22 |Emboscada|

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Agosto del 201*

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Agosto del 201*

—Estuvo muy cerca, ¿no crees? —Dyck ingresa en la sala de enfermería del club.

—Tuvo mucha suerte, la bala si quiera rozó, prez —informa Jack, el único miembro en el club con un título en medicina.

Jack es apenas unos cuatro años mayor que yo, miembro oficial de "Phoenix MC" hace seis años luego de que su vida cambió drásticamente cuando perdió a su esposa e hija recién nacida en un tiroteo. Lo conocí cuando una noche llegó al club para mitigar sus penas en el alcohol, porque aparte de perder a su familia también había perdido su trabajo; desde ahí no volvió a estar solo de nuevo.

—El que tuvo suerte fue ese malnacido. Mi bala desgraciadamente no dio directo en su cabeza —musito cabreado al recordar la emboscada que nos hicieron.

El ardor en mi hombro se hace presente, gruño por lo bajo cuando veo a mi VP y a Jack disfrutar de mi dolor.

— ¡Maldición, Jack! ¿No puedes usar otra cosa para desinfectar la herida?

Sus risas me cabrean aún más.

—Que llorón que eres, Anthon. Si tus enemigos te vieran chillar por esto dejarían de temerte enseguida. —Dyck sigue mofándose, y yo ya estoy a punto de lanzarle un buen puñetazo.

— ¡Cállate de una buena vez o te dejare sin dientes, VP! —Agarro lo primero que tengo cerca y se lo lanzo.

Jack me da un leve golpe en el hombro por haber arrojado su estetoscopio.

—Que mala puntería tienes, Anthon.

— ¡Vete al infierno, Dyck! —gruño mientras trato de levantarme, pero Jack me lo impide—. Ahora no estoy para aguantar tus estupideces.

— Si no te quedas quieto no podré coserte bien los puntos —dice mientras continúa con su labor—. Y tú... —Le da una fugaz mirada a Dyck—. Más te vale comportarte o cuando menos te lo espere pondré laxante en tus comidas y no podrás salir del baño.

Esbozo una ancha sonrisa cuando veo el temor surcar en la cara de mi VP, Jack puede ser un maldito bastardo cuando se lo propone. Por eso es mejor no tentar a la suerte.

Jack termina de coser mi herida y de desinfectar mis otros golpes que, aunque son muy pequeños a comparación de los que tienen algunos de mis hermanos, estos pronto se volverán en notables moretones.

—Gracias, Jack —agradezco mientras me coloco de nuevo mi chaqueta.

—De nada, prez.

Salgo de la enfermería con Dyck pisándome los talones, el sol está en lo más alto así que ya debería ser más de medio día.

—Dime que ya han podido averiguar algo —murmuro, sabiendo que Dyck me puede escuchar.

—Aún nada —responde con notable fastidio.

LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora