La cabeza me duele, pero no más que mi garganta, nunca, nunca me había dolido tanto, pero claro, jamás había tenido que lidiar con la muerte de mi mejor amigo.
En fin, debo ser fuerte si quiero sobrevivir a este infierno y ayudar a todas a salir de aquí.
Necesito acabar lo que Alec y yo comenzamos. En honor a nuestra amistad, a su precioso y tierno corazón y a esos ojos tan llenos de vida y luz que un día simplemente dejaron de brillar por culpa de la envidia y resentimiento de un chico confundido y tonto.
−Liah...−la voz de Kena se escucha a través de la puerta. Suena apagada y tímida, algo parecida a la chica que dejé aquí hace años.
Camino rápidamente a la puerta y la abro tan rápido como puedo. Frente a mí encuentro a una chica de apariencia tan angelical como fantasmal, hermosa y rota, valiente y frágil, sensible e inteligente.
−Bastian quiere verte−anuncia sin un ápice de emoción.
−En un rato voy−digo con desdén.
No quiero ir, estoy agotada. No fue una buena noche.
Tuve pesadillas, cada una peor que la anterior, y en todas estaba J.
−Ahora−dice con un tono nada amistoso.
Ruedo los ojos con molestia. Pero resignada a no posponer lo inevitable salgo de la habitación sin siquiera cerrar la puerta.
−¿Demasiadas pesadillas?−pregunta de forma casual.
Mirando un poco hacia atrás me doy cuenta de que ella siempre fue más que una simple amiga, fue parte de esa familia que de una u otra forma la vida se encargó de darme. Me conoce como a la palma de su mano, igual que yo a ella.
−Tantas que no puedo ni contarlas−digo después de unos segundos.
−Puedes llamarme la próxima vez, como antes...−dice despreocupadamente mientras doblamos en un pasillo que da directo a las escaleras para subir al primer sótano.
−Lo haré−anuncio al llegar a la mitad del pasillo.
−Por cierto, tu amigo está fuera, en el centro, por si te preguntas por qué soy la mandadera el día de hoy...−su tono es bastante sarcástico. Cosa que me hace gracia, y sé que no necesito esconder la pequeña sonrisa que se asoma en mi boca en este instante. No delante de ella, no cuando siempre he sabido lo mucho que sonreír significa para nosotras.
−Tu sonrisa me ha hecho el día−dice entre risas.
−Lo sé−declaro con suficiencia dejando que la sonrisa se convierta en una pequeña carcajada.
Caminamos lo que resta del pasillo en total silencio hasta llegar a la puerta.
Respiramos profundo al mismo tiempo y ella toca mi hombro. Al mirarla a los ojos puedo notar su preocupación. Sé que muchas cosas pueden salir mal, Bastian puede ser el mismísimo diablo si se lo propone, y conmigo nunca le han faltado motivos para comportarse como tal, pero espero con todo mi corazón hacer las cosas bien esta vez, por Alec, y por todas estas chicas que viven un infierno cada día por culpa de la maldad de tipos como él.
−Estaré bien, lo prometo−le aseguro con voz solemne, como si fuese un soldado camino a la guerra.
−No hagas nada estúpido. No sé mucho de lo que pasó ayer, pero no está de buen humor y Max anda por ahí con un ojo morado... Liah, cierra tu bocota por una vez en tu vida, enserio−habla tan rápido que apenas si logro entenderle.
−Ninguna estupidez, entendido−digo con algo de diversión para quitarle hierro al asunto.
Kena aparta la mirada y toca la puerta con tres golpes secos. Una voz ronca y masculina nos invita a entrar segundos después y ambas nos adentramos en la oficina que desprende un olor a tabaco y vodka bastante fuerte.
−Liah, querida, acércate−dice Bastian con una voz tan amable que logra asustarme.
Miro confundida a Kena, quien se mantiene completamente erguida con la mirada en algún punto en la pared. Me debato entre ir o salir corriendo, ambas parecen opciones bastante tontas, pero la menos estúpida sería la primera, mejor ser castigada por obedecer que por huir, eso lo aprendí a las malas.
Camino a paso lento hasta quedar frente su escritorio.
−¿Sabes? Siempre me pregunté qué fue lo que le hiciste a mi hijo para que terminara como un perro faldero detrás de ti y luego simplemente lo dejara todo por ti...−sus palabras están cargadas de veneno, y sé que aún no ha dicho todo lo que tiene guardado dentro−Me quitaste lo que más amé en mi maldita y podrida vida Liah, y ahora tu castigo será ser siempre mi sombra, sentirás mi dolor, mi pesar y mi angustia, sentirás cuán muerto me siento y sufrirás a mi lado, te lo juro pequeña muñequita−cada palabra suya me llena de pánico.
Retrocedo un par de pasos. Como si poner distancia entre nosotros pudiera borrar mi sentencia de muerte. Porque eso es lo que es.
...
Se prendió esta vainaaaaa 🔥🔥🔥
¿Qué tal les parece la historia hasta ahora?
Los amu bambinos 😗
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Jardín de mariposas (Golden Souls #1)
Spiritual¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar por las personas que amas? Liah es la antigua cantante de un burdel en Londres que es la base de los negocios de la mafia Rusa dirigido por Bastian Petrov. Hace dos años que...