Capítulo 44

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Anna

A la mañana siguiente me reuní con mi mate en el bosque era momento de continuar mi entrenamiento esta vez con miras a mi enfrentamiento con Alberto. 

Lo primero que hacemos es revisar con detenimiento el memorándum que me entregó esta mañana Ramón, donde se detalla las reglas de la segunda prueba—. Lo único que aparece prohibido son las armas de fuego —señala Dante—, será complicado con el arco ya que no tendrás un lugar donde esconderte en la arena —hace una pausa, imagino que en su cabeza está ideando la mejor estrategia para derrotar a Alberto, luego posa su mirada en mí y siento temor por lo que está a punto de decir—, ¿qué tan buena eres con los cuchillos?

Al principio estoy desconcertada con su pregunta hasta que observo como de su mochila extrae un par de cuchillos de palo. Seguido de eso comienza desvestirse, al principio quedo hipnotizada cuando lo observo sin camiseta, Dante parece no percatarse de mi perturbación o lo ignora deliberadamente, pero el instante en que noto que se va a desabrochar el pantalón salgo de mi estupor y me giro completamente sonrojada, intento relajarme pero mi corazón continua resonando desaforadamente. Escucho el roce de la tela, ¿debería mirar?, solo un pequeño vistazo, es mi mate no estaría haciendo nada ilegal, cuando finalmente logro el valor para voltear oigo el característico ruido de huesos resquebrajándose y decido esperar hasta que se complete la transformación. Siento una suave lamida en mi cara indicándome que me la gire, soy recibida por el lobo de Dante, su pelaje blanco me invita a hundir los dedos en él, mi mate adivinando mis intenciones se acerca se frota contra mí y rodamos por el suelo. Luego de un momento de juego retomamos el entrenamiento, por lo que pude deducir mi mate desea que lo ataque, emulando lo que será mi pelea con Alberto, sin advertencia se abalanza sobre mí, consigo esquivarlo, sin embargo consigue tomarme por el dobladillo del pantalón y me lanza contra el suelo, al principio estoy asustada por el impacto, sin embargo Dante frena en el último segundo, supongo que perdí. Seguimos realizando el mismo ejercicio sin conseguir derribarlo ni una sola vez. Nos reunimos a la mañana siguiente, pero a pesar de mis esfuerzos el avance es mínimo. 

Al tercer día estoy convencida de que perderé, quizás es lo mejor, tal vez como dice el concejo nunca fui digna, pero antes que pueda verbalizar mis lúgubres pensamientos Dante me interrumpe—. Te traje estás cuchillas para el enfrentamiento, pruébalas —comenta, al tenerlas en mis manos noto inmediatamente lo cómodas y livianas que son en comparación con las que he practicado, estas se ajustan perfectamente a mi mano, realizo un par de movimientos y me percato lo rápida que me he vuelto no puedo evitar soltar un leve sonrisa, quizás exista una pequeña posibilidad, sin embargo por pequeña que sea debo advertirle, pero nuevamente no consigo hablar, Dante está emocionado sacando herramientas de la mochila, me entrega un cinturón donde puedo enganchar los cuchillos, luego de eso extrae lo que parece ser una pistola cuando estoy a punto de comentarle que están prohibidas añade—, es anestésica contiene una sustancia que dormirá  a un lobo en tres minutos, fue autorizada por el concejo, así que puedes usarla con tranquilidad —dice con una sonrisa en su rostro, me siento culpable por tener que borrarla.

—Dante, yo...—siento que se me seca la garganta por lo que tengo que decir—... si llegase a perder, no renuncies a tu derecho de sucesión.

—Anna lo siento, pero me niego a cumplir dicha petición. Te prometí que siempre estaría a tu lado sin importar qué, si debo marcharme de la manada para seguir juntos definitivamente lo haré, siempre podemos pedirle refugio a nuestro amigo Ezra, o quizás...—mi mate hace una pausa como si estuviera meditando sus siguiente palabras, siento curiosidad por lo que esta a punto de decir—...podemos ir en busca de tu padre. Tengo la impresión por la carta de tu madre que Nicolás estaría encantado de conocerte.

Cuando lo menciona mi corazón se estremece de solo pensarlo, ¿realmente me querrá conocer?, actualmente es el líder de una fracción de los cazadores, tal vez no sea conveniente irrumpir en su vida. 

—Es hora de irnos —anuncia Dante, cuando reviso mi reloj me percato que quedan solo unas pocas horas para mi enfrentamiento con Alberto.

Nos dirigimos a la arena mientras caminamos Dante aprovecha de darme un par de consejos, pero todos se resumen en uno, cuidado con sus dientes. Al llegar al lugar nos topamos con Alberto quien me dirige una mirada desdeñosa. Pasan los segundos y finalmente llegan los miembros de concejo, lo primero que hacen es revisar cada una de mis armas cuando están conformes me indican que debo ingresar a la arena. Mi mate me da un beso en la frente a modo de despedida y me dirijo al centro de la arena.

—Estamos hoy reunidos para realización de segunda prueba que este concejo a encomendado para demostrar su valía como nuestra futura luna, el primero que se rinda o caiga inconsciente perderá la batalla, ¿entendido? —explica Jacob.

—Sí —respondimos en unísono Alberto y yo.

Mientras escucho que Alberto comienza el proceso de transformación me encamino lo más rápido que puedo hacía al otro extremo y preparo mi arco. Cuando observo a su lobo ponerse de pie inicio mi ataque lanzando una flecha tras otra, es complicado de acertarle mientras trota en mi dirección, sin embargo consigo realizarle una herida en la pierna. Intento alejarme de él, pero no consigo llegar muy lejos, él toma mi arco entre sus fauces y lo rompe de un solo mordisco. Lentamente se acerca hacía mi, suelta un rugido estremecedor, sus patas se hunden en la arena a medida que avanza, desprendo uno de los cuchillos de mi cinturón, preparándome para la embestida. Alberto me toma del dobladillo de mi pantalón, en ese momento pienso que hubiese sido mejor usar un vestido, pero mi oponente no me da tiempo para disfrutar de esa broma interna, porque me azota contra las paredes del coliseo. El dolor se propaga a través de mi cuerpo, siento como el aire abandona mi organismo, noto como pequeños puntitos comienzan aparecer en mi campo de visión, sin embargo intento recuperarme y dado que lo tengo cerca, introduzco mi cuchillo en su lomo, escucho que gime de dolor, termina por soltarme. Aprovecho ese momento para sacar la pistola anestésica, le disparo el dardo en el sector del cuello, observo como intenta quitárselo sin éxito, noto como se tambalea lentamente y me percato en el instante en que comprende que lo he drogado, porque me devuelve una mirada llena de furia. Instintivamente intento sacar una flecha, cuando recuerdo que mi arco fue completamente destrozado y simplemente me limito a correr, pero me percato que no fui lo suficientemente rápida en el instante en que siento como sus dientes se sumergen en mi pierna, suelto un grito de dolor, intento soltarme, pero solo consigo que profundice la mordida, intento utilizar uno de mis cuchillos, sin embargo no lo consigo ya que termina azotándome contra el suelo. Comienzo a sentirme mareada por el impacto, son tres minutos, debo resistir, me repito, mientras impacto una y otra vez, finalmente siento que me lanzan por lo aire, intento enfocar mi vista y observo sus fauces que se abren como si de un tiburón se tratase, cuando caigo son recibida por sus dientes que comienzan a mordisquear mi torso, a lo lejos escucho a Dante gritar mi nombre. Siento el sabor de la sangre en mi labios, tomo una flecha de mi carcaj y en un intento desesperado la introduzco en su mejilla, no estoy segura si fue esa última acción fue efectiva, solo sé que en el instante en que lo herí se desplomo inmediatamente, sin embargo aún me encuentro atrapada entre sus fauces, intento abrir su boca, cuando lo consigo me arrastro a través de sus dientes y noto como la sangre sale a borbotones desde mi costado, poso mi vista hacia el publico intentando buscar a mi mate, observo que la persona mueven sus manos, sin embargo no logro escuchar nada solo un pito que se repite infinitamente en mi cabeza, mi vista comienza nublarse, me tambaleo lentamente, hacia una sombra que creo que es Jacob, cuando estoy por llegar siento el olor de mi mate quien llega mi encuentro.

—¿Gané? —balbuceo, necesito que alguien me lo confirme, temo que si volteo termine por desmayarme.

Observo que mi mate mueve sus labios, pero no lo consigo escucharlo, quiero decirle que lo repita, pero noto que alguien levanta mi mano derecha declarando mi victoria, luego de eso percibo que alguien me toma la mano, el olor a vainilla de Dante me inunda, quiero decirle que estoy bien que no debe preocuparse, sin embargo cuando me giro todo se vuelve negro y me derrumbo en sus brazos.


***

Siento la tardanza pero la nación del teletrabajo ataco hubo días en que solo quería dormir :P y tampoco estaba muy inspirada para escribir, espero les haya gustado el capítulo, y se haya entendido la parte de la batalla :S. Aún no me pongo al día con los comentarios T_T, ya hemos alcanzado las 302K vistas :O, gracias por su apoyo.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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