ANTERIORMENTE LLAMADA: Brisa de Amor
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"Lo único que hace falta para que los hombres descubran el amor es tener demasiado cerca a una mujer, y lo único que hace falta para que est...
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Septiembre del 201*
¡Odio los lunes!
Y más cuando me veo obligada a levantarme muy temprano para ir a clases. Lo admito, soy una mujer muy perezosa.
Pero, ¿qué se le puede hacer?
Así soy yo.
Termino de trenzar mi cabello y maquillo sutilmente mi rostro; a los pocos minutos mi celular comienza a sonar.
No me sorprendo al ver de quien se trata, ya me lo estaba esperando.
—Madre della mia vita* —digo, apenas contesto.
—Il mio piccolo, Hebe* —Su dulce voz me hace querer tenerla cerca para poder abrazarla. La extraño mucho—. ¿Cómo estás, bebé? ¿Lista para tu primer día?
—Estoy bien, mamá, aunque... —Me acomodo en uno de los sillones—. Estaría mucho mejor si siguiera durmiendo.
Puedo escuchar la clara risa de mi madre al otro lado de la línea.
Suelto un bufido en respuesta. Anthon ingresa a nuestro cuarto justo en ese instante, con un simple gesto le hago saber que hablo con mi madre. Él se acuclilla frente a mí para poder colocarme mis botas, esa simple acción me hace sentir como toda una cenicienta.
—Gracias —susurro, tapando la bocina del celular para que mamá no escuche.
—Hebe, ¿sigues ahí, hija? —Oigo que dice luego de algunos segundos de permanecer en silencio.
—Sí, mamá —contesto—. Sigo aquí.
—Por cierto... ¿Cuándo me pensabas decir que estás saliendo con Lucas?
Tenía que ser una jodida broma.
Mamá tuvo que a ver visto los diversos reportajes sobre nuestra supuesta relación. Ella —aunque no quisiera admitirlo— es toda una cotilla.
—Mamá... tú muy bien sabes que todo eso es una gran mentira —digo, llevándome mi mano a mis sienes. Espero que no comience a molestarme con esa supuesta relación.
Ella es la única persona a la que creo que le gustaría que eso fuese una realidad, pues Lucas es el hijo de una muy buena amiga de ella.
— ¿Estás segura, Hebe? Tú sabes que a mamá le puedes contar cualquier cosa.
Una estocada de culpabilidad se deja sentir en mi pecho.
Siempre he sido una gran confidente con mamá y viceversa, y el hecho de no tener aun la valentía suficiente para contarle lo que me ha pasado estos dos últimos meses me carcome por completo.
Soy una pésima hija.
—Lo sé, por eso te aseguro que entre Lucas y yo no hay nada. —Y justo en ese momento me doy cuenta del grave error que acabo de cometer.
