Capítulo 7: Demasiado bueno

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−Disculpa si parezco algo entrometido... −dice el Ken moreno a mi espalda algo nervioso−¿Conoces al jefe desde hace mucho? −su pregunta no me sorprende pero sigo sin decir palabra mientras camino por los ya muy bien conocidos pasillos−Parecía como si se conocieran desde hace mucho tiempo...−agrega esperando una respuesta.

Yo me mantengo en silencio, disfruto de su agonía, y he de decir que también de su voz, es profunda y melodiosa.

−¿Cómo te llamas realmente? Liah no parece un nombre adecuado para ti... −dice pensativo.

Este chico me ha dado un golpe bajo sin siquiera saberlo. Aquello detona algo dentro de mí, un profundo dolor que trae consigo un montón de recuerdos demasiado dolorosos para apartarlos de un solo golpe. Así que él es la única persona con la que puedo desquitarme.

Me detengo bruscamente y lo encaro, pero él choca conmigo de manera brusca ya que continuaba caminando. El contacto momentáneo hace que sienta cosas extrañas dentro de mí, pero aquello no disminuye mi enojo.

−Si vuelves a preguntarme algo como eso haré que te encierren en los calabozos, ¿entendido? −digo con una frialdad muy propia de Liah.

Me siento extraña siendo esta antigua chica llena de odio por todo y todos, tan fría, tan dura, tan increíblemente rota y enojada.

−¿Hay calabozos? −pregunta con una inocencia que no le sienta para nada bien al momento.

−¿Trabajas con Bastian y no conoces los calabozos? −pregunta retórica que espero con todas mis fuerzas no intente contestar.

−Pues...

−Cierra la boca y déjame sola−lo corto.

Doy media vuelta y voy de regreso a mi nueva habitación.

Este Ken moreno acaba de entrar en mi lista negra. Si vuelve a meterse conmigo no sé de lo que sería capaz, y eso me asusta.

Casi puedo escuchar a Alec reprendiendo mis malignos pensamientos.

Lo extraño.

Al llegar a la puerta encuentro a Max contra la pared. Parece enojado. Lo único que me faltaba para que el día se volviera memorable.

−¿Y ahora qué carajos te pasa a ti? −pregunto con voz cansada.

No tengo ánimos para pelear con este tonto.

−Eres un maldito estorbo, ¿lo sabías?−su declaración aunque no me sorprende sí que hace que se me revuelvan las tripas.

Esto no va a terminar nada bien. Pero no voy a quedarme callada mientras barre el piso conmigo, de eso nada.

−Y tú un inservible, pero no entiendo eso qué tiene que ver con que estés en mi puerta cuando ya no tenemos nada de qué hablar−me cruzo de brazos mirando cómo se aleja un poco de la pared. Es alto, casi tanto como el Ken moreno.

Sus ojos conectan con los míos y me llevan a un pasado no tan lejano en donde él era simplemente un chico bueno y confundido, con una sonrisa amable y mirada cálida, pero ese chico se ha ido y ahora solo está ese hombre al que he aprendido a conocer; lleno de rabia, heridas y ganas de hacer daño.

−¿Qué miras? −pregunta mientras se acerca a paso lento.

Okey... esto se está poniendo demasiado raro.

−¿Qué crees que haces? Detente ahí, Max−le digo un poco nerviosa. Odio esta sensación de no tener el control de la situación.

−¿Me tienes miedo, Liah? −su voz es baja y seductora.

¿Qué rayos le ha sucedido? Hace unos minutos se moría por molerme a golpes.

−¿Estás de broma, cierto? −pregunto con una risa nerviosa−Hace unos minutos te morías por golpearme y ahora vienes a querer hacer lo que sea que estás haciendo... −digo mientras él sigue su camino hasta acorralarme contra la puerta.

Un momento, ¿cómo terminé aquí?

−Cambié de opinión−se encoje de hombros y pone sus manos a ambos lados de mi rostro.

Creo que estoy en serios problemas.

−Aléjate bastardo inservible−trato de empujarlo pero ni se da por enterado.

−¿Por qué te fuiste con Ojos de gato? −su pregunta me toma por sorpresa.

−No tienes derecho de hablar sobre él−respondo rápidamente llena de rabia.

Alec era mi mejor amigo. Después de J, él ha sido la persona a la que más he querido en mi vida. Me llenó de tanta luz cuando yo no era más que oscuridad, me dio su amistad incondicional y me enseñó que las personas pueden cambiar, o al menos intentarlo.

Su amistad salvó pequeños fragmentos de la chica de mirada vacía y corazón de piedra. Y me salvó tantas veces de mí misma.

Era demasiado bueno para este mundo. Incluyéndome.

...

Manita arriba sin también odias a Maximillian (lo siento, me encanta escribir su nombre completo)

Abracitos cibernéticos 

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora