Capítulo 30

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Anna

Mientras camino en dirección a la escuela, me repito en cada pisada que todo estará bien, que soy capaz de enfrentarla. Pero mi resolución decae cuando observo la imponente estructura, aquellos pilares que por muchos años fueron testigos de mis lágrimas, por un instante me detengo no estoy obligada a asistir, siempre puedo decir que amanecí enferma, Dante puede ayudarme con ello, sin embargo desecho la idea no puedo continuar siendo una cobarde. Continuo mi peregrinación y a lo lejos lo diviso, a medida que me acerco me permito estudiar sus facciones, noto como su ceño se frunce, y sus ojeras se han intensificado al paso de los días. Cada vez estoy más segura de que algo le atormenta, pero a pesar de tener la certeza soy incapaz de preguntar, temo que me evada y confirme mi mayor temor, ya que a pesar de sus palabras aún sé que no confía totalmente en mí, será porque a pesar de entrenar todos los días sigo necesitando de su apoyo, más ahora que ha retornado Christina, mi cuerpo tiembla de solo pensar en verla si quiera de lejos. Finalmente me encuentro con Ed y Dante, quienes antes que pueda pronunciar una palabra ya tienen una plan completamente elaborado para evitar el temido encuentro.
—¿De verdad quieren que use el baño de discapacitados? —pregunto sorprendida, es decir, si llegasen a intentar algo con simple grito podrían ir en mí auxilio.
—Por favor —pronuncia Dante suplicante.

Intento replicar pero termino cayendo bajos sus encantos cuando su mano se posa suavemente sobre la mía, sé que ya no existe vuelta atrás. Caminamos por el pasillo en dirección a la sala de clase, poso mi cabello sobre su hombro, procuro ignorar las inquisitivas miradas las cuales se han vuelto habituales desde que regrese al instituto, pero que hoy me atormentan más que de costumbre. Bruscamente Dante suelta mi mano y me toma por el hombro envolviéndome en un tierno abrazo probablemente percibiendo mi incomodidad  a través de vínculo,  y de esta forma continuamos hacía nuestro destino.

Como era de esperar me es imposible concentrarme en las clases, a la distancia de tres pupitres se encuentra ella, intento no mirarla, sin embargo mis ojos inconscientemente se dirigen cada cierto tiempo hacía allí. Soy testigo de como Dante recibe papel el cual arruga al instante, intento tranquilizarlo con mi toque, pero es inútil ni yo consigo calmarme. A pesar de la tensión, la tarde continúa sin contratiempos, quizás estoy exagerando, y simplemente Christina al igual que a mí no quiere más problemas, además mientras almorzaba, todos en la cafetería fuimos testigos de como presentaba a su nueva conquista Alberto, uno de los Delta que participarán en torneo, pero a diferencia de ella yo estoy completamente convencida que Dante ganará.
Finalmente las clases han concluido, y ahora debo dirigirme al restaurante nuevamente bajo la escolta de mi mate.
—Después de tu turno, ¿quieres ir a cenar a mi casa? —pregunta inseguro, ¿dónde quedó ese Dante egocéntrico y hiper seguro?, ¿qué es lo que te preocupa?
Al parecer mis divagaciones lo preocuparon más de lo debido, porque lo observo como comienza a jugar con su cabello—. Iré —contesto antes que le dé una apoplejía.

Mientras atiendo las mesas, no puedo evitar saltar cada vez que suena la campanilla, así pasan los minutos hasta que me convenzo que no vendrá, lo cual me alivia de cierta forma, observo a Dante ubicado en el fondo con una expresión atormentada, lentamente me acerco, me siento junto a él, reúno el escaso valor que poseo y pronuncio—. No es necesario que te preocupes por Christina, soy más fuerte que hace un mes —aunque internamente no me sienta de esa manera, pero trato de que no se percate mi engaño—, desde mañana no es necesario que me escolten —percibo como su cuerpo se tensa ante mis palabras—, no me esconderé más, seré la siguiente luna debo...tengo...quiero que el instituto comprenda que no soy una damisela en apuros —mis ojos se fijan esos ojos azules, al parecer a su lobo no le agrada la idea—, por favor necesito que confíes en mí —susurro en modo de suplica.

Soy testigo de su lucha, sin embargo cuando unos ojos achocolatados me devuelven la mirada confirmo que aceptará mi petición. Una vez finalizado mi turno en el Pulgoso nos dirigimos a la mansión del alfa, al entrar somos recibidos por luna de la manada, quién me acapara con un caluroso abrazo, me permito disfrutar del momento e imaginar que es mi madre quién me abraza, pero inmediatamente me arrepiento porque termino con un vació en mi corazón una vez la ilusión se rompe. Aparentemente ya nos estaban esperando, debido a que inmediatamente somos guiados al comedor donde la cena no tarda en ser servida. Cuando estoy por finalizar mi flan de vainilla, Dante nos sorprende con una extraña petición.

—Padre, ¿podemos utilizar tu estudio?, tenemos un trabajo que entregar para mañana y estoy seguro que allí hallaré el libro que necesito para finalizarla.

Elías tarda unos segundos en contestar, probablemente tratando de analizar la veracidad de las palabras de mi mate, yo por mi parte, intento mantener una expresión lo más neutral posible ante tal evidente engaño—. Seguro, solo no desordenes los papeles que están en el escritorio.

Al oía aquello, Dante toma desesperadamente mi mano, alertando a lo presentes de la absurda mentira, en un minuto pienso que el Alfa se va arrepentir en el instante en que percibo su intensa mirada, sin embargo no nos detiene saliendo sin contratiempos de la habitación. 

Una vez dentro del estudio no puedo evitar preguntar lo evidente—. ¿Qué hacemos acá?

—No tenemos mucho tiempo, es claro que mi padre no me creyó, pero estoy seguro que nos dará unos minutos para investigar —Dante se percata de que aún continuo pérdida—. En está habitación se guardan los registros de todas las manadas, y cazadores. Aquello incluye a tus padres.

—Dante quizás no sea bueno remover el pasado —pronuncio.

—Anna —me interrumpe, mientras me sostiene entre sus brazos—, es preferible que nosotros nos enteremos de quienes son antes que alguien más lo haga y la verdad nos exploté en la cara. 

Suspiro resignada, carezco de argumentos con cual debatirle, así que nos dividimos los estantes de libros dándole prioridad a aquellos que guardan información sobre los cazadores. Comienzo por leer sobre las últimas revueltas al parecer no son tan unidos como creí, por lo que señalaba el texto, cada clan es independiente, cada una tiene sus propias leyes, sin embargo cada diez años realizan un torneo donde eligen al cazador más fuerte, el cual ante alguna crisis podrá convocar a cada una de los clanes y dirigirlas hacia la batalla. Paso a la siguiente página donde aparecen los participantes del último encuentro, mi espada se estremece, avanzo desesperada, tiene que existir un error, busco nuevamente su nombre, sin embargo al notar que el último registro es solo de hace tres meses atrás, siento como si mi alma abandonará mi cuerpo.

—Anna —susurra temeroso Dante, quién me saca de mi estupor. Al toparme con sus ojos, observo que no tiene buenas noticias que entregarme, por favor no más—,  te prometí que no te guardaría más secretos, te prometí que te protegería, que serías feliz independiente si no era conmigo —mientras escucho cada una de sus palabras, noto como mi mano comienza a temblar—, pero a pesar de todas mis intensiones, te he escondido algo —susurra, y poco a poco mi respiración comienza a acelerarse—, solo espero que me perdones, simplemente soy un cobarde.

Pretendiendo silenciar mi hiperventilación termino por botar el libro, el cual cae estrepitosamente interrumpiéndolo, trato contener la tormenta que se arremolina en mi interior, pero es imposible—. Dante —pronuncio deseando que mi voz deje de temblar—, ¿la información que se encuentra en estos textos es fidedigna?

Al principio parece desconcertado por mi pregunta, finalmente suelta un suspiro que me transmite resignación—. Sí,  no es algo muy loable de comentar, pero entre las manadas nos compartimos la información que recogen nuestros espías —ante esa respuesta, mi última esperanza se esfuma, y las lágrimas se agolpan. Unos tiernos brazos me envuelven, intento tranquilizarme, sin embargo ya imposible, desearía no saber, por qué tuve que...ya no puedo continuar engañándome, ya no tengo cabida en esta manada. 

—Dante no soy simplemente una híbrida, mi padre biológico es el actual líder de uno de los clanes de cazadores —murmuro.



***

Feliz año nuevo, he visto que se han unido más personas a las lecturas, muchas gracias por darle una oportunidad. Vi que varias contestaron la pregunta del capítulo anterior, gracias por sus comentarios, temía que me estuviera dando muchas vuelta :), me ha ayudado bastante a retomar el rumbo.

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