Capítulo 21

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Dante

Luego de la partida de Edwin permanecemos un par de minutos abrazados hasta que recuerdo que Anna tiene una importante cita en el hospital, así que con desgana nos separamos. Ya en el hospital la dejo en la sala de rehabilitación o creo que así se llama, observo por la ventana como deja sus muletas a un costado y comienza a caminar por una barra vertical, vislumbro su sonrisa a la distancia, luego se dirige a otra sección de la habitación donde sube y baja unos escalones que simulan ser una escalera. Así pasan los minutos mientras la veo pasar por diferentes artefactos, no me canso de contemplarla, de imaginar que está pasando por esa cabeza, ¿estaré en sus pensamientos?, ¿es feliz?, a medida que divago entre mis pensamientos observo una imagen que me hiela el corazón, mi hermosa mate se lanza sobre los brazos de Diego, intento calmar a mi lobo asegurándole que aquel gesto debe tener una explicación razonable, creo que su kinesiólogo se percata de mi férrea mirada porque lentamente suelta a Anna. Paulatinamente los deseos de irrumpir en la sala se van calmando a medida que se acercan a la salida—.¡Dante tengo algo increíble que contarte! —dice mi mate ignorante de la catástrofe que estuvo a punto de provocar, sin embargo soy incapaz de recriminarle al contemplar lo feliz que está—. Me dieron de alta, ya no necesito utilizar las muletas, aunque debo venir en un par de semanas para que me hagan un control, y....y...después de eso puedo empezar entrenar contigo —comenta esto último atropelladamente de lo emocionada se encuentra. Luego de despedirnos de Diego convenzo a mi luna que nos dirijamos a la única cafetería de pueblo, al entrar nos recibe el dueño, un señor regordete de unos cincuenta años humanos, porque años lobunos creo que tiene más de doscientos la última vez que le pregunté.

—Mi pequeña Anna, dime qué no estoy soñando —dice el señor Thomas, mientras secuestra a mi mate en un afectuoso abrazo—. Veo que viene muy bien acompañada, pero que grosero de mi parte no saludarlo como corresponde joven Dante.

Le devuelvo el saludo estrechando su mano, lentamente me aparto dándole espacio para que se pongan al día, al parecer es primera vez que se reencuentran desde que Anna quedó en coma, recuerdo las veces que la veía en el fondo cerca de las cocinas, creo que nunca fui atendida por ella, pero siendo sincero, nunca me di el trabajo de acercarme desde que se mudó al pueblo, debido a que podía afectar mi reputación, ¿qué idiota fui?, si hubiese sido más valiente quizás ahora nuestra relación sería más profunda y no estaría con esta inseguridad que me consume cada segundo, una mirada, una palabra en falso, y todo se podría derrumbar, y cómo si evocara la fatalidad, siento la presencia de una de las tantas secuaces de Christina, Charlotte, ¡Maldita mi suerte!.

—Dante, qué sorpresa que nos encontremos por aquí, sería posible que habláramos un momento 'a solas'—haciendo alusión a Anna que aún continúa hablando animadamente con el señor Thomas, así que sigilosamente me aparto de ellos—. Veo que vas en serio con esa omega —pronuncia eso último despectivamente, como si fuera inverosímil que decidiera preferir Anna por sobre Christina, cuando la realidad es que nunca tuvimos una relación formal, simplemente se limitaban a unos encuentros casuales, y ocasionalmente fue mi acompañante en algunas de las fiestas de la manada, por lo que me costaba concebir el despecho que estaba profesando su secuaz, pero al mismo tiempo me preocupaba que aquel resentimiento salpicara en mi actual relación.  

Permití que mi lobo saliera levemente a la superficie lo suficiente para conseguir intimidarla, noté como las pulsaciones de Charlotte se dispararon, en estos momentos se debe estar arrepintiendo de sus palabras, pero aquello carece de importancia, ya que nuestra mate podría sufrir por su culpa—. Escúchame cuidadosamente, si tú o Christina intentan cualquier cosa que provoque que mi mate suelte aunque sea una pequeña lágrima, considérense muertas, así que ¡sí!, voy en serio con esa omega —contesto, mientras percibo su miedo que inunda la atmósfera .

Charlotte traga sonoramente—. Te aconsejo que atesores estos adorables momentos con tú mate, porque cuando se levante el castigo del alfa, ten por seguro que Christina no se sentirá intimidada por tus amenazas —pronuncia con la voz temblorosa.

Antes de que sea capaz de contestarle, se aleja rápidamente del lugar, por lo decido volver en compañía de mi mate mientras me acerco escucho retazos de su conversación. 

—¿Cuándo te tendré de vuelta? —le pregunta el señor Thomas.

—Mañana, si me permite venir solo por un par de horas, Diego mencionó que aún debía ser cautelosa al retomar mis rutinas.

Thomas se ríe por la respuesta de mi mate—. Por supuesto que puedo permitirte venir por un par de horas, lo que sea necesario para no entorpecer tu recuperación, se te extraña mucho por estos lares, especialmente Christopher que se la pasa suspirando por tu ausencia—. dice esto último con una malintencionada mirada, al parecer no ha pasado desapercibida del todo mi ausencia. Por otra parte, mi mate se remueve incómoda ante la alusión de ese chico, y mi lobo inmediatamente se retuerce de furia.

—¿Nos sentamos? —sugiere Anna rompiendo el incómodo silencio y yo simplemente asiento.

—¡Espera! —dice Thomas, siento cómo mi corazón se detiene, ¿habrá escuchado algo de mi conversación?, los segundos me parecen eternos mientras espero lo que tiene que decir—, pidan lo que gusten la casa invita. —y mi cuerpo instantáneamente se relaja.

Finalmente nos ubicamos en una de las salas más apartadas del restaurante con el objetivo de tener un poco más de intimidad, Anna rebosa de alegría al parecer extrañaba el lugar, me recrimino mentalmente no haberla traído antes, desconocía lo importante que era este lugar para ella, otro recordatorio de lo poco que la conozco.

Nuestros dedos se rozan mientras intentamos tomar la carta, ambos nos reímos por lo divertido de la situación, siempre me ha causado gracia su nombre, y cómo si leyera mis pensamientos Anna dice—, el dueño pensó que sería gracioso el nombre dado que Lucine se compone principalmente de hombre lobos, y detestamos ese sobrenombre, ¿has decido que vas a pedir? te puedo recomendar el pastel del fresa o quizás una malteada de chocolate, si no quieres algo tan dulce, también tenemos pie de limón...

A medida que divaga entre las distintas opciones de la carta una idea se instala en mi cabeza se ve tan tierna e inmediatamente noto que inconscientemente estoy sonriendo, pero cómo si mi mente no quisiera darme tregua otra serie de nefastos pensamientos invaden mi mente cuando rememoro las palabras pronunciadas por Charlotte y me prometo una vez más que no permitiré que nadie entristezca a mi mate, aunque para conseguirlo implique que deba a alejarme de ella.

—Creo que pediré un helado de vainilla, ¿y tú? —pregunta expectante. 

Cuando estoy a punto de responder, somos interrumpidos—. Bienvenidos a Pulgoso, soy Christopher y seré su mesero, ¿han decidido su orden? —pregunta con una amigable sonrisa hacía mi mate, noto sus sonrojadas mejillas, aquello gatilla que mi lobo quiera reclamar la sangre del intruso.



***



Les aviso que voy a participar en los wattys para que no se asusten si les llegan varias notificaciones por capítulos antiguos, ya que antes de enviar el formulario quiero realizar una revisión general, no cambiaré nada de la historia, solo revisaré que no se me haya pasado ningún error de tipeo u ortográfico,etc :). Por otra parte, ya pasamos los 50K  muchas gracias a los que aún siguen leyendo :P  y los que se han unido en esta loca historia, leo todos sus comentarios y los he intentado contestar todos.

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