24. Dr. Styles

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Y aquí estaba Soph. Echada sobre las sábanas, a mi lado, en ropa interior. Acurrucada contra mi pecho.

Sí, pero no de la buena manera. Ella estaba así porque ardía en fiebre y no podía tomar ningún jodido medicamento por el embarazo.

—Soph, déjame ponerte la toalla. —insisto una vez más, impulsandome sobre mi espalda para tomar la toalla mojada dentro de un bowl con agua fría sobre la mesita de noche.

—No... —tiritea, puedo escuchar el fino sonido de sus dientes golpeando los otros frenéticamente. —Hace frío, Hazz, no... —se queja en voz baja, haciéndose una bolita, subiendo sus rodillas a su pecho.

—Entonces déjame llevarte a emergencias. —pido, acomodando su cabello fuera de su frente húmeda, estaba sudando frío.

Hace dos días Soph agarró un resfriado. Creo que fue porque mamá nos dió inmensas cantidades de helado cuando fuimos a verla aquella tarde. Nos quedamos hasta muy de noche y no paramos de comer aquel postre.

El resfrío comenzó ligero, Sophie tomó algo de té, descansó, pero no pareció ser suficiente y el virus dominó su cuerpo. Ayer llamamos a la doctora para preguntarle qué medicamento podía tomar para el resfriado estando embarazada. Se lo compré, lo tomó y bueno, sí funcionó, pero eso no evitó la fiebre. Desde las ocho de la noche la fiebre subía y bajaba. Ahora era la una de la mañana y mi chica parecía un Chihuahua temblando.

—En emergencias no lograrás nada. —dice entre temblores. —La que debe atenderme es la doctora Kong. —suelta, mencionando a nuestra doctora encargada del embarazo de Soph.

—No podemos esperar hasta mañana, Sophia. —regaño. A las cuatro de la tarde teníamos la cita de las once semanas con la doctora.

—Ya es mañana... —susurra burlona, con los ojos entrecerrados.

«¿Qué hago? Ya le quité la pijama abrigadora que tenía, eso le provocaba más fiebre. Mi mamá, al igual que la de Sophia, me dijeron que le ponga toallas frías, pero la mujer a mi lado no quiere. No puedo darle medicina por el bebé»

—Soph, perdón, pero debo ponerte esto. —aviso sentándome sobre la cama, tomando la toalla mojada en agua fría.

—No, Hazz, por favor, no, no... —se queja haciendo un mohín con los labios, abrazándose a sí misma.

—Es esto o te metes a bañar, cariño. Estás ardiendo. —reclamo, enseñándole la toalla.

—Hazlo rápido. —se rinde, echándose derecha, boca arriba. Su cuerpecito temblaba del frío y me daba demasiada pena.

Coloco la toalla fría sobre su frente. De inmediato su cuerpo se tensa y los temblores aumentan. Por unos momentos me asusto tremendamente.

Tomo otra toalla y la sumerjo en el agua, mojándola. La exprimo en el bowl para después colocarla sobre su estómago.

—No, ahí no, Harry... —lloriquea, apretando los dedos de sus pies.

—Será rápido, intenta relajarte. Debo bajarte la fiebre, Sophia. —digo en un tono autoritario. Por un momento me sentí como un padre al cuidado de su niña.

—Déjame ponerme al menos medias, por favor... —pide, apretando las sábanas entre sus manos, haciendo un puño.

Miro sus piecitos desabrigados y es un hecho que debe tener frío.

Suelto un suspiro y me pongo de pie hacia su cajón de ropa interior. Tomo unas medias delgadas y regreso a la cama, colocándoselas.

Ella parece disfrutar unos segundos de la calidez en sus pies. Aprovecho su distracción para sacar la toalla de su frente.

More than LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora