Meses después.
El suave roce en mi mejilla hace que una sonrisa se extienda por mi rostro, abro de a poco mis ojos hasta adaptarme a la luz del sol.
—Buen día, pequeña —murmura con una amplia sonrisa, poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
Mi querido motero, mi prometido —aún me cuesta creer que me haya pedido matrimonio— se encuentra acostado de lado a pocos centímetros de mí, luciendo su habitual vestimenta de motero y oliendo a esa colonia que tanto me encanta.
Es mi perdición.
Han pasado varios meses desde que me propuso matrimonio, desde ahí las cosas han seguido su curso con normalidad. Ellos se quedaron por algunas semanas en Roma conociendo tanto sus sitios turísticos como conviviendo con mi alocada familia; luego tuvieron que volver a su rutinaria jornada en Londres pues, aunque el club quedó a cargo de algunos cuantos y de los prospectos, sus miembros oficiales no podían ausentarse tanto como quisieran.
Yo por otra parte me quedé en Roma hasta que acabaran mis vacaciones —a pesar de la insistencia de Anthon de volver con él—, pero eran los últimos meses que me quedaban antes de volver a Londres de manera definitiva.
Ahora que las cosas con Anthon se formalizaron era claro que mi estancia en Londres será de manera permanente. Me tocó hacer el traspaso de universidad y tuve que traer la mayoría de mis pertenencias.
Un radical cambio que tiene tanto su lado bueno y malo, porque al final de cuentas ya no estaré tan cerca de mi familia.
Ante eso y queriendo ponerme en primer lugar como siempre lo ha hecho, mi querido motero propuso mudarse a Roma, aunque eso significara dejar el club y su familia con tal de verme feliz.
Y, aunque yo estuviera renunciando también a estar cerca de mi familia, esta vez fui yo quien decidió ponerlo primero a él, después de todo, solo son dos horas de Londres a Roma; y con el avión privado de la familia tengo mayor facilidad para poder movilizarme.
Mi querido padre me ha dejado en claro eso, siempre que quisiera hacer una pequeña escapada, bien y podría usarlo.
Ahora mi vida está en Londres, junto a mi encantador prometido.
—Buen día, amore mio —susurro, acercándome más a él.
Una flor blanca se muestra delante de mis ojos, sonrió porque a pesar del tiempo él no pierde la costumbre de darme cada mañana una flor.
Y eso jodidamente me fascina.
— ¿Ya has agotado los tulipanes y por eso me das otra? — pregunto arqueando un ceja, al ver que esa flor es diferente.
La agarro y me pierdo en la exquisita fragancia que desprende.
—Por supuesto que no, es solo que esa flor te representa, pequeña —comenta, y no puedo evitar mirarlo extrañada ante aquello.
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LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|
RomanceANTERIORMENTE LLAMADA: Brisa de Amor ESTA NOVELA SE ENCUENTRA REGISTRADA (Código de registro: 1904250758782) "Lo único que hace falta para que los hombres descubran el amor es tener demasiado cerca a una mujer, y lo único que hace falta para que est...