More than Love

32. Heart Attack

Jodida mierda con la luz en mis ojos.

¿Quién carajos no me deja dormir?

—¿Sophia? —una voz masculina se escucha a la distancia.

«Ya va, señor, que parece que su voz está dando vueltas en mi cabeza»

—¿Sophia me escuchas? —la misma voz hace un eco en mi cerebro.

«Mierda, me duele hasta el alma»

Sin esperarlo, algo suave toca mi párpado derecho, levantándolo.

«Eh, eh, ¿Qué es ese atrevimiento, macho?»

Una luz blanca muy brillante hace que cierre mi ojo de nuevo. ¿Qué está pasando?

—Reaccionó. —oigo.

«¿Yo reaccioné? ¿A qué? ¿A que me querían sacar el ojo? Obvio, mami»

Quiero abrir los ojos, pero no puedo, me siento muy cansada y sin fuerzas. ¿Por qué me duele la frente?

Me doy cuenta que tengo algo pequeño dentro de mi nariz enviando un aire frío por mis fosas nasales. ¿Qué tenía ahí?

—Parece que la luz le molesta, baja un poco el brillo. —la misma voz masculina ordena a otra persona.

A los segundos, la iluminación del lugar donde sea que esté empieza a volverse un amarillo suave, permitiéndome abrir despacio los ojos.

—¿Podrías decirme tu nombre completo?

«¿Esto es como un interrogatorio? Siento que me han secuestrado»

—Sophia... —respondo arrastrando las letras en un tono seco. La garganta me dolía. —Sophia Ev- Styles. —corrijo.

—Muy bien, Sophia. Soy el doctor Aguilar, estás en el hospital Red Cross, tuviste un accidente y llegaste de emergencias aquí.

«¿Qué jodido accidente?»

—Dejaremos pasar a una persona muy cercana tuya, ¿Sí? Quiero que me digas quién es él. —el tal Aguilar habla.

Escucho unos pasos seguido de una puerta cerrarse. Quiero moverme para ver quién es, pero no encuentro las fuerzas.

—Preciosa, ¿Me oyes? ¿Puedes abrir tus ojos para mí, cariño?

«Harry»

«Vamos, pendeja. Mueve algo, tus manos, pies, cejas. Saca la lengua, pero hazle una seña»

Un leve pitido en mi oído me hace fruncir el ceño, el cual de inmediato lo elimino por el dolor en mi frente.

Separo levemente mis párpados, y al notar que ya no hay más luz molestandome, los abro un poco más.

Se veía muy borroso, es como si hubiera dormido tres años y las legañas estuvieran pegadas en mis pestañas

—Eso es, ¿Puedes verme, Sophia? —la otra voz masculina del doctor se escucha a mi izquierda.

Intento voltear la cabeza, pero cuando lo quiero hacer, un dolor punzante y algo suave, pero fijo en mi cuello me lo impide.

—No podrás mover tu cuello por un tiempo, tienes un collarín por el accidente.

«¿De qué jodido accidente están hablando?»

«Quiero que me quiten esta cosa de mi nariz. Me hace cosquillas y molesta»

Giro mis ojos a los pies de dónde estoy recostada, y a la derecha, tras del doctor, puedo ver a Harry. Por supuesto que era Harry, aunque se vea borroso, ese porte y facciones no se comparan.