Julio del 2025
Escuchar a Keira hablar con su hermano de alguna manera me hace recordar varios momentos con los míos (que a pesar de ser unos insoportables) saben cómo sacarme una sonrisa sin siquiera intentarlo. Los extraño, hasta al mal geniudo de Adam.
Detengo el auto en el parqueadero frente a la iglesia estilo renacentista con dos bóvedas laterales que ocupa casi toda la manzana. "¿Todo en orden?", le pregunto, tomando de regreso mi celular.
Asiente lentamente, nerviosa. "Por lo menos para mí creo que sí; pero él estaba tan enojado que no dudo que encuentre a los tipos que intentaron asaltarme y terminar con lo que les hiciste". Me mira algo perturbada, dejándome saber que es muy consciente de todo lo que hice y que estuve a punto de hacer con esos infelices.
El saber que su hermano es alguien de quien cuidarse la espalda no es algo que me sorprenda o asuste, es un motero al fin de cuentas. Sí, estoy bien versada en los clubes motoristas, una de mis últimas misiones fue acabar con uno de ellos. Actos ilícitos y un río de sangre de sus enemigos corre por cualquier rincón. Es por eso que entiendo su preocupación al no quererme llevar al lugar en el que vive y su miedo de lo que hará su hermano con esos hombres que se atrevieron a ponerle una mano encima.
¿Por qué será que soy un imán de problemas?
"Nada que no se merezcan, ¿no te parece?". Intento calmarla.
Ella suspira pesadamente. "Es solo que no quiero que se ensucie las manos más de lo normal", confiesa tan bajo que apenas la puedo escuchar. La confianza que me ha de tener para admitirme esto debe ser muy grande; me sorprende. Cualquier otra ya hubiese salido corriendo.
"Mira el lado positivo". Le doy un suave apretón en su brazo, ganándome una mirada entrecerrada de su parte. "Por lo menos solo te tienes que preocupar por uno, porque de haber sido mi caso habría tenido que preocuparme por seis".
Keira finalmente se ríe a carcajadas.
"¡Touché! Mis más sentidas condolencias", expresa divertida.
"Pues muchas gracias", digo mientras apago el motor. Bajo del auto y lo rodeo para luego ayudarla a bajar. "¿No crees que lo mejor hubiese sido esperarlo dentro del carro? No me gusta la idea de tener que encontrarnos con otro par de asaltantes".
Y es que pensar en tener que pelear de nuevo no es algo que me esté llamando la atención. Creo que ya le he dado suficiente espectáculo a Keira por un solo día.
Se apoya nuevamente en mi hombro y comenzamos a caminar. "No te preocupes, la pileta se encuentra en los jardines privados de la iglesia", me explica. "Así que es el lugar más seguro en el que podemos esperar a mi hermano; además, estar solas encerradas en el carro tampoco es muy seguro que digamos". Ella tiene un punto.
"¿Es un lugar al que vienes s menudo?", le interrogo, admirando el antiguo pero bien cuidado arte que la decora.
Asiente con la cabeza. "De pequeña mi mamá nos traiga todos los fines de semana a mi hermano y a mí para ayudar con las labores sociales de la iglesia; lamentablemente ya no he podido venir con tanta regularidad debido a mis estudios y mi negocio".
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LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|
RomanceANTERIORMENTE LLAMADA: Brisa de Amor ESTA NOVELA SE ENCUENTRA REGISTRADA (Código de registro: 1904250758782) "Lo único que hace falta para que los hombres descubran el amor es tener demasiado cerca a una mujer, y lo único que hace falta para que est...