34 |Confesión|

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Septiembre del 201*

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Septiembre del 201*

Al llegar al club me sorprendo al ver a todos reunidos en el patio trasero esperándonos. No lo esperaba. En cuanto se percatan de nuestra presencia sus miradas curiosas viajan directamente a mi nueva prenda. Ellos ya deben saber de qué va todo esto.

— ¡No puede ser! ¿Eso significa que...? —–Apunta Keira totalmente sorprendida. Una amplia sonrisa se plasma en su rostro cuando se lo confirmo con un leve asentimiento de cabeza.

—El motivo el por el cual los reuní a todos aquí —comienza a decir Anthon—, es para decirles que mi mujer es oficialmente mi VD. —Los gritos y felicitaciones no se hacen esperar.

Vayan que se alegraban.

Anthon los detiene y continúa diciendo:

>>Recuerden, ella ahora más que nunca debe ser respetada, la deben cuidar y proteger de cualquier cosa. De lo contrario, no me tocaré el corazón con ninguno de ustedes —espeta firme, haciendo uso de esa gélida voz para amedrentarlos a todos.

Me escondo aún más en su brazo. Yo no quiero que por mi causa otra personas salga perjudicada. Nunca ha sido esa mi intención.

Pero es de aquellas cosas que no puedo cambiar de Anthon.

Sin embargo, todos afirman con un leve movimiento de cabeza. Asegurándole a su prez que así va a ser. Así que sin perder tiempo todos se vuelven a acercar para darnos sus felicitaciones.

Me alegra el hecho de saber que todo el club se muestra complacido en el que sea la VD de su presidente, y no me estuvieran asesinando con la mirada como lo hacían algunos culos dulces.

—Ya me estaba preocupando de que te tardaras mucho en hacerla tu VD, hermanito —–se burla Keira, bebiendo un poco de su jugo de naranja.

Intento no reírme y escupir toda mi comida. Amaya ha preparado unos deliciosos canelones para celebrar la noticia. Mis favoritos.

—Y yo de que hicieras tus típicos comentarios, Keira. —–Anthon me acomoda sobre su regazo, mientras bebe de su botella de cerveza.

Dyck y yo negamos divertidos al ver la típica discusión de ambos hermanos. Al parecer es una costumbre para ellos molestarse todos los días.

Aunque los entiendo de cierta manera, pues con mis hermanos pasa exactamente los mismo, claro que en mi caso sucede con mucha más frecuencia con Francisco al ser mi mellizo.

—Ustedes dos sí que no tienen remedio —–habla Dyck, luego de unos minutos.

—Ya deberías de estar acostumbrado, amorcito. —–Se encoje de hombros la rubia, pellizcando con poca dulzura las mejillas de Dyck.

Anthon ríe ante aquello.

>>Ahora que Amelí es tu VD, supongo que ya le has contado lo de las cartas, ¿verdad? —–menciona Keira de repente.

LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora