Capítulo 52: Sin máscaras

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Hace dos años

A mis 18 años yo podría contar muchas historias de monstruos reales, de esos que visten saco y corbata, de los que sonríen a los niños en el parque o te sostienen la puerta para que pases primero. También podía contar historias de princesas encerradas en jaulas de oro, todas tan hermosas como rotas, todas con una inocencia manchada y sueños robados.

Una de las peores historias era la de un demonio de ojos verdes disfrazado de príncipe azul, hasta el día en que se quitó la máscara.

Quizás cansado de fingir, o simplemente deseoso de mostrar su verdadero rostro, creo que nunca lo sabré, después de todo yo también me puse una máscara para jugar a ser Bella, cuando sólo era una chica lo suficientemente rota para creer que la bestia sí podría llevar a un príncipe dentro, pero en esta historia la bestia siempre sería una bestia y la bella no era más que una huérfana de la calle sin nombre, sin pasado y sin alma.

Ahora mismo estando en el limbo entre la inconciencia y un dolor abrasador en todo el cuerpo no hago más que pensar en que no debí dejarme llevar, debería haberme quedado con mis amigos, en que debería haberlos escuchado cuando me dijeron que el chico de mirada encantadora no era bueno para mí, que debía alejarme.

Pero el hubiera no existe, sólo las consecuencias de las decisiones que tomamos.

Y este es el precio a pagar por la esclavitud disfrazada de libertad a la que me aferré los últimos meses.

Lo siento, enserio lo siento...

−¿Ves lo que haces hacerte?−pregunta él con la mirada perdida.

Sus ojos inyectados en sangre se quedarán en mis pesadillas durante mucho tiempo.

No moriré, no tiene las agallas para jalar del gatillo, pero es lo suficientemente desquiciado como para llevarme al borde de la muerte y traerme de vuelta.

Cuando se quitó la máscara pude entender cuánta oscuridad había detrás de ese fuego verde.

El suelo se siente más frío que de costumbre, ¿o es que voy a morir? No lo creo, Ryan no tiene el valor, ¿o sí?

−Liah, Petrov te busca−es la voz de Kena.

No, por favor, vete de aquí

Nada sale de mi boca.

Su mirada horrorizada hace que yo también comience a sentir miedo de nuevo.

−Pero mira lo que tenemos aquí...−Ryan va hacia ella, está petrificada. Supongo que verme tirada en el suelo, con la ropa rasgada y llena de golpes no es una vista muy agradable de quien se supone que la ha protegido siempre.

−Yo...−su voz suena estrangulada.

−Las pelirrojas no son mi tipo, pero creo que puedo hacer una excepción esta noche−no puedo ver su expresión ya que está de espaldas, pero puedo ver los ojos de Kena nublados por las lágrimas que pronto bañan su rostro.

−Por favor−pide en un hilo de voz que me golpea en el pecho como si fuera un grito ensordecedor.

El miedo puede ser muy ruidoso incluso si la persona está en silencio.

Déjala, por favor

Intento moverme, pero mis costillas duele demasiado, y mi tobillo parece haberse lastimado cuando me caí de la cama.

Ryan la toma de la muñeca y cierra la puerta de un portazo que me hacer estremecer.

El miedo puede sentirse en esta diminuta habitación como un monstruo hambriento creciendo cada vez más para llenar el espacio.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora