Capítulo 62: 3 - 1

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Pasan algunas horas hasta que Theo se va, mientras tanto nosotros nos quedamos tres días más en el calabozo, nadie dice mucho, de hecho ninguno de los cuatro es muy hablador que digamos, así que tampoco se siente incómodo.

El único contacto humano que recibimos durante nuestras vacaciones en los calabozos es con un guardia que nos trae alcohol, gasas y agua para nuestras heridas poco después de que se fuera Theo, luego de eso nadie vino.

Kena como la única libre de golpes limpió y curó nuestras heridas tanto como pudo, y nos quedamos tan cerca como es posible para conservar el calor.

Me río ante la ironía; apenas si acabo de recuperarme de los moretones por la golpiza de Ryan y ahora debo maquillarme los golpes de Bastian.

Durante las siguientes tres semanas el silencio de Theo es abrumador, no es que hable poco, es que en realidad no dice nada, lo cual nos desconcierta a todos.

Petrov no menciona el incidente en lo absoluto, sólo me informa que mis doce horas quedan canceladas, cosa que no me sorprende, fuera de eso no hay ni una conversación. Pero su restricción es inútil, porque con todos nuestros aliados logro salir un par de veces para ver a Alec y ponerme al tanto de toda la evidencia que ha estado recolectando por su cuenta.

Una de las cosas más impactantes es que mi hermano acepta una alianza con nosotros, pero nos advierte que aunque su equipo no abrirá fuego contra nosotros durante el operativo no puede asegurar que el equipo de respaldo haga lo mismo ya que este acuerdo no es algo oficial, también nos agradece por ayudar a rescatar a Sabba (sigue refiriéndose a ella como la "agente" y no como su novia) y en nuestro primer encuentro después de los calabozos le entrego el contrato, arrugado y manchado de sangre, pero que sorprendentemente Val pudo esconder de Petrov en el momento en que la encontró en su oficina.

−¿Cómo está mi hermana?−la repentina aparición de Theo en mi habitación me toma totalmente por sorpresa, pero es reconfortante escuchar su voz después de tanto tiempo viendo sólo su mirada vacía.

−¿Terminaste con tu voto de silencio?−pregunto divertida invitándolo a sentarse junto a mí en el borde de la cama.

−Necesitaba tiempo para procesarlo todo−su respuesta tiene un aire de disculpa que es totalmente innecesario.

−No tienes que disculparte, de hecho cuando supe lo del bebé estuve bastante tentada a cortarle el cuello mientras dormía...−creo que no debería haber dicho eso. No quiero darle ideas a esta mente trastornada del pobre Ken.

−Lo sé, es sólo que no estaba listo para escuchar algo como eso...−parece que ha llorado suficiente, ahora lo único que le quedan son suspiros llenos de todo el dolor que se acumula en su pecho sin tregua.

−Te lo dije... hay mucha oscuridad en la historia de todas las chicas de este burdel, sé que Kena te contó parte de su historia, pero te aseguro que El ángel de la muerte de Bastian Petrov tiene mucho más para contar, todas hemos hecho cosas de las que no nos sentimos orgullosas, cosas que no le diremos a nadie que no pueda entendernos, por eso tu hermana me confió sus secretos, sabe que puedo comprender el dolor, la pena, el anhelo, la vergüenza y el odio que hay en ella, tú guardaste silencio durante tres semanas mientras que yo la dejé llorar y al despertar le hice la silenciosa promesa de no olvidar pero sí seguir adelante−me tiro de espaldas a la cama y él me sigue.

−Aunque fui un tonto y sé que nunca voy a entenderla... hubiera querido saber, para abrazarla y llorar con ella, que no cargara sola esa pesada cruz−aún en medio de toda esta tristeza sigue siendo cálido.

−Ella quería evitarte este sufrimiento−refuto recordando cómo la rubia me pedía que no le dijera a su hermano sobre todo lo que le sucedió antes de que él llegara.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora