre reserva para mí, Dante, el hijo del Alfa Elías y futuro alfa de la manada de Lucine.
—Tú...¿qué haces acá? —dice con desagrado.
Bajo la mirada, porque no quiero que se percaté de que es mi mate, y de que mi corazón está latiendo a mil por hora con solo tenerlo cerca—. Vine porque tu padre me mandó a llamar...ayer. fue..
—Tú desastrosa transformación —interrumpe —, lo sé...todo el pueblo sabe, que eres la primera loba en ser incapaz de transformarse en su cumpleaños número diecisiete, ¿no sé que estaba pensando mi padre cuando te aceptó? —dice ofuscado—, será mejor que me marche tengo cosas de alfa que hacer que nunca comprenderás —finaliza de forma petulante.
Y lo veo alejarse del pasillo, mientras proceso que todos conocen mi secreto, y eso reafirma mi decisión, debo marcharme de este lugar, solo espero que el alfa lo acepte. Escucho que abren la puerta, y soy recibida por una amigable sonrisa, probablemente porque se percata de mi cara de ansiedad.
—Te mandé a llamar Anna por lo sucedido ayer, quiero que sepas que a pesar de ser un caso muy inusual, no te debes deprimir, inevitablemente tu loba saldrá a la luz, la puedo sentir dentro de ti—dice el alfa, y me mira esperando mi respuesta.
—Alfa Elías, agradezco sus palabras, pero —no puedo evitar desviar la mirada, y comienzo a observar los innumerables libros que se encuentran en el despacho, en un intento de alargar lo inevitable y darme valor para lo que tengo que decir a continuación—... ¿puedo abandonar el pueblo?
Observo su cara de asombro, creo que no se esperaba dicha petición, pero no encuentro otra salida, desde que llegué al pueblo, siempre me han tratado diferente, solo por haber sido criada por humanos, y desde que mis padres fallecieron hace dos meses, el desprecio ha ido en aumento, ya no solamente son miradas, también empujones, comentarios despectivos.
—Anna—dice mi nombre con un suspiro, y me da una miraba de ternura que inevitablemente me recuerda a mi papá—.Sabes que no puedo permitir que te vayas, tus padres querían que te cuidará, sabes que eres más que bienvenida a hosperdarte en esta casa.
—No—contesto bruscamente—, quiero decir... agradezco el ofrecimiento, pero prefiero seguir viviendo en la casa de mis padres.
—¿Estás segura? —levanta una ceja, porque intuye lo doloroso que debe ser vivir en una casa llena de recuerdos, probablemente piensa que ese es el motivo por el que me quiero marchar.
—Sí —contesto, porque no tengo otra opción, ya que si acepto, es probable que Dante deduzca que soy su mate, y en ese momento donde me pregunto ¿qué haré cuando él cumpla los diecisiete?, lamentablemente deberé seguir intentando escapar antes de que eso ocurra.
—Anna —dice el alfa, sacándome de mis pensamiento—, sé que esto te lo he repetido en incontables ocasiones, pero las puertas de esta casa están abiertas para lo que necesites, como también cuentas con el apoyo de toda la manada, no lo olvides —finaliza con una gran sonrisa.
Y con esa frase abandono el despacho, sabiendo que esas últimas palabras, no son completamente ciertas.
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Redención
Hombres LoboAnna es adoptada y fue criada en el pueblo de Lucine, una localidad de hombres lobos, y teme por el día en que encuentre a su mate, porque tiene la certeza de que será rechazada. Dante es el futuro alfa de la manada de Lucine, y sueña con el día en...