50 |Represalias|

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Noviembre del 201*

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Noviembre del 201*

—Y... ¿Cómo lo ve? —le pregunto al doctor encargado de atender a Richard.

—Está bien, solo tiene unos cuántos moretones y la muñeca derecha levemente dislocada, pero fuera de eso está muy bien —responde, aún concentrado en suturarle la pequeña herida sobre una de las cejas.

Ver a Richard totalmente magullado por los brutales golpes de un imbécil motero me hacen hervir de pura ira.

Sí, el estúpido de Anthon se había presentado en plena madrugada en el departamento de mi amigo para darle una buena golpiza luego de que Dyck le contara todo lo sucedido en la discoteca.

Estoy rabiosa... realmente furiosa.

¿Cómo pudo haberse comportado como un verdadero cavernícola?

Sabía que él no se tomaría bien el hecho de que estuviera en una discoteca y mucho menos de que estuviera muy bien acompañada, pero esto... esto está fuera de cualquier limite.

Eran las cuatro de la madrugada cuando recibí la llamada de Richard, mi corazón literalmente se detuvo al verlo todo golpeado y con un gran rastro de sangre manchando su blusa. No hubo necesidad que me dijera quién le hizo todo eso, yo lo sabía perfectamente.

Ahora me encuentro en urgencias a la espera de que Richard terminara de ser atendido por uno de los doctores de turno. Sinceramente me siento muy aliviada al saber que no tiene nada grave. Anthon por esa parte está salvado.

Sin embargo, él me pagará esto... él realmente está en serios problemas.

Maldito celoso troglodita.

Esto no hubiese pasado si él no me hubiese apartado de su lado.

¡Imbécil!

—Ya ves, Amelí... tienes Richard para rato —menciona mi amigo con diversión. Pongo los ojos en blanco, ni siquiera en momentos como este puede dejar de ser tan fastidioso.

—Lamentablemente... —digo bajito, pero que de igual forma me alcanza a escuchar.

—Bien que me quieres, cariño... tu vida sin mí sería muy gris.

—No te creas, mi vida era muy colorida hasta que apareciste en ella —le rebato.

El doctor no puede evitar soltar un ligera risa al escucharnos.

—Y así dices quererme... me hieres, Amelí. —Se hace el mártir y no puedo evitar reírme ante su expresión de diva ofendida. Mi amigo es todo un caso.

—Dramático sin remedio.

—Presente y listo para volver a mi departamento —dice, levantándose lentamente cuando el doctor termina de suturarlo.

LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora