Cuando piensas en la persona adecuada, en su forma de ser, en la manera de mirarte y, sobre todo, en lo que te hace sentir, dejarías todo por seguirle donde quiera que vaya. ¿Pero esto siempre es así?
"Prefiero perder mi orgullo por la persona que q...
18 de marzo. Y unos toques de espera al móvil que me estaban poniendo nerviosa perdida.
- Holaa cosita chica- dijo Nuria desde el otro lado del teléfono.
- Hooola cariño. Te necesito- supliqué.
- Uii ¿qué te pasa?
- ¿Tienes algo que hacer hoy? A lo largo del día, ¿algún plan?
- No, ninguno. Pero ¿qué te pasa, Aina?
- Vale genial. Te espero en mi casa a las 12 ¿vale?
- Pero...
- Nuria no preguntes porfa. Te espero en casa. Voy a llamar a Miri.
- Te odio mucho. Nos vemos a las doce.
- Te quieroooo amor miiiooo- dije exageradamente mientras reía.
Venga Miri, solo faltas tú.
- ¡¡Holaaa!!- respondió alegre. Ahora entendía por qué consideraba a estas dos locas como mis mejores amigas, hacen sonreír a las piedras.
- Holaa rubilla. ¿Estás en casa?
- Sii muerta del asco. Odio los domingos así.
- ¿Así cómo?
- ¿Te has asomado? Osea mira el cielo por favor que te dice a gritos: ¡QUÉDATE EN CASA O MORIRÁS!
- Pues hoy no puedes hacerle caso lo sientooo
- ¿Pooor?
- Te necesito en mi casa. A las 12. Nuria viene. Almorzamos aquí.
- Y...bueno...imagino que no me contarás el porqué hasta que no esté allí, ¿verdad?
- Adoro que me conozcas tan bien- reí- pero no te preocupes, no es nada malo.
- Menos mal. ¿Tengo que llevar algo?
- Uff has sonado a abuela tía- reí y ella igual.
- Miraaa pues te quedas sin vino- respondió haciéndose la picada.
- ¡Dios! vino. Te querría taaantoo amiga.
- Aaahh ahora amiga ¿no? No eres lista- rió- venga payasa nos vemos a las 12.
- Hasta ahora ¡bonita! ¡preciosa! ¡simpatiquísima!
- Que siiiii pesada que llevo vino- rió- que pelota eres cuando te da la gana. Te cuelgo, que me tienes harta- rió de nuevo y colgó.
LAS QUIERO TANTO.
Quedaba una hora hasta que llegaran las dos y estaba aburrida como una ostra y, además, nerviosa; mi estómago estaba hecho un nudo. Lo único que se me ocurrió para hacer frente a ese aburrimiento fue subir alguna foto a Instagram, ya que sabía que mientras decidía cuál y qué poner, llegaría casi la hora de que mis amigas llegaran. Pero no. En cuanto abrí la galería y pasé unas cuantas fotos vi la que quería publicar, porque me acababa de transmitir lo que hacía tiempo que no sentía por ver una simple imagen. Así que decidido, era ésta.
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