Anna
Luego de esa extravagante bienvenida, la cena transcurrió de forma bastante armónica, mi momento favorito fue cuando cuando la luna mencionó que Dante de pequeño le temía a los perros, lo cual era irónico, dado que es un tremendo lobo feroz, fue inevitable reírme en su cara, provocando que mi guapo mate se sonrojara, definitivamente él no lo estaba pasando muy bien. Jamás pensé que extrañaría esos momentos, donde mis padres terminaban contando mis más vergonzosos momentos a Edwin, e inevitablemente me veo envuelta en un estado de animo sombrío, pero este no perdura por mucho tiempo, ya que siento el leve roce de Dante, quien con ese simple gesto aleja esos grises pensamientos.
La cena finaliza, pero antes de marchar los padres de mi mate me hacen prometerle que vendré de visita, y no puedo evitar conmoverme con las palabras del alfa indicando que este lugar también es mi hogar. Mientras caminamos, las palabras de Dante siguen resonando en mi cabeza intentando darle forma, pero fallando estrepitosamente. Me debato internamente de si debo o no preguntarle, o esperar a que él retome el tema, así continuo en esa discusión, hasta que consigo divisar mi casa, y me percato que he perdido mi oportunidad.
—Anna, pregunta —dice mi mate bajo una falsa fachada de tranquilidad, porque noto como sus manos tiemblan, y cuando lo toco, mis deducciones son confirmadas. Tal como a sucedido en ocaciones una fuerza me impulsa a abrazarlo, no sé si será producto de la conexión de mates o algo más, en este momento no quiero analizarlo, solo me dejo llevar.
Pasan los segundos, y decido que es momento de preguntar una de las cosas me intrigan—¿Qué sucedió con tus padres y el consejo?
Mi mate sonríe aliviado, al parecer él también quiere alargar un poco más el momento—. La historia de mis padres, no es muy distinta a la nuestra, salvo que ella provenía de otra manada, y al igual que tú era una omega. En esa ocasión el consejo no recibió con buenos ojos dicha unión, por lo que se le exigió al alfa que probara su valía, bajo la excusa de si eran los reales deseos de la Diosa, aprobaría fácilmente cualquier prueba que se le impusiera.
—Como dijo tu madre es probable te soliciten lo mismo.
—Es probable —contesta—, pero no es algo por lo que debas preocuparte, la prueba que le encomendaron era muy sencilla, consistió simplemente en internarse en el bosque y capturar un ciervo, sin utilizar su lado lobuno.
Escuchar esto último me alivia un poco, pero a pesar de ello, no puedo evitar sentirme culpable, por someterlo a tantas molestias por mi causa, eso me deprime, no valgo la pega tanto esfuerzo, ¿cuánto tiempo tardará en percatarse de ello?. Estando frente a la puerta de mi casa, me recuerda que ya no puedo alargar más el momento.
Así que respiro profundamente—, Dante ¿qué era lo que me ibas a contar en tu habitación? —observo como el rostro de mi mate palidece, me arrepiento inmediatamente haber preguntando, ¿qué puede ser tan terrible para que lo tenga así de angustiado? , intento rememorar lo que sucedió el día del ataque, hasta que recuerdo un detalle que hace que todas las piezas calcen—, mencionaste que cuando estabas en la sala de espera del hospital, quisiste volver a ser el mismo de antes, la persona despreocupa de siempre —mi mate no contesta, solo se limita a asentir, percibo como que sus hermosos ojos cafés actualmente carecen de su brillo habitual—, Dante en ese momento me habías rechazado, entiendo que en ese instante estaba grave en el hospital, pero Juliette me contó que pasaste varias noches cuidándome después de ese día.
—Anna —me interrumpe—, lo que hice fue horrible, es verdad que te había rechazado, pero fui un sinvergüenza, a pesar de nuestras diferencias tú fuiste herida por mi causa, lo mínimo que debía hacer era velar por ti, y te abandoné en el momento en que más necesitadas, no te merezco, fui un necio, entendería si quisieras alejarte de mí, abandonar este pueblo, te prometí cuando estabas en esa cama de hospital haría todo lo posible para que fueras feliz aunque no se sea mi lado, yo... ¿de verdad no me odias? —pregunta esto último con un dejo de esperanza en su voz.
—Dante —tomo su rostro entre mis manos, para que preste atención a lo que tengo que decir a continuación—, el que te dirigieras a una fiesta de celebración por la victoria, no es algo grave, lo que quiero decir, me hubiese gustado que estuvieras conmigo, especialmente en el instante que caí en coma, pero ciertos hábitos no pueden ser modificados tan radicalmente, además es tradición de la manada celebrar las victorias después de una batalla, ayuda a levantar la moral de quienes pelearon, a pesar de que esas fiestas tengan fama de que los que asisten terminen en un estado bastante deplorable, y en ese momento eras el siguiente alfa, era tu deber estar allí. No es necesario que te sigas atormentando por algo que sucedió hace mucho. Así que contestando a tu pregunta, no te odio, cómo podría, eres una persona completamente diferente a la persona que me rechazo hace un mes.
Mi mate me observa desconcertado, al parecer lo he sorprendido con mis argumentos, le sonrió en un intento de convencerlo de mis palabras, él se me queda mirando fijamente, lentamente se acerca, me besa, y al igual que el último, este me transmite desesperación, lo cual es extraño porque le acabo de mencionar que no existía razón para que se angustiara, ¿me habré equivocado en mis deducciones?, finalmente me despido de Dante, pero soy incapaz de liberarme esos tormentosos pensamientos.
***
Espero no se sientan decepcionados por el capítulo :) es algo corto, adicionalmente les doy la bienvenida a los nuevos seguidores, y que han agregado está historia en sus lecturas. Sigan comentando, me encanta leerlos.
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Redención
WerewolfAnna es adoptada y fue criada en el pueblo de Lucine, una localidad de hombres lobos, y teme por el día en que encuentre a su mate, porque tiene la certeza de que será rechazada. Dante es el futuro alfa de la manada de Lucine, y sueña con el día en...