36 |Cooperación|

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Septiembre del 201*

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Septiembre del 201*

—Así que Gri ruh es el mismo imbécil con el que bailabas la otra noche. —Su mandíbula y sus manos se aprietan en puño. Está molesto.

Celoso de...

—No me sorprendes. —Golpeo su hombro con fuerza—. De todo lo que te conté es lo que mejor recuerdas.

—Es que no me agrada ese idiota —gruñe.

—Siempre haciendo acto de presencia esos celos tuyos —murmuro cerca de sus labios.

—Aun así, me amas —asegura, atrapando mis labios con los suyos.

—Quiero que regreses a la residencia —suelta de repente. Mostrándose completamente serio.

Trato de buscar alguna pizca de broma en sus ojos, pero no, se muestran firmes y serenos.

Él está hablando muy en serio.

— ¡¿Qué?! —Me levanto al instante de su regazo—. ¿Por qué? ¿Me puedes explicar lo que acabas de decir?

—Cálmate, pequeña. —Trata de tomar una de mis manos, pero soy más rápida en alejarme unos cuantos pasos—. Con todo lo que está sucediendo y a punto de suceder, no quiero que te veas involucrada.

Ahí va de nuevo... otra persona más que intenta sobreprotegerme.

No debe de sorprenderme que quisiera mantenerme fuera de todo esto. Ya era de esperarse.

—Sabes perfectamente que ya lo estoy —repongo, intentando no molestarme—. No voy a dejar que la Legión les haga daño, soy la única que puede hacer algo al respecto. —Y es que ellos lo que en realidad quieren es a mí, no a él o a su club.

Anthon se muestra completamente reacio. No será nada fácil hacerlo cambiar de idea.

— ¡He dicho que no, Amelí! —Se posiciona frente a mí con su semblante totalmente serio—. No pienso ponerte en peligro, no voy a dejar que lo hagas. —Sujeta mi cintura apegándome a él.

Sus manos acunan mi rostro, obligándome a ver directamente aquellas dos esferas mieles que me miran llenas de súplica. Lastimosamente, me mantengo firme en mi decisión.

—No estoy pidiendo tu autorización, Anthon. —Su mirada se endurece y sus dientes crujen—. Soy tu VD en las buenas y en las malas, y si está en mis manos poder ayudarte con la Legión, entonces, no dudes que lo haré —digo con total firmeza.

— ¿Por qué eres tan terca, Amelí?

—Soy una Walms, es algo común. —Levanto mis hombros.

— ¿Qué hare contigo, pequeña? —dice rendido, pegando su frente con la mía. Finalmente ha comprendido que no importa lo que me diga o haga, no me hará cambiar de opinión.

LLEGADA DE AMOR |LIBRO 1: CLAN BERTINELLI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora