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Octubre del 201*

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Octubre del 201*

Furia.

Furia pura en todo su esplendor.

Mi preciosa mujer es un volcán a punto de estallar. Sus ojos grisáceos han adoptado un color más oscuro... y asesino. Sus mandíbula tensa, castañeando sus dientes.

Logro divisar como sus habituales anillos han adquirido la apariencia de una manopla. Ella está a un paso de asestarme un golpe con ellos.

Me duele la quijada de solo pensarlo.

Si supiera que me pongo duro de solo verla de aquella manera tan poco conocida para mí. Tan molesta, enojada... celosa. Quizás ya estuviera tres metros bajo tierra.

Alice es la encargada de romper el gélido silencio.

— ¡Lo veo y no lo creo! —Se acerca hasta donde está Keira y la abraza con cariño. Mi hermana no duda en correspondérselo—. Cuando Anthon me contó que Dyck te reclamó como su VD y que estás embarazada no me lo podía creer. —Acaricia con ternura su redondeado vientre.

—Pero ya ves... ahora soy toda una VD embarazada —responde mi hermana con gracia.

—Siempre imagine que te quedarías vistiendo santos con el odioso hermano que te cargas.

—Solamente en sus sueños hubiese ocurrido eso. —Ambas se comienzan a reír de mí. Sophie se les une a los pocos segundos.

Genial.

Bufo en respuesta y pongo mis ojos en blanco. Trato de acercarme a mi mujer, pero ella inmediatamente me aleja. Sus chispeantes ojos no han dejado de penetrarme todo este tiempo.

Alice se percata de eso, porque al instante posa toda su atención en mi mujer. Esboza una amplia sonrisa antes de abrazarla efusivamente. No me sorprende, Alice puede resultar a veces muy afectuosa cuando se lo propone. Mi mujer tarda unos segundos en corresponderle, ella sí que se muestra muy sorprendida.

—Tú debes de ser la famosa Amelí Bertinelli, yo soy Alice Weitz —se presenta, extendiéndole su mano—; la mejor amiga del idiota que tienes como novio. —Aquel comentario hace que su semblante se relaje. Está conteniendo las ganas de reírse.

—Alice... —siseo molesto, pero ella se limita a ignorarme.

—Es un placer conocerte, Alice —la saluda genuinamente, estrechando su mano—. ¿Famosa? —cuestiona al instante.

—Y lo que le sigue, Anthon no ha dejado de hablarme de ti —le contesta—. ahora entiendo el porqué.

Ella me mira fugazmente, el enojo ha disminuido considerablemente. Sin embargo, no me confío.

—He de suponer que este idiota no te ha hablado de mí, ¿verdad?

— ¡Alice!

Todas se ríen sin pena a mi costa.

LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora