37. If I Could Fly

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Cuando corté la llamada me quedé en blanco.

No sabía cómo sentirme o qué pensar de Harry ahora.

No sé qué es lo que me molesta más:

Lo que hizo hace dos años con esas mujeres estando conmigo en una relación, o que no me lo haya dicho. Que no me lo haya confesado.

Lo del tema del cigarro y la droga esa... En verdad no me molesta porque era el pasado de Harry. Era antes que lo conociera y no puedo juzgarlo por lo que era antes. Él siempre ha sido encantador conmigo y nunca lo he visto fumar en mi presencia.

Tal vez él me lo contó porque en año nuevo Harry me dijo que nunca había probado la droga y en realidad sí lo había hecho... Tal vez se sintió culpable de mentirme en ese aspecto.

Toda la tarde y noche de ayer me la pasé en blanco. No pensé, no medité las cosas... Creo que pasé mi día como si nada hubiera pasado... A excepción de que por supuesto... No respondí los únicos cuatro mensajes de Harry.

«Y por un lado agradecí que no insistiera»

Pero hoy día...

Ay... Hoy me levanté con la depresión encima al estilo de adolescente recién rechazado por su crush de la primaria.

Sigo en pijama, no he tomado desayuno... Mi sala está llena de papel tissue con los que había sonado mis mocos y secado mis lágrimas de hace un rato. Sólo tomé helado de dulce de leche que había en la nevera y empecé a comerlo sin piedad. Eran las ocho de la mañana y yo no sabía qué hacer con mi vida en estos momentos.

Pensé en llamar a Liam... Él es uno de los amigos con los que puedes hablar y hablar y al final él te dará un sabio consejo. Pero esta vez no era adecuado hablar con él... Digo... Harry se peleó con Liam por un tema de nuestro matrimonio y aún no estoy lista para afrontarlo.

Así que decidí llamar al otro payaso que tengo por amigo:

Señora Styles, ¿Cómo la puedo ayudar? —la voz de Scott sonó graciosa del otro lado del teléfono cuando contestó la llamada.

—Hola... —saludo. El papel arrugado y húmedo entre mi mano es aplastado por mis dedos.

—¿Estás bien, nena? Pareces resfriada, estás ronca. —dice.

Recordé cuando a Harry le molestaba que él me llame así. Eso no mejoró las cosas.

—Por casualidad... ¿Sigues en California o estás en Londres? —consulto tímidamente.

Para tu bella suerte estoy en Inglaterra... Un poco lejos de ti, estoy en Westminster. —contesta.

Diablos, eso estaba como a tres horas de acá...

—Yo... Me preguntaba si... Tal vez tú podrías venir un rato... —digo alzándome de hombros.

¿Todo está bien? —quiere saber.

Un puchero aparece en mis labios, sin embargo, me fuerzo a mí misma a tomar una profunda respiración, intentando hacerla lo más silenciosa posible.

—Me gustaría tener a un amigo aquí... —susurro.

—Es Harry, ¿Verdad? —pregunta. Al no escuchar respuesta de mi parte, él puede asumir que es así. —Estoy saliendo para allá... hablaremos de esto mientras comemos una rica pizza, ¿Okay?

Asiento con la cabeza mientras la apoyo en el respaldar del sillón.

—Maneja con cuidado. —pido.

More than LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora