¿Nada más?

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MARATÓN 4/4

Narra Aina

Cuando cogió el móvil le cambió la cara por completo, así que no sería ni su madre ni su hermano ni nadie que él esperara. Podía haberme fijado en la pantalla para ver quién llamaba, pero decidí no hacerlo; me lo contaría igualmente. Lo que sí pude ver es que ni descolgó, rechazó la llamada tras quedarse mirando el móvil unos segundos.

- ¿No lo coges?

- No es importante, puede esperar- respondió con una leve sonrisa.

- Eso espero- sonreí sin darle más importancia- no quiero ser la culpable de nada.

- Tranquila que no- mantuvo su mirada con la mía, mirándome con esos ojos que tanto cambian de color que echaba de menos. Ninguno de los dos hablaba, pero ambos moríamos por hacerlo, por recuperar el tiempo "perdido" aunque hayan sido dos días sin hablar. No sé qué será de nosotros cuando se tenga que ir más lejos, cuando aún no podamos ni hablar.

- ¿Subes a deshacer la maleta?- tuve que preguntar yo para iniciar de nuevo la conversación.

- Sí, mejor. Que no la he hecho muy bien y voy a tener todo un poco arrugado- admitió riendo y antes de que yo pudiera preguntar, se adelantó- la he hecho mal porque tenía prisa por salir. Quería llegar cuanto antes.

- Te estás poniendo sensiblón, Márquez- advertí de broma, pero él no lo pilló porque su cuerpo se tensó delante mía y la sonrisa se le esfumó al instante- Eh, que era broma- le avisé- ¿Pasa algo, Marc?- pregunté ya preocupada porque estaba alerta ante todo lo que decía, no lo notaba relajado.

- No es nada. Solo me da miedo agobiarte- dijo agachando la mirada para coger la maleta- ¿subimos?

- No me agobias- respondí haciendo que soltara la maleta- mientras que no me pidas matrimonio estaré muy relajada- bromeé y ahora él sí lo pilló.

- Mierda, pues tengo ahí en la maleta el anillo.

- Puedes devolverlo- seguí con la coña.

- No aceptan devoluciones- dijo sentándose encima de la maleta y quedando más bajo que yo.

- Puedes venderlo.

- Muy complicado- sonrió- mejor te lo doy.

- No sabes mi talla de anillo.

- Me la han podido chivar. Te lo daré.

- Se me caerá por el desagüe- respondí aguantando la risa y él se levantó a por mí, cogiéndome y dejándome caer sobre la maleta- ¡Marc, Marc!- grité para que parara, porque nos veíamos en el suelo.

Y no me equivoqué. Las ruedas de la maleta deslizaron y nos dejaron a los dos por el suelo tirados sin poder parar de reir.

- Mi espalda- me quejé mientras reía- eres idiota, que la maleta será buena pero no para soportar a dos personas encima.

- Pensaba que lo tenía controlado- argumentó mientras se levantaba y me tendía la mano para que me levantara yo.

- Ya has visto que no- dije levantándome- me duele el culo.

- Eso podemos arreglarlo- se acercó nuevamente, recorriendo con sus manos mi espalda de arriba a abajo, llegando a zonas blandas mientras se humedecía los labios.

- ¿Cómo?- acerqué más mi rostro al suyo, haciendo que nuestros labios se rozaran con el simple movimiento de hablar y pasando mis manos desde la parte superior de su espalda hasta su pelo.

- ¿Me estás provocando o lo estoy imaginando?- agarró mis caderas y me pegó más a él. Ya creía que no había más espacio entre nosotros.

- Creo que lo estás imaginando. Yo no provoco- respondí sin dejar de mirar sus labios.

No me pidas más (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora