Como en casa

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- ¡Aina! ¡Las llaves!- escuché a mi padre, que acababa de abrir la puerta. Mierda.

Instintivamente miré a Marc, que se había dado la vuelta justo a tiempo para que mi padre no lo viera. Bien, bien, tiene reflejos el chico. Me giré hacia la puerta de mi casa, roja como un tomate seguro, porque mi padre me miró con una expresión bastante rara.

- Perdona, tengo la cabeza fatal.

- Ya se ve ya- sonrió- espero que no se te olvide nada más.

- Ya lo que me falta es perder la cabeza- reí- gracias papá- le di un abrazo y un beso y me dirigí al coche cuando él ya había cerrado la puerta.

Marc volvió a girarse hacia mí, comprobando que ya estaba cerrada la puerta de mi casa. Iba con las gafas de sol puestas pero aun así imagino que si lo conoces, da igual que lleve las gafas; como si llevara un pasamontañas. Al ver que ya estaba yendo hacia él se separó del cochazo azul que traía y avanzó hacia mí con una gran sonrisa que, rápidamente, me contagió.

- ¡Hoola!- dije alargando al llegar a donde estaba él, antes de darle un abrazo que, como saludo, fue correspondido.

- ¿Qué tal despistada?

- Despistada no, es que me estabas poniendo nerviosa- vi entonces cómo su amor propio crecía, haciéndose el chulito- No te flipes, que es que no le he dicho a mi padre quién eres y no quería que te viera y como tú no tenías calle para aparcar- dije irónicamente- te tenías que poner justo aquí- su sonrisa ahora sí que me estaba poniendo nerviosa, porque me gustaba muchísimo.

- Ya lo he notado en tu cara cuando te ha llamado tu padre. Te has puesto blanca- dijo dándome con el dedo en la mejilla- ¿Quién le has dicho que era?

- Un mecánico- se le pusieron los ojos como platos.

- Es broma ¿no?- aguantaba la risa.

- Para nada, pero ¡oye! mecánico de motos- reí y él igual.

- Bueno, mira, era mi segunda opción. Ah y una preguntita. Si no quieres que tu padre me vea, ¿qué hacemos aquí aún?

- Tienes razón. ¿Nos vamos?

- Tú dirás dónde- abrió la puerta del copiloto y me hizo una señal para que entrara. Rápidamente él entró en el coche por la del piloto y me miró fijamente, porque estaba analizando el coche de arriba a abajo- ¿Te gusta?

- ¿A quién no?- bufé- Es increíble- miré rápidamente el GPS y vi que la dirección que tenía puesta se llamaba "Casa Aina" Entonces me acordé- ¿cómo conseguiste mi dirección para enviarme el GPS?

- ¿Dónde vamos, decías?

- No me intentes cambiar de tema- respondí y empezó a pasarse la mano por el pelo- tengo un chivato cerca mía y quiero saber quién es- dije con voz policiaca.

- No tienes ningún chivato- rió- simplemente sé cómo recabar datos.

- Empiezas a darme miedo- fingí- tienes unas buenas fuentes.

- ¿Cuál es el plan entonces ahora que ya me tienes miedo? ¿Quieres volver a casa?- preguntó mientras hacía un pucherito.

- No, porfi- respondí poniendo ojitos.

- Pues entonces venga dime dónde vamos.

- Eemm...a León capital por favor- dije como si hubiera cogido un taxi.

- Por supuesto señorita. Déjame que ponga el taxímetro- respondió captando al vuelo la coña y poniendo rumbo a la capital.

- ¿El taxi es tuyo o te lo han prestado?

No me pidas más (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora