Capítulo 5: Cautivado

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Theo

Estoy molesto, muy molesto.

Respiro profundo, tengo que calmarme o lo arruinaré todo.

Señor, dame dominio propio...

Val me da una cálida sonrisa que apenas si llega a sus ojos mientras el jefe está distraído con algunos papeles, no sé cómo lo hace, vive en este horrible lugar y aun así no ha perdido la esperanza de poder ser libre.

−Claro que sí señor−respondo sin mirarlo a los ojos.

−Muy bien, ahora llévala a su cuarto−ordena moviendo sus ojos de un lado a otro mirando la papelería.

De inmediato abro la puerta y Val sale al pasillo esperando por mí.

−Regresa lo más pronto posible, tendremos una visita−ordena a mi espalda.

−Sí señor−es lo que digo antes de cerrar la puerta.

Camino lentamente hacia la chica rubia que me espera al final del pasillo con una hermosa sonrisa.

Val es lo único que tengo, y la única razón por la que aguanto a Petrov.

−¿Qué dijo Petrov? no pude escuchar bien−pregunta ella mientras toma mi mano, la suya es pequeña y delicada, y tan pulcra y blanca como porcelana.

−Dice que tendrá una visita y quiere que esté presente así que debemos darnos prisa−le respondo mientras doblamos uno de los tantos pasillos de este laberinto. No sé cómo alguien podría aprender cada rincón de este lugar, es demasiado confuso.

Cuando llegué terminé perdido un par de veces, pero al menos ahora ya no ocurre con tanta frecuencia.

−¿Nos veremos en la noche? −pregunta ella esperanzada.

−Quizá... no lo sé... −digo con un nudo en la garganta. La noche no es mi momento favorito del día. Menos cuando sé lo que le hacen a las chicas aquí, aunque Val nunca me ha querido hablar de ello sé que desde el primer día aquí ella cambió para siempre, las heridas aún sangran y ella simplemente se esfuerza por ser fuerte y no dejarse vencer.

−Por fis−dice con voz aguda, lo que hace que se me escape una sonrisa. Puede ser muy persuasiva cuando se lo propone. Hala mi brazo hasta que me lanza una de esas sonrisas que simplemente me derriten.

−Está bien. Nos veremos en la noche−digo con desgano sabiendo que me ha vencido una vez más.

−¡Gracias! −exclama dando pequeños saltos.

−Bueno, debo irme−abro la puerta de su cuarto y ella entra con una gran sonrisa.

−Te quiero, hermano, eres el mejor−dice con cariño.

−Y yo a ti, pequeña−le doy un beso en la frente y cierro la puerta cuando ella da un paso hacia atrás.

Sabe Dios cuánto amo a mi hermana.

Señor, no me vendría mal una pequeña ayuda para sacarla de aquí. Ella no merece esto...

Camino de regreso a la oficina del jefe algo pensativo. Aquella visita me tiene un poco inquieto. Aunque Petrov no ha dicho nada al respecto ha habido mucho revuelo desde ayer en la noche, alguien importante ha llegado, pero no puedo imaginar quién será, conozco a casi todos los amigos del jefe, a su familia y colegas.

Dios, espero que sea alguien que pueda ayudarme.

Pido con desesperación.

Sé que el MI6 está al tanto de todo lo que sucede, pero llevo casi dos años infiltrado aquí, viendo cómo mi hermana y otras chicas sufren y no veo que haya avances, las pruebas siguen sin ser suficientes para hundir a mi jefe.

Hace casi dos años cuando secuestraron a mi hermana en una fiesta a la que no debería haber ido yo estuve un poco perdido, me sentía enojado y triste, había perdido todo, pero entonces Dios me dio la oportunidad de hacer algo, no sabía dónde me estaba llevando, todo eran aguas desconocidas, pero decidí confiar, yo ya había sido reclutado por el MI6 hacía otros dos años, pero estaba en el área de investigación, cuando sucedió lo de Val el Señor me dio gracia delante de mis mayores y con algunos meses de entrenamiento rudo e intenso pudieron infiltrarme, yo tenía ya conocimientos básicos, pero había áreas donde aún era muy débil.

Nadie sabe que Val y yo somos hermanos, el parecido no es mucho, solo nuestro ojos, azules, intensos y expresivos. Por otro lado yo tengo el cabello algo claro, pero Val es rubia, demasiado, como mamá.

Al llegar a la oficina me paro de espalda a la puerta, es mi lugar, siempre vigilando quién entra y quién sale de la oficina y si el jefe necesita de mi intervención entonces entro y lo hago.

Gracias a Dios nunca he tenido que golpear o matar a alguien. De eso siempre se encarga Max; él tiene masomenos unos veintitrés años, parecemos de la misma edad, pero yo tengo veinticuatro, es un poco más bajo que yo y tiene unos ojos oscuros e intimidantes que siempre logran asustar a Val, es muy musculoso y altanero. Muchas chicas lo odian, es bastante grosero con ellas, pero algunas dicen que no es tan malo como parece.

Espero pacientemente hasta que Petrov decide salir, me hago a un lado para no estorbar en su camino y lo veo mientras él se va con una sonrisa maliciosa.

Señor, ¿acaso está planeando otro de sus actos perversos con estas pobres chicas?

Este hombre es muy creativo cuando de dañar a otros se trata, ojalá no tenga ningún nuevo plan rondando en su maliciosa mente.

Minutos después escucho unos pasos al otro lado del pasillo, puedo intuir que no viene solo.

Una chica viene detrás de él en total silencio. No logro ver su rostro, un oscuro y hermoso cabello con sutiles ondas le cubre el rostro. No la reconozco, creo que recordaría a alguien así. Ni siquiera se viste como el resto de las chicas aquí, va descalza, con una sudadera enorme y pantalones deportivos, Val no se ha vestido así desde que llegó aquí, por lo que empiezo a suponer que es nueva.

Ella va a ayudarte, pero debes ser paciente y mostrarle mi amor

Lo haré

Declaro algo confundido mientras sigo intentando ver a la chica. Nadie nunca me había generado tanta intriga en tan pocos segundos. Dios ha hablado a mi corazón, pero no entiendo muy bien lo que quiso decirme al final.

Pero si esta chica me ayudará a sacar a mi hermana de aquí puedo hacer lo que el Señor me pida.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora