Capítulo 21: Unos tragos

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Escucho a mi hermana soltar un pequeño quejido. Intento devolverme, pero Kena toma mi brazo y niega lentamente. Sus ojos gritan peligro.

Por otro lado Liah fulmina a Petrov con la mirada.−Pudiste decir que volviera a mi lugar−ataca ella.

−Pero no quise−contesta él despreocupadamente.

−Volveremos en un rato, si nos necesitan solo levanten la mano, como siempre−es la primera vez que la chica a mi lado habla dirigiéndose a Petrov desde que estamos aquí arriba.

Ambos caminamos hacia el otro extremo del salón VIP.

−¿Qué carajos ibas a hacer allá?−me regaña ni bien estamos a unos metros de ellos.

−No lo sé−intento encontrar alguna explicación lógica.

−Pues claro que no lo sabes, idiota−la pequeña chica me da un zape que me sorprende.

−¡Auch!−me quejo.

−El maldito demonio de ojos verdes regresó, y estoy muy segura de que no has tenido el disgusto de conocerlo, por lo que te aconsejo que si ves a Liah y a ese idiota peleando no te metas por nada del mundo si ella no te pide ayuda, cosa que nunca sucede−tardo varios segundos en digerir toda esa información.

−¿Quién es él?−es lo único que mis cuerdas vocales pueden sacar.

−Para todos aquí es el hijo del señor Frederick, lo que significa Ryan Walsh para Liah no me corresponde a mí decírtelo, si ella quiere hablar de eso contigo ella misma te buscará−la mirada dura y esa voz plana me revuelven el estómago, es como si estuviera hablando con alguien que ha vivido siglos.

−¿Y qué significa Ryan Walsh para ti?−pregunto sin pensarlo.

¡Imprudente!

−Para mí es un demonio, hijo de quién sabe qué, porque definitivamente no se parece a sus padres−el tono es algún punto medio entre la amargura y la burla.

−¿Puedes al menos explicarme por qué dices que él volvió?−es una duda que ha estado rondando mi mente durante algún rato.

−Se fue hace dos años, no había vuelto hasta hoy, al menos no al Golden Club, quizá visitó los otros burdeles−explica ella despreocupadamente mientras mira el lugar con fingido interés.

Este burdel me deprime, y lo digo en un sentido literal, ver tanto dolor en este lugar hace que una tristeza profunda se apodere de mí, he intentado mantenerme firme en el gozo del Señor, pero no ha sido fácil, y menos cuando veo los gritos de auxilio en la mirada de las chicas que entran a este lugar, las que me cruzo en los pasillos y aún más cuando deben servir a personas con un corazón tan duro y podrido como el de todos los hombres que vienen aquí buscando placer por medio del dolor y el sufrimiento de estas chicas.

Cada vez que voy a dar mi reporte mensual termino vomitando en el baño de la oficina, es insoportable revivir mis días aquí y más cuando de alguna forma me siento responsable de esto. Necesito hacer algo para cambiar esta situación, pero debo seguir orando para que Dios ponga a las personas correctas en mi camino y pueda con su ayuda terminar con todo esto de una buena vez.

−Creo que terminaron, vamos−se apresura Kena a caminar entre las personas que parecen no querer dejarnos llegar a nuestro destino, pero apenas si se percatan de quiénes somos nos abren el paso, como si tuviéramos lepra.

Al llegar veo a una muy enojada Liah y a mi hermana que se muere de los nervios. No quiero imaginar lo que sucedió, pero inevitablemente mi mente me traiciona con mil pensamientos sombríos.

Casi puedo sentir al enemigo riéndose de mí.

−Pues yo no estoy de acuerdo, y hagan lo que quieran, pero yo no pienso ser parte de esto−Liah se levanta hecha una furia y camina hacia mí, cosa que me sorprende, mucho a decir verdad, y más aún cuando con una fuerza que no parece posible viniendo de ella, toma mi brazo y me obliga a caminar hacia la barra de bebidas, no tengo tiempo para protestar o si quiera mirar a Petrov, ella simplemente sigue caminando como si le fuera la vida en ello.

−Ey, calma−le pido cuando estamos frente a José, uno de los meseros que lleva una bandeja de tequila. Liah toma dos.

−Cierra la boca−me ordena.

Algo dentro de mí queda gravemente herido, lo más probable es que fuera mi ego.

−Vas a meternos en problemas−le advierto ignorando su orden anterior, puedo ser manso, pero no soy tonto.

−Petrov dijo que podía tomarte prestado de vez en cuando−explica mientras me tiende una de las copas de tequila.

−No tomo, gracias−rechazo viendo por encima de mi hombro.

Puedo ver a Kena llenando los vasos del ojiverde y Petrov, el chico aún no suelta a mi hermana. Aprieto los dientes y vuelvo la mirada a la morena frente a mí que ya se ha tomado las dos copas de tequila.

Admito que es una tentación ceder y tomarme al menos uno, pero no puedo retroceder, Dios ya me sacó del lodo una vez, no pienso volver allá una segunda vez.

−Está claro que ni siquiera te imaginas mi papel en este circo, pero te puedo asegurar que si te traje conmigo no es porque quiera pasar tiempo contigo, conozco mis límites, y sé que pasearme sola por este lugar después de tanto tiempo fuera significa peligro para mí−explica mientras intenta tomar otro trago que ni siquiera reconozco de la bandeja de otro mesero, pero detengo su muñeca y le indico a Fabio que se retire.

−Gracias por la explicación−intento reunir toda la cordialidad que habita en mi interior.

Que el Espíritu Santo me ilumine para hablarle a esta mujer...

−No necesitas ser hostil, sé que no te agrado mucho, pero puedo asegurarte que no pienso dañarte, confiaste en mí una vez, ¿qué te cuesta seguir haciéndolo?−pregunto. Ella tiene la mirada fija en mi mano que aún sostiene su muñeca, comienzo a aflojar el agarre hasta que la deja caer a un costado y yo intento ocultar el temblor de mis manos metiéndolas en los bolsillos del pantalón.

−Fue un momento de debilidad, no volverá a suceder−contesta con desdén.

−Ser vulnerable no es lo mismo que ser débil−estoy decidido a no dejarla ganar, no esta vez.

−Para mí lo es−responde con voz plana.

−Bueno, pues estás equivocada, te he visto, no eres débil, pero tampoco eres invencible, no cuando estás tan sola y no dejas entrar a nadie−me siento algo enojado, quiero hacerla entender, quiero ayudarla a dejar atrás el dolor que se desborda por cada parte de su existencia.

−No me conoces−es lo único que dice antes de dar media vuelta y pedirle un trago a José.

−Entonces déjame conocerte−le pido, mi voz suena como un susurro desesperado, como alguien que pide por un poco de agua en medio del desierto. Ella se tensa por unos segundos y recibe el vaso de whisky que José le tiende mientras me da una mirada de disculpa.

Ella se da media vuelta y abre la boca para responder, ansioso por una respuesta doy un paso adelante, quedando frente a frente, pero justo cuando algo audible saldrá de ella una palmada firme se planta sobre mi hombro. Ella mira hacia otro lado y lleva el vaso a sus labios para tomar.

−Gracias por cuidar a mi muñequita, te pediré que por favor la dejes un momento a solas con Ryan, tienen cosas de qué hablar−la voz de Petrov se cuela por mis oídos y su orden me sorprende.

No tengo otra opción más que dejarla con el ojiverde que la mira como si intentara descifrarla.

Antes de irme la morena me lanza una mirada que no logro entender, pero que al mismo tiempo queda grabada en mi mente.

...
Morí de la risa con el zape que le dió Kena 😂😂😂

¿Qué creen que pasó entre ella, Liah y Ryan hace dos años?

¿Y qué piensan que pasará con Liah y Ryan ahora?

Bye bebés 💛

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora