¿A qué juegas, Márquez?

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Miré a Marc muy decidida y segura de mí misma y esperé a que él me mirara. En el momento que lo hizo, caminé hacia donde estaba él.

Cuando iba por mitad de camino, me di de bruces con Álex, pero él no lo hizo sin querer no. Metió su metro ochenta de cuerpo entre el camino que quedaba entre su hermano y yo, con una expresión de...¿enfado?

- Ven un momento- dijo desviándome hacia uno de los laterales del reservado.

- ¿Qué pasa?- pregunté preocupada. En un segundo me espabilé de una manera increíble, ahora mismo no notaba alcohol ni nada por el estilo.

- Mira- dijo sacando su móvil. Lo desbloqueó y empezó a buscar con ansia algo. Algo que yo ni por asomo pensaba que sería lo que me enseñó.

- ¿Son...?- asintió.

- ¿Entiendes ahora por qué te he frenado?

- ¡Buah! Menos mal. Gracias por avisarme en serio- respondí mientras soltaba mi cubata en la barra que él tenía detrás.

Fui donde estaban mis amigas, que eran las responsables de mi bolso ahora mismo, lo cogí y fui a salir disparada hacia la puerta.

- ¡Eh eh!- gritó Miriam- ¿Dónde vas tía?

- Fuera un rato Miri, necesito un poco de aire ahora mismo.

- Pero ¿te ha dicho que no?- la mirada de las dos me estaba poniendo demasiado nerviosa, iba a comenzar un interrogatorio en profundidad.

- ¡Ni me he acercado! En serio chicas ahora vuelvo. Voy a salir 5 minutos.

- Si necesitas cualquier cosa, avisa- dijo Nuria.

- Lo haré- sonreí y empecé a atravesar toda la pista de baile para llegar a la puerta.

Cuando salí, lo primero que hice fue acercarme a uno de los puestos de comida rápida que nos salvan la vida a la mitad de los que salimos de fiesta, porque siempre entra bien alguna guarrería de estas, aunque esta vez lo único que quería era agua. Agua muy fría.

Me senté en un bordillo alto que había, que pertenecía a una perfumería, por el cartel vaya. Ahora mismo agradecía infinitamente que estuviera este bordillo aquí porque necesitaba sentarme, relajarme y despejarme un poco con este aire tan frío que está haciendo ahora mismo.

Pasaban los minutos y no conseguía deshacerme de este calor tan agobiante que tenía, me faltaba el aire aunque sabía que podíamos estar rozando muy pocos grados ahora mismo pero entre la saturación de gente que había dentro, el alcohol y encima el sofoco del final me hacía sentir como en pleno agosto.

El que me viera pensaría que estoy zumbada, que seguramente lo esté, pero la única solución que encontré para que no me diera un soponcio ahí en medio era tirarme casi media botella de agua por la nuca. Al principio pensé "uuuff que bien ahora sí" pero al momento me di cuenta de lo que había hecho realmente era una locura. Ahora tenía toda la espalda empapada y con este frío no se me secaría en la vida. Perfecto Ainara, ¿¿en qué esta pensando?? En serio si existieran unos premios a las peores ideas de última hora, me llevaría yo toodos los primeros puestos, lo siento por los que quieran competir contra mí en esto.

......

Salí de la discoteca tras haber visto a Ainara a hablar con mi hermano y que después, misteriosamente, desapareciera. Le pregunté a Nuria, era maja esta chica, y me dijo que había salido escopeteada a que le diera el aire, así que seguí su rastro.

Rastro que desapareció en cuanto salí de la discoteca porque, claro, ¿dónde estaba? Justo fuera en la puerta no estaba, era lo raro. ¿Y si estaba en el coche por casualidad? No, Marc. Quería tomar el aire, no meterse en un coche. Aunque bueno, quizás allí estaba mejor que en plena calle rodeado de gente hiper borracha. Sí que es verdad que yo no me puedo quejar porque voy solo un poco mejor que los que estaban en la puerta, aunque el fresco que hacía en la calle me estaba ayudando bastante a despejarme.

No me pidas más (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora