Eres muy egoísta

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Maratón 1/5

Estábamos en casa. Álex, Gabri, Maverick, Miriam, Nuria y yo. Lo primero que hice fue ir al jardín, donde me quité como pude todos los cristales de los pies ayudándome con uno de los focos que había en éste. En estos momentos solo me concentraba en no cargarme a Marc por lo que había pasado. Primero por buscar a Maverick, porque apostaba lo que fuera a que había sido él el que lo había calentado. Segundo por liar la que ha liado, tirarme el vaso y estropear la noche de esta manera.

Antes de que pudiera volver con los demás, Maverick vino hacia mí y se sentó a mi lado, ahora con la cara ya limpia de sangre al menos, algo que me tranquilizó.

- ¿Quieres hablar?- preguntó tras sentarse e inspeccionarme de arriba a abajo.

- La verdad es que no, Maverick. No me apetece hablar ahora mismo.

Pensaba que insistiría más, pero no lo hizo. Me abrazó durante unos segundos y se fue. Desde fuera veía como todos hablaban de algo no muy agradable, porque parecía una discusión en toda regla. Y, aunque imaginaba de qué se trataba, quería hacer como la que no se había dado cuenta.

Entré sin pararme mucho y salí de nuevo con el recogedor para poder tirar los trocitos de cristal que había dejado antes en una mesita para que no se esparcieran por ahí y, al final, acabáramos todos lesionados y, tras esto, estuve un buen rato en una de las tumbonas sin compañía alguna, hasta que se fueron a dormir y vinieron mis niñas a darme las buenas noches.

- Te queremos ¿lo sabes?- dijo Nuria tumbándose de lado a mi lado.

- Y que nos cargaremos a ese imbécil, también lo sabes ¿verdad?- aportó Miriam.

- Es tu cuñado- respondí mirándola.

- ¿Y desde cuándo eso es un impedimento? Si es imbécil, lo es y punto.

- Anda, vámonos- Nuria terminó con la conversación, nos dimos las buenas noches y se fueron.

Las vi subir con Álex y Gabri, se quedaban a dormir. No me había enterado de cómo lo harían para dormir pero me lo imaginaba. A Maverick le había perdido la pista, quizás se había ido al decirle que no quería hablar. Sería lo más normal del mundo.

Estuve un rato más ahí fuera, hasta que empecé a tener frío. Al principio me estaba sentando de lujo, pero después de un rato empezó a ser bastante molesto y me fui. Pensé en ir a mi habitación pero no sabía ni quería saber lo que estaban haciendo por ahí arriba, así que lo más fácil era quedarme en el sofá cama. Lo abriría en un momento.

Pero cuando entré, vi que ya estaba abierto. Y no estaba vacío, sino que Maverick lo ocupaba. Estaba de lado, acurrucado bajo una sábana. Tenía frío. Cerré la puerta del patio y, aunque intenté ser lo más sigilosa posible, al volverme vi que estaba despierto.

- Hola- susurró.

- ¿Te he despertado?

- No me había dormido aún- respondió con voz ronca. A otras con ese cuento.

- Ya...- respondí- ¿te importa que me quede aquí contigo?- seguía sin querer estando al lado de la habitación de Miri y Álex esta noche. Y bueno, Nuria y Gabri no sabía qué harían, pero por si acaso.

- Claro- echó la sábana hacia atrás para que pudiera tumbarme y lo hice. Sin cambiarme. Él también seguía con la ropa con la que habíamos salido.

- Gracias- dije casi sin que se oyera.

- Es tu casa- respondió dejando ver una breve sonrisa. No se merecía lo que le había hecho Marc. Instintivamente pasé mi mano por su mejilla, sin rozar la herida que tenía, porque alguien lo habría curado, ya que tenía restos de algo pegajoso que no sabía decir muy bien qué sería.

No me pidas más (Marc Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora