Capítulo 43: Charla de chicas y pelea de hermanos

50 8 3
                                    

Hace frío, las calles siguen llenas, pero el frío va más allá del plano físico, siento que algo me hace falta, quizá sea el profundo deseo de ver a mi mejor amigo, al menos una vez más. La calidez en su mirada siempre fue capaz de derretir mi corazón.

−Te prometo que podrán volver a verse−dice Max pasando su brazo por mis hombros.

Escondo mi rostro en su pecho, respiro profundo y me tranquilizo, Max siempre cumple sus promesas, no importa lo que deba sacrificar, siempre lo hace.

−Además tengo que cobrarle un favor a ese niño−siento su risa muy cerca de mi oído. Estar con los Lazarev nos ha hecho muy bien a ambos.

−¿Cómo está tu madre?−pregunto con mi rostro aún escondido. Mi voz suena apagada, pero él no me aparta.

−Mañana se irá a la casa de Amalia, no quería hacerlo pero Alec habló con ella y aceptó, creo que después de tanto tiempo sigue sintiendo vergüenza con la señora Lazarev−chasquea la lengua, se siente frustrado.

Me aparto y lo miro a los ojos, conozco esa mirada.

−Bastian dañó a tu madre, quien debe sentirse mal es él, no ella−le digo tomando su mano, a lo que él responde con un leve apretón.

Dios, ojalá pudiera hacer algo para arrancar de su pecho tanto dolor

Nos quedamos en silencio hasta que Theo llega con el auto, se ve pálido pero no dice nada. Al llegar al burdel cada uno va a su habitación.

Cuando llego a la mía encuentro a Val y a Kena en mi cama arreglando sus uñas.

Buen momento para la manicura.

Desde que Val se ha acercado a nosotros he visto cómo ha ido dejando ver cada vez más de ella, sigue siendo dulce y tímida, pero también he notado que le gusta mucho hurgar en mi closet con Kena y jugar con mi maquillaje, también es muy inteligente y observadora, sabe cosas de Bastian que ni Kena ni yo podríamos haber notado.

−¿Y lo viste?−pregunta Kena de inmediato.

Parece que Val la ha peinado, lleva una coleta en la parte superior de la cabeza, su largo cabello rojizo se ve brillante. Se ha hecho las uñas negras, y Val se las ha maquillado de rosa pálido.

−No−es lo único que digo mientras me tumbo al lado de la rubia, que toma mi mano y comienza a limar mis uñas con toda confianza.

Estoy intentando ser más abierta con ella, no dejarla fuera a pesar del abismo que hay entre su hermano y yo, sé que su amistad es sincera y que no tiene la culpa de las palabras y las suposiciones erróneas de él.

A veces lo extraño, la paz y la calidez que desprende son embriagadoras, pero en este punto no puedo permitirme dar un paso hacia él cuando dejó claro que no confía ni un poco en Max ni en mi capacidad de cuidar de Kena, no sé qué pensará ahora mismo de su hermana sabiendo que casi siempre está con nosotros, incluso hace unos días Max le contó parte de nuestra historia y ella terminó llorando, es bastante sensible, pero no de una forma molesta, es más bien curioso que a pesar de todo lo que ha vivido se aferre a seguir siendo ella misma.

−Oye, ¿y dónde estuvieron todo el día? llegaron unas bolsas hace unas horas, supongo que son tuyas porque nadie aquí usa zapatillas deportivas. Sandalias o nada mientras no estemos en el club−dice Kena sentándose a mi izquierda y tomando mi otra mano.

−Escuché que Max te acompañó...−dice Val con una media sonrisa.

−No hay nada entre Max y yo, si a eso se refiere esa sonrisita tuya−le informo con el ceño fruncido.

−Se lo he dicho un millón de veces pero no me cree...−se queja la pelirroja mientras comienza a pintar mis uñas de color vino.

−Es que es extraño que seas tan...−las palabras se quedan en el aire.

Un Theo realmente serio entra a la habitación sin pedir permiso.

−Val, deberías estar en tu habitación−dice sin mirar a nadie en particular. Creo que intenta evitar el contacto visual tanto como sea posible.

−Me quedaré aquí−dice ella volviendo su mirada a mi mano y continúa pintando mis uñas como si nada.

Pero yo no puedo apartar la mirada de él. Ni siquiera me había dado cuenta de que la barba le ha empezado a crecer y tiene el cabello un poco más largo, ya ha recuperado un poco del color de su piel. Aun así su mirada es fría.

−Después de todo lo que escuchado de ti es raro que seas tan cariñosa con alguien... en especial con Max−dice la rubia como si su hermano no estuviera frente a ella con una mirada asesina. Reprimo una sonrisa al notar cuán tenso se pone, lo que me hace saber que la dulce Val lo ha hecho a propósito.

Val, estás en problemas pequeña rubia...

−Valentine Davis, a tu habitación, ¡Ahora!−dice su hermano en un tono severo, y sus brazos cruzados.

El nombre completo de Val es precioso, siempre pensé que esas tres letras conformaban su nombre completo.

Esta pelea de hermanos se pone buena, pero si se arma un escándalo vendrán guardias y esto no se verá nada bien.

Kena suelta mi mano como si leyera mi mente y me da espacio para levantarme.

−Si ella quiere quedarse déjala, yo me las arreglo con Bastian−le digo a Theo ya de pie. Pero él ni siquiera me mira.

¿Acaso soy invisible? No lo creo. Pero él parece no querer verme.

¿Hay algo peor que no ser visto por alguien a quien quieres? Bueno, puedo decir que ser ignorado se siente como una puñalada directo al corazón.

−Ignórame todo lo que quieras, pero Val se queda aquí si eso es lo que ella quiere−avanzo otro paso aprovechando que Val y Kena no se han movido y acaparo todo su campo de visión.

Justo cuando el ojiazul está por decir algo Max aparece corriendo por el pasillo.

No entiendo lo que sucede y corro a su encuentro.

El castaño está agitado y tiene los ojos rojos.

Algo malo pasó. Max no es el tipo de persona que se permite que lo vean llorar y tampoco es que lo haga a solas, él destroza cosas y grita mucho, pero si está así entonces es grave, y sólo hay dos personas que podrían ponerlo de este modo.

Alec y su madre.

Al llegar a él me envuelve en un abrazo fuerte, como si intentara no dejarse derrumbar.

Comienza a llorar en mitad del pasillo alfombrado y esconde su cabeza entre mi cuello y mi hombro, se siente tan vulnerable y terriblemente roto que no sé qué hacer con tanto dolor.

Veo que Theo se va con paso fuerte y nos quedamos el castaño y yo solos en medio del frío pasillo.

−¿Qué sucede?−tomo su rostro entre mis manos y por un momento me cuesta asimilar cuánto sufrimiento hay ahí.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora