Una semana, una maldita semana.
Eso es lo que llevo como un perrito faldero detrás de Petrov aguantando sus borracheras, sus arranques de rabia y todos sus berrinches cuando se droga, creo que lo hace a propósito, después de todo ordenó que sólo yo podía hacerme cargo de él.
No he sentido ni una pizca de compasión o empatía hacia él, solo repulsión.
Kena ha sufrido en silencio, lo noto por la manera en que me mira cada vez que nos encontramos en los pasillos, y por cómo me ha abrazado aquellas dos noches en las que las pesadillas han sido más fuertes que ella.
El Ken moreno es una historia parecida, aunque claro, está muy lejos del contacto físico, pero no deja de ser inquietante la manera en que me mira cada vez que Petrov le ordena cerrar la puerta y quedarse fuera de la oficina.
Veo la duda y la preocupación en su mirada, es como un mar tempestuoso, nunca parece estar en calma más que cuando ve a la rubia favorita de Bastian.
Cuando estamos a solas Bastian nunca me pone un dedo encima, siempre estamos a un metro de distancia como mínimo, y habla, sí, solo él habla, y lo hace durante horas, siempre tiene algo qué decir, una cosa peor que la otra, me cuenta historias, horribles, tristes y crueles, a veces me pregunto sino las inventa solo para quebrarme. La mayoría de nuestras charlas terminan en gritos y lágrimas, siempre de su parte, yo me dejo quebrar a solas, en mi habitación.
Pero ahora mismo me encuentro a su lado, bueno, no a su lado... lado, en realidad a un extremo del sofá y él al otro lado, está llorando a mares con una fotografía de Amalia y Alec entre sus manos, se ve tan desolado, pero me recuerdo a mí misma que todo esto es su culpa.
Cientos de veces escuché a Amalia discutir con él para que dejara todo esto, pero la respuesta siempre fue la misma: ni muerto.
Y ahora que Alec ya no está y Amalia se escapó no le queda nada, ni siquiera este infierno basta para llenar el profundo vacío dentro de él, finalmente se ha quedado solo, conmigo como su sombra, pero eso no durará para siempre, pienso encontrar la manera de salir de aquí y dejarlo sin nada, incluso sino logro hundirlo en la cárcel no me importaría, con tal de que no vuelva a hacerle daño a nadie más que a él mismo.
Nuestro trato aún sigue en pie, y pienso aprovechar al máximo mis doce horas fuera del burdel, necesito hablar con las personas correctas y tener los recursos suficientes y todo esto habrá terminado.
−Muñequita−dice en un susurro ronco y lleno de tristeza y enojo, parece vulnerable, pero sé que en cualquier momento puede perder la razón y quebrarme el cuello de un solo movimiento.
−¿Qué quieres? −pregunto con molestia soltando un suspiro y removiéndome en el sillón.
−Hoy quiero que me acompañes arriba−dice mirando la fotografía.
−No tengo otra opción−respondo mientras miro hacia arriba.
¿Puede alguien allá arriba escucharme?
Dios, si estás ahí, si de verdad eres real... ayúdame...
−No, claro que no−dice dejando la fotografía en su escritorio. Ni siquiera me di cuenta del momento en el que se levantó.
Se da media vuelta y camina hacia a mí, ignorando nuestro trato silencioso de un metro de distancia.
−Te vas a ver hermosa esta noche−dice cuando está a unos pasos de mí−Y estarás a mi lado, Val podrá descansar esta noche y tú y yo nos divertiremos mucho antes de que vuelvas al trabajo−se agacha frente a mí y pone sus manos sobre mis rodillas haciéndome dar un brinco−Y te vas a comportar como una dama, como en los viejos tiempos, ¿entendiste muñequita?−su mano derecha deja mi rodilla para tomar mi barbilla con brusquedad.
−¿Adónde la vas a enviar? −por alguna razón siento la necesidad de ayudarla, no me agrada la idea de que Petrov la vaya a dejar "descansar" esta noche.
−Ya habrá algún político que la quiera... −dice soltándome. Su mirada es precavida y astuta.
Piensa... piensa algo...
−¿Y por qué no nos acompaña? −pregunto intentando sonar emocionada, ensayando mi antiguo tono de manipulación para ver si logro algo con este hombre.
−¿A qué te refieres?−pregunta con interés, apretando mis rodillas con fuerza.
−Mejor dos chicas que una sola, ¿no crees?−pregunto con un tono empalagoso que me resulta lo más de fastidioso−Serías la envidia de todos; las diosas del Golden Club toda la noche a tu lado−y una sonrisa ensayada es la estocada final para convencerlo, sé que lo he logrado por la forma en la que sus ojos brillan, es inquietante, pero prefiero eso a pensar durante toda la noche cuál habría sido la suerte de la rubia.
−Muy bien, las quiero en mi oficina antes de la media noche−la presión en mis rodillas disminuye hasta que me da unas leves palmaditas y se levanta, lo cual traduzco como mi señal para salir.
−¿Algo más?−pregunto sin detener mi camino hacia la puerta.
−No quiero trucos−advierte a mis espaldas mientras cierra la puerta por mí.
Al salir me encuentro frente a frente con el Ken moreno, aún no sé su nombre, y tampoco es que me interese.
Noto su semblante nervioso, como si fuera él el que tiene que lidiar a Petrov drogado...
Pero la urgencia en su mirada me da algo de nostalgia, me recuerda a J, quizá un poco a Alec, tienen un poco de ambos y al mismo tiempo es tan único...
−Por si te lo preguntas nos vemos antes de la media noche aquí, dile a la rubia que ella también viene−digo acelerando el paso. No quiero su cercanía, es inquietante y de alguna forma me desestabiliza.
Escucho sus pasos a mi espalda, necesito alejarme de él.
−¿Qué rubia?−pregunta con nerviosismo.
−Esa que tanto le agrada a Petrov...−explico rápidamente, no recuerdo su nombre, lo he escuchado cientos de veces pero siempre lo olvido.
−Su nombre es Val−responde ahora serio.
−No olvides decirle a Val que Petrov quiere verla antes de medianoche.
Llegamos al pasillo y visualizo la puerta de mi habitación, suspiro y como si de una carrera se tratase corro hacia allá tan rápido como mis piernas me lo permiten y cierro la puerta de golpe.
−¡¿Pero qué...?!−lo escucho decir mientras se aleja.
Me siento al borde de la cama.
Estoy metida en un gran problema, necesito salir de aquí y encontrar a J, prometí que no arruinaría su perfecta vida, pero enserio lo extraño, hace casi diez años que no lo veo, y necesito saber que está bien, que esos preciosos ojos aún siguen brillando y que esa sonrisa sigue sanando hasta el más herido corazón.
Alec lo encontró hace un par de años, pero nunca quise saber dónde estaba, había prometido no buscarlo, pero ahora mismo me siento sola, mi alma está cansada, y sólo quiero encontrar un lugar para descansar y luego seguir luchando.
Recuesto mi cabeza en el duro colchón y lentamente me quedo dormida.
...
Holis bebés 👶🏻💛Como ya deben saber hoy habrá maratón a pedido de la bebé Nas
Espero que lo disfruten
Cuídense mucho, laven sus manitas y que pasen lo mejor posible esta cuarentena
Se les quiere 😗
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Jardín de mariposas (Golden Souls #1)
Espiritual¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar por las personas que amas? Liah es la antigua cantante de un burdel en Londres que es la base de los negocios de la mafia Rusa dirigido por Bastian Petrov. Hace dos años que...