Cuando piensas en la persona adecuada, en su forma de ser, en la manera de mirarte y, sobre todo, en lo que te hace sentir, dejarías todo por seguirle donde quiera que vaya. ¿Pero esto siempre es así?
"Prefiero perder mi orgullo por la persona que q...
Agobiado aún por lo que acababa de pasar, llegamos a casa de Aina todos juntos para seguir con una reunión "normal". Ahora mismo no sabía qué hacer con respecto a Laura, si llamarla para pedirle explicaciones, si pasar de ella olímpicamente o qué hacer. Aunque por las miradas que me lanzaba Aina de vez en cuando me hacía entender que quería que me olvidara del tema cuanto antes mejor.
Así que eso hice. Al menos por hoy. Necesitaba desconectar del tema, que inconscientemente me había estado atormentando desde hace días. Finalmente, lo que resultó ser despreocupación durante un día, acabó siéndolo durante una semana, hasta el gran premio de Assen, al que fui sin la compañía de Aina, muy a mi pesar, pero la convencí para que viniera al de Alemania conmigo y así saldríamos juntos hacia Almería para las deseadas vacaciones.
- ¿Qué te ha dicho Aina?- me preguntó Álex, sabiendo que yo ya sabía a qué se refería.
- Que sí. Está todo hablado y sí, lo vamos a hacer.
- ¡Qué nervios por favor!
- ¡No seas crío!- me quejé mientras le intentaba dar una colleja.
- Va en serio. ¿No estás nervioso?
- Un poco sí- admití- pero será lo mejor para los dos en un futuro. Cuanto antes pasemos esto, mejor.
- ¿Y si me preguntan a mí?
- Cuando lo digamos, puedes decir lo que quieras. Lo hacemos para eso, para estar más tranquilos todos.
- No te veía capaz de esto, sinceramente- en ese momento sonrió y vi cómo los nervios también formaban parte de él.
- Venga, anda, no me pongas más nervioso.
La rueda de prensa comenzó y yo conté con la ayuda de un buen amigo, Mela, el que sabía desde hace un tiempo que había algo en mi vida personal que había cambiado. Conté con él para que me hiciera, antes de empezar, una foto que iba a tener un mensaje más especial de lo que parecía.
Al principio nadie entendió lo que estaba haciendo. Y hasta que no publiqué la foto en Instagram, tampoco lo entendieron.
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En cuanto publiqué la foto, miré el perfil de Ainara. De momento, estaba igual, pero sabía que iba a tardar poco en cambiar, pues ya había dado la señal de alarma al etiquetarla en mi anterior foto.
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