More than Love

5. Truly, madly, deeply

Habían pasado trece días.

Trece. Torturantes. Días.

¡Y faltaban cuatro minutos para que se cumplan dos semanas!

Ni una llamada. Ningún mensaje. Ninguna señal de vida.

Nada.

Era como si no tuviéramos nada.

Mamá me había preguntado qué hacía aquí... Tuve que decirle que Harry estaba de viaje y no quería estar sola en la otra casa.

Al menos yo lo estaba llevando bien. No he vuelto a bajonearme. De hecho, estuve organizándome para ver algunos pedidos de Sherri, PINK, u otras marcas que lanzarían nuevos productos y querían que los modelara. 

Pero por mientras, estoy realmente aburrida. Aún no hay desfiles, no hay campañas, ni nuevas revistas, o fotos. Mi día se limita a Gimnasio y Netflix.

Ah, pero cuando debo viajar y practicar para un desfile, me ando quejando.

—¡Sophia! —escucho el grito de Michael, avanzando a mi habitación.

Giro la cabeza a la puerta que se encontraba entreabierta.

Mi hermano entra a mi cuarto, con jeans y una camisa blanca.

—¿Qué? —suelto algo adormilada. Era casi media noche.

—Iré a una fiesta. Tal vez me quede a dormir luego donde un amigo... —avisa, asomando su cabeza por el marco de la puerta.

—¿Quedarte a dormir donde un amigo? Esa ya me la sé yo. Te recuerdo que he tenido tu edad, mocoso. —río cómplice.

—De verdad, ¿Qué crees? ¿Que voy a acostarme con la primera chica que vea? —dice fingiendo un tono ofendido.

—Ah no sé, ¿Y Alessandra? —pregunto, frunciendo el ceño.

—¿Quién? —cuestiona, imitando mis gestos.

—La chica con la que fuiste al cine hace unas semanas. —contesto obvia.

—¡Oh! La chica del parque... besaba bien, pero nah ahí quedó... —hace un ademán con la mano, sin darle importancia.

«Santo Dios»

Mi cara estaba perpleja. —Bueno, entonces... ve a la fiesta y consíguete otra víctima. La vida es una hermanito. —animo rendida, sentándome sobre el colchón.

—¿Sabes que es deprimente? —dice, apoyándose contra la pared. —Que tu hermano menor vaya a fiestas y tú, una modelo, con dinero, novia de Harry Styles, estés en tu cama un viernes por la noche. —suelta cruzándose de brazos. Él aprovecha para mirar su reloj. —De hecho, ya es sábado. Así que me voy. Si mis papás preguntan, inventales algo.

Ruedo los ojos. —Claro.

—Deberías llamar a Harry. Pregúntale cómo está. No le digas para hablar, sólo dile: "Hola, ¿qué tal?" Demuéstrale que te preocupa, pero no lo presiones. —aconseja, caminando hacia mí.

Michael deja un beso en mi frente para después despeinar mi cabello con su mano.

—¡Cuidate, niño! —pido, viéndolo desaparecer de mi habitación.

—¡No prometo nada! —oigo su canturreo a lo lejos.

Niego con la cabeza y me acomodo en mi lugar.

¿Debería escribirle? Harry seguro está durmiendo...

«A la mierda»

Tomo mi celular sobre la mesita de noche de a mi lado y lo desbloqueo. Ingreso a mensajes de texto y busco su nombre.