Capítulo 9

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Dante

Hoy se cumplen cuatro días desde que Anna cayó en coma, y como es tradición me dirijo a visitarla. Pero antes de que pueda atravesar el umbral de la puerta principal, mi madre me increpa.

—Dante, en vez de gastar tu tiempo visitando a esa niña, deberías concentrarte en entrenar. Además tu ya la rechazaste, no tienes nada que hacer allá.

—Ya no estoy seguro si fue lo correcto —contesto.

—¡Claro que lo fue!, hijo tu necesitas a una luna que te apoye, y esa niña solo hubiese sido una carga para ti.

Me quedo mudo por sus palabras, y mi madre lo interpreta como si estuviera de acuerdo con lo que acababa de decir, pero en realidad es todo lo contrario, Anna no es una herramienta, y me enerva recordar que pensaba igual que ella. Cuando pienso contestarle, ya había desaparecido.

Me dirijo al hospital, cuando estoy por entrar una simple frase me congela en el marco de la puerta, y no puedo evitar quedarme escuchando.

—Estos días no he podido quitarme de la cabeza, cuando me contaste que me amabas —dice Edwin—. Y me he preguntado, ¿si fue correcto rechazarte?, de lo contrario quizás hoy estarías despierta. Jamás hubieras pensado en huir del pueblo y podría haberte protegido cuando Dante te rechazó. 

Las palabras poco a poco me penetran, y soy incapaz de seguir escuchando, mi cuerpo se llena de dolor, porque muy en el fondo sé que Edwin tiene razón, Anna sería mucho más feliz con un tipo como él que conmigo. Soy un cobarde, me preocupó más mi imagen que por sus sentimientos. Huyo hacia la mansión y subo las escaleras, me encierro en mi habitación, comienzo arrojar todo lo que encuentro, libros, ropa, intento inútilmente liberar la aflicción que siento, poco a poco mi lobo toma el control, él al igual que yo quiere destruir todo a su paso y olvidar que no es digno para estar con ella. Golpean la puerta, es mi madre que pide que abra, pero la ignoró. Finalmente creo que el ruido los desespera porque tiran la entrada, mi padre me inmoviliza y siento un pinchazo, creo que me han inyectado un tranquilizante, ya que al segundo comienzo a ver borroso, y retomo mi forma humana, pero antes de dirigirme al mundo de los sueños, enfoco mi vista en mi madre.

—Ya no la veré más —murmuro.

Cuando despierto a la mañana siguiente, me siento confuso realmente no sé muy bien que hacer, ir a ver a Anna ya no es una opción, pero una nota al lado de la cómoda me da un breve respiro a esa interrogante, y dice: 'Ordena el desastre que dejaste, Mamá.' . Tomo un par de bolsas de basura y comienzo a limpiar, a pesar de que estoy un poco más calmado el dolor aún no desaparece, y el deseo de escapar se acrecienta. Me dirijo al bosque, a un lugar que hace tiempo no visito, las tumbas de Iván y Amelia Beckett.

—Supongo que saben porque estoy acá, les he fallado, no cuide de su hija como debía, y permití que sufriera muchas injusticias —digo, mientras dejo en cada una de sus tumbas un ramo de flores, respiro profundamente y continuo—. Si les soy honesto me siento perdido, Anna es mi mate, lo sé supongo que no están muy felices con ello, quizás podrían hablar con la Diosa Luna, para que le asigne uno mejor, en fin, yo...aprecio mucho a su hija, en este tiempo que ha estado en coma he reflexionado mucho sobre mis actos, simplemente quería disculparme con ustedes, les juro que velaré para que Anna sea feliz, aunque no sea conmigo.

Mientras estoy arrodillados ante ellos, espero por una respuesta, alguna señal, que me reafirme que estoy haciendo lo correcto, pero está no llega, resignado y frustrado vuelvo a la mansión. En la entrada me aproximo a mi padre, sin pensarlo le pido hablar.

—Padre, quería disculparme por el descontrol de mi lobo, no es algo que se espera del hijo Alfa— empiezo—, yo..

—Dante —me interrumpe sonriendo—, es normal perder el control un par de veces cuando se es joven, más si la causa es tu mate. Así que hijo, porque no abres tu corazón a este viejo, y me dices ¿qué es lo que te tiene tan atormentado?

Ante sus palabras no pude evitar sonrojarme, ¿cuándo me volví tan transparente?

—¿Crees que la Diosa Luna se equivoque?, mi mate ha sufrido mucho, y yo nunca hice nada para evitarlo, pero a pesar de todo, no quiero separarme de ella, deseo hacerla reír, confortarla cuando esté triste. Pero, dudo que sea la persona indicada para ella, soy demasiado egoísta y un idiota.

Percibo como mi padre se acerca lentamente, no sé en qué momento terminé bajando mi rostro, y de forma abrupta me abraza.

—Esa chica se va asombrar cuando despierte —murmura, no alcanzo preguntar a qué se refiere, porque inmediatamente agrega—. Dante, si tu corazón desea quedarse con Anna, ¡hazlo!, aunque el camino no va a ser sencillo —dice con una sonrisa pícara.

Con esas palabras en mi mente, corro en dirección del hospital, ya es de noche, necesito verla, y no me importa si no soy la persona que espera. Al llegar, me quedo embelesado mirándola, ¿cómo fui tan ciego?. Pasan las horas y observo como el amanecer se cuela por la ventana, llegó el momento de despedirse, pero antes tengo que confesarle una última cosa.

—Anna, si me estas escuchando, quiero que sepas que jamás me separaré de ti, suceda lo que suceda —me acerco lentamente a su rostro, siento pánico de que no despierte—. Estos últimos días han sido un torbellino de emociones, y no te imaginas lo confundido que estoy con respecto a ti. Por eso necesito que despiertes mi Anna, sé que sonará egoísta y hasta ególatra, pero me haces falta, requiero de tu ayuda para descubrir que es lo que realmente siento. Y si nos merecemos una oportunidad, por eso te pido, te suplico, que despiertes.

Y cómo es costumbre aproximo nuestras frentes, pero esta vez percibo como sus párpados se mueven, y lentamente esas esmeraldas me devuelven la mirada. Mi respiración se atora, lo primero que pasa por mi mente es que se trata de una alucinación producto del cansancio, pero unas gotas que caen por sus mejillas me sacan de mi estupor, y una vez que me aparto me doy cuenta que son mis ojos los que lloran. Le sonrió, aunque ella no parece reconocerme, veo que intenta hablarme, pero no consigo escucharla porque el grito de Juliette nos interrumpe. Lo que menos quiero es apartarme de ella, pero debo dejarla temporalmente para que la revisen. Y noto como otra sucesión de lagrimas me desgarra.


***



Siento la tardanza, gracias por todos los votos, comentarios, y lecturas, me hacen muy feliz, espero que les siga gustando esta loca historia :) 

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