Theo
Decido quedarme unos minutos en el cuarto de Val, cosa que parece sorprenderla pero acepta feliz.
−Val, acompáñame a orar−le pido sentándome al borde de su cama.
−Theo... no... No creo que sea buena idea...−dice ella nerviosa.
−Claro que lo es−le digo con una media sonrisa.
Entiendo que se sienta incómoda. Antes de llegar aquí ella se apartó. Primero dejó de acompañarnos a la iglesia, después faltaba a las reuniones de jóvenes y finalmente dejó de orar y de leer la biblia. Ella nunca quiso hablar sobre las razones que la llevaron a eso, pero siempre supe que era la presión de grupo, esos a los que ella llamaba amigos le habían hecho creer que ser cristiana la hacía inferior en todos los aspectos y ella creyó en sus mentiras.
Lo sé muy bien porque a su edad yo caí en ese juego, pero pude encontrar el camino correcto. Quizá ella no tomó buenas decisiones, bueno, está claro que no lo hizo, pero el punto es que con todo y eso, Dios sigue aguardando por ella, le ama del mismo modo que antes y no deja de creer en que ella puede lograrlo. Siempre ha sido fuerte, valiente e inteligente, pero sé que se avergüenza de la vida que ahora lleva y que se culpa por habernos traído hasta este abismo.
Pero yo no la culpo, le amo porque es mi hermana y sé que Dios nos dará la victoria. En Él somos más que vencedores.
−Sabes que hace mucho no hago nada de... eso−dice algo nerviosa.
−Se le dice orar. Y creo que eso no tiene importancia. Lo sabes−no puedo ser flexible, he dejado que ella se haga cargo de su vida espiritual sola, pero no puedo aguantar más sabiendo que puedo hacer algo al respecto.
−No lo sé...−sus dudas me hacen algo de gracia pero intento ocultarlo.
−Oh, vamos... será como hablar con un viejo amigo−le digo con algo de diversión para quitarle hierro al asunto. Necesito que se sienta cómoda.
−Uno al que he ignorado por años−responde a la defensiva.
−Cierto, pero eso no significa que ya no se quieran−me encojo de hombros y la miro esperando una respuesta.
Señor, por favor, ablanda su corazón
Ella parece dudarlo unos segundos, hasta que chasquea su lengua y suspira pesadamente dándose por vencida.
−No esperes mucho de mí, olvidé cómo hacerlo−advierte mientras se sienta a mi lado.
−¿Olvidaste cómo hablar? −le pregunto con dramatismo. Lo cual funciona, porque una pequeña sonrisa se le escapa.
−Sabes a qué me refiero...
−No, no lo sé. Porque para ti nunca fue algo difícil hablarle, siempre tuvieron una conexión especial que nunca entenderé, pero que funcionó como ninguna otra−le recuerdo.
Amaba verla orar, a veces expresaba tanto amor y pasión que se sentía como si el cielo viniera a la tierra, extraño eso, y sé que ella también.
Tomo su mano entre las mías e inclino la cabeza.
Guardo silencio algunos segundos, esperando quizá que ella sea capaz de dar el paso. Pero en su lugar me dice:
−Te sigo−con una voz ausente.
−Señor, hoy, después de mucho tiempo venimos juntos delante de ti, honrando y reconociendo tu infinita grandeza y la necesidad que tenemos de ti. Te pedimos que así como has mantenido nuestras mentes y nuestros corazones en perfecta salud, cuides de nuestra nueva compañera−Val repite y respalda cada una de mis palabras entre susurros y frases amables y amorosas que incluso a mí me sorprenden−Si ella es parte de tu plan ayúdanos a mostrarle tu amor para que encuentre el camino correcto. Te damos gracias, en el nombre de nuestro amado Jesús, amén−finalizo y puedo sentir cómo Val suelta lentamente mi mano y me doy cuenta de que en realidad estaba ejerciendo mucha presión, la sangre circula de nuevo con normalidad y el hormigueo se disipa en segundos.
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Jardín de mariposas (Golden Souls #1)
Spiritual¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar por las personas que amas? Liah es la antigua cantante de un burdel en Londres que es la base de los negocios de la mafia Rusa dirigido por Bastian Petrov. Hace dos años que...