Qué rico era no despertarse temprano.
Qué rico era dormir sin que te molesten.
Lo cual era muy sospechoso.
Abro mi ojo derecho en busca de alguna anomalía. Agudizo mi oído en busca de gritos o tal vez un plato rompiéndose, pero no... todo estaba en silencio.
¿Estoy en el cielo, acaso?
El peso bajo mi brazo derecho me hace girar mi cabeza para encontrarme con la espalda de Soph, acurrucada contra mi pecho. Ella dormía tranquilamente.
Ah, bueno, si ella está aquí, no hay algún problema.
Sonrío sin despegar los labios y me coloco de lado nuevamente, dispuesto a seguir durmiendo junto a mi chica. Pero cuando paso un brazo sobre la cintura de Sophie, el espantoso sonido de uno de nuestros celulares, suena. Era una alarma.
Sophia toma una profunda respiración soltando un bajo quejido perezoso, pero sin protestar, estiró un brazo sobre todo el colchón, llegando a la mesita de noche y apagando de manera rápida aquel ruido.
Ella se gira sobre su sitio. Su cabello ahora más corto, era sujetado por un moño y sus ojitos algo achinados e hinchados por recién levantarse me observaban. Ahora ambos nos mirábamos en silencio, meditando la situación, aun sin comprender:
¿Por qué no había bulla en una casa con niños?
-Buenos días. -ella saluda, su voz se escuchó rasposa por ser sus primeras palabras en la mañana.
-Buenas, buenas. -canturreo bajito, mostrándole una pequeña sonrisa.
Su palma se posa en mi mejilla, tirando despacio de mí para un darme un beso en los labios. -Feliz cumpleaños. -dice jugando con la punta de nuestras narices.
-Mhm... -suelto una queja, arrugando mi frente. -No me lo recuerdes.
Ella ríe, haciendo que unas arruguitas a los lados de sus ojos se marquen. -Oh, vamos, no cumples treinta y seis años todos los días. -se burla.
Subo mi rodilla y golpeo su muslo suavemente bajo las sábanas, robándole una risita.
-Te odio. -escupo.
-Tu envidia es mi progreso. -susurra chistosa.
-No entiendo como no se te notan los treinta y un años, mocosa. -gruño observando sus facciones sin marcas o arrugas.
Ella se mantenía tan bella y fresca que a veces pensaba que era una especie de criatura inmortal. Sus facciones sólo habían cambiado para bien, haciéndola lucir más adulta y una mujer fuerte. Exitosa e independiente. Me encantaba y la amaba tanto que molestaba.
-Tú eres el que reniegas con los niños. -se excusa alzándose de hombros. -Yo en verdad me divierto con ellos.
-Claro, yo soy el malo que termina gritándolos con cualquier travesura. -acepto en un tono sarcástico, rodando mis ojos.
-Así es... -alarga a la vez que pasaba una de sus piernas encima de mi cadera para luego impulsarse y subirse en mi regazo. -Pero ya no te molestes que hoy sólo estamos para engreírte. -murmura inclinándose, escondiendo su rostro en mi cuello.
Cierro mis ojos al sentir sus labios contra mi piel y sus tibios dedos infiltrarse bajo mi polo de pijama, tocando mi torso.
-Es una propuesta tentadora... -admito en voz baja, tragando saliva.
-Podemos adelantar tu regalo de la noche. -propone en mi oído. Su voz me causa escalofríos, erizando mis vellos.
Mis manos trazan un camino desde sus muslos hasta sus nalgas, y luego a su cadera, apretándola contra mí.
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More than Love
FanfictionSegunda temporada de "More than fan" ~ Para leer esta historia, antes tienes que leer la primera temporada. ~ ¿Qué sucedió con Harry y Sophia? Ella ya no es sólo una fan. Él ya no es sólo su ídolo. "-Deberíamos casarnos." "Look how far we've come...