No eres mi tipo

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- ¿Estás bien?- mi preocupación era totalmente sincera.

Pero ella no respondía. Seguía mirándome extrañada, preguntándose quizás por qué había entrado así de repente o por qué estaba preocupado por lo que le había pasado. Sinceramente ha sido un acto reflejo al ver la puerta tras la que estaba, además lo habría hecho por cualquier otra persona a la que le hubiera pasado lo mismo. Al ver que ella no articulaba palabra y que los segundos se estaban haciendo eternos, el médico contestó:

- Está todo bien. Sólo ha sido un corte superficial en esta zona de la garganta- dijo señalando una zona concreta- lo demás está todo correcto, no es nada grave. Ainara, voy a ponerte una pequeña venda ahora que tienes la abrasión limpia y ya tú te las vas curando en casa.

- ¿Es necesaria la venda?- preguntó ella pero sin mirar al médico; sus ojos estaban clavados en los míos con una expresión que no lograba entender. No sabía si seguía siendo por la visita inesperada o porque estaba deseando que me largara de aquí. Algo dentro de mí quería esperar que fuera por la primera razón, pero tenía la corazonada de que era por la segunda.

- Sí es necesaria, al menos un par de días- comentaba mientras se la ponía- dos veces al día te la quitas, te pones la crema que te voy a recetar ahora y te pones otra limpia ¿vale?

- De acuerdo- respondió mientras se levantaba. Mientras, el médico se sentó para recetarle la crema.

- Bueno yo me voy ya- dije incómodo porque veía claramente que no pintaba nada- Me alegro que estés bien- mostré mi mejor sonrisa y abrí la puerta para irme.

- Marc- me llamó al momento, con un tono de voz más elevado del que quería, creo yo.

- ¿Sí?

- Gracias- soltó rápido- por preocuparte y eso.

- Bah no es nada- en cuanto mencioné esas palabras me arrepentí. Genial Marc, ahora parecería que no ha sido preocupación lo que tenías, sino compromiso por quedar bien- quiero decir- intentaba arreglaro- que es lo mínimo. He visto que podía ser un susto de los gordos.

- Bueno, por eso, gracias- sonrió levemente y se giró hacia el médico, dejando claro el siguiente paso a tomar: irme.

- No hay de qué- murmuré antes de cerrar la puerta.

Al girarme para buscar a mi hermano, me encontré de golpe con él, cara a cara.

- Joooder Álex- dije asustado- ya estabas poniendo la oreja.

- Hombre te diré. Has entrado ahí como una bala y me dejas aquí plantado. ¿Qué buscabas?

- A Ainara.

- ¿La bailarina?

- ¿Conoces muchas más Ainaras?

- Qué interes ¿no?

- Álex me habría interesado por cualquier otra persona que casi se corta el cuello en mitad del escenario- exageré para ver si lo convencía un poco.

- Alaa que dramático.

- Bueno me has entendido.

- ¿Seguro que te interesarías por otra persona cualquiera?- me miraba atento, arqueando constantemente las cejas.

- ¡Pues claro! ¿Qué crees, que es por ella?

- No sé, se te ve muy atento.

- Y a ti un poquito insensible- sonreí y acto seguido él hizo lo mismo.

Tras pasar el alboroto de la salida del recinto, algunos de los invitamos acordamos salir a cenar para despedirnos ya que muchos de ellos saldrían mañana hacia otras ciudades. Mi hermano y yo, en cambio, nos quedamos en Valencia hasta el lunes, un fin de semana en Valencia no se puede desaprovechar, así que esta noche, espero, habrá fiesta.

No me pidas más (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora