No me pidas más (Marc Márquez)

¡Te estás poniendo roja!

Me despertó el sonido de una alarma. Pero no era la mía, sino la de Marc. Me incorporé en mi lado derecho de la cama y vi cómo Marc alargaba el brazo y la posponía, lo que me provocó una sonrisa un tanto somnolienta aún.

Volví a tumbarme y aproveché que se había girado hacia mí para acurrucarme pegada a él. Desprendía calor pero me venía genial ahora mismo. Aún tenía el cuerpo cortado por el frío que había pasado anoche. Apoyé mi mano en su cuello y él me recibió estirando el brazo y rodeándome por la cintura, ambos sin decir nada y volviéndonos a dormir.

A los diez minutos volvió a sonar la maldita alarma pero rápidamente se calló. Notaba la respiración acompasada de Marc en mi pelo y pensé cuántas alarmas tendría puestas. Aunque no me dio tiempo a preguntármelo demasiado, porque a los pocos minutos apareció Álex silenciosamente para despertar a Marc.

Antes de llegar a él, me vio abrir los ojos. O por lo menos intentarlo.

- Buenos días- dijo susurrando.

- Buenos días, Álex. ¿Es tarde?- pregunté al verlo ya vestido con su ropa del equipo y todo.

- Un poco sí- admitió- vengo a despertar a éste- dijo señalando a su hermano- que hoy parece que no tiene ganas de moto.

- No nos acostamos muy tarde ayer- respondí para deshacerme de cualquier posible culpa que pudiera recaer sobre mí.

- Lo sé- rió- os habría escuchado.

- Por favor Álex, no- respondí tapándome la cara por la vergüenza de pensar que anoche se nos hubiera podido ir de las manos y estaban al lado su hermano, su padre y su entrenador. Menos mal que nos controlamos.

- Maaarc- dijo dándole toquecitos en el brazo para despertarlo, pero lo que consiguió fue un simple gruñido en forma de amenaza.

- No me gustaría tener que despertarlo yo- admití.

Entonces vi cómo Marc giró la cabeza hacia mi lado de la cama, donde estaba ya sentada.

- Estás aquí- murmuró.

- Emm- no sabía por qué decía eso. No le había dado a entender que me fuera a ir ni nada por el estilo. Además ya habíamos dormido juntos en Sevilla- claro- dije no muy convencida.

- Creía que lo había soñado- aclaró- no sé por qué, pensaba que no habías venido.

- Madre mía ¡está piradísimo!- dijo Álex antes de irse con una sonrisa en la boca, aunque después volvió para apresurar a Marc- ¡se hace tarde!

- Voooy- respondió Marc matando a su hermano con la mirada- buenos días- dijo ahora sonriendo.

- Buenos días- me acerqué a él y lo abracé.

- Estás helada- pasó su pulgar por mi mentón.

- Y tú calentito- ambos sonreimos y después de infinitos besos nos levantamos.

Marc se duchó primero y mientras él se vestía me duché yo. Cuando salí del baño, él ya estaba listo y creo que al pensar lo que me quedaba se agobió, aunque no lo hizo ver.

- Tengo que irme ya. Los horarios de las comidas son bastante estrictos. ¿Te orientarás bien si sales sola?

- ¿Que tengo que ir al sitio donde cenamos ayer?

- Eso es. ¿Te acuerdas?

- Más o menos- admití- pero no te preocupes que yo me las apaño, en serio.

- De todos modos, si por lo que sea no lo haces, llámame. Llevo el móvil encima- dijo enseñándolo- y ten cuidado.

- Otro como tu hermano. Parecéis mi padre- bufé.