Capítulo 50: Los esclavos hacen fiesta

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Durante las dos semanas de ausencia de Petrov pasaron muchas cosas:

Recolectamos bastante información sobre sus negocios de trata de blancas; fechas, puntos de embarque, países de interés y documentos falsos de aduana.

Los socios consiguieron armamento pesado suficiente para dar la pelea aunque no para ganar.

Nuestra red de seguridad ha crecido, junto con eso la protección de los guardias, incluidos los dos guardias de la puerta y algunos de los que me dieron la paliza el día de la muerte de Celeste.

Y, por último, Alec, siempre viajando.

Por alguna razón siento que evita verme, cada vez que voy a la mansión de los Lazarev sale de mañana y regresa cuando no puedo salir del club.

Fyodor por otra parte no ha sido ningún problema, tiene atadas las manos con unos cuantos vídeos que conseguimos de la sala de control y Amalia nos dio su palabra de delatarlo en caso de que nos traicione, no caeremos solos, si nos delata entonces él también arderá.

Petrov regresa mañana.

−¿Sabes algo de Alec?−pregunto a Max mientras estiro una pierna sobre la barra.

Bailaré ballet por primera vez en el club desde que regresé.

Estaría diciendo tonterías si dijera que desde que me fui no lo volví a hacer porque en realidad lo hice muchas veces, bailé muchísimas veces, algunas porque estaba feliz, otras para recordar a Beth, y la mayoría porque me sentía tan rota que la única forma de sentir que las piezas volvían a encajar era bailando, incluso si al terminar de bailar todo volvía a caerse de a poco.

−Eso se ve doloroso−dice Max con una mueca haciendo referencia a la forma casi antinatural en la que estiro mis extremidades.

−No has respondido a mi pregunta−señalo dejando mi estiramiento de lado para encararlo.

−No se siente listo para verte, después de que supo lo de mi madre ha estado algo raro, no sé qué le pasa, pero creo que se culpa por toda esta situación y está desesperado por dar el golpe−Max vuelve a respirar.

−Todos queremos salir de este infierno, pero si se encierra no podrá ayudarnos...−mi mirada se queda clavada en el suelo, la impotencia de no poder hacer algo para que mis amigos dejen de sufrir me desgarra, como un animal hambriento dentro de mí que cada día se hace más fuerte y más grande−Dile que quiero verlo en dos semanas, cuando sean mis doce horas oficialmente, incluso si solo me mira a veinte metros de distancia, quiero verlo para saber que es real, que no está muerto−anuncio dándole la espalda para seguir estirando a la espera de las demás bailarinas.

Los esclavos hemos hecho fiesta desde que el amo se fue, pero ahora debemos prepararnos para su regreso.

Cuando terminamos el ensayo estoy agotada.

Me encuentro sorpresivamente con Theo en la puerta de mi habitación.

−¿Qué haces aquí?−le pregunto empujando la puerta.

Él me sigue en silencio, su actitud es rara.

−¿Mi hermana tiene algo con Max?−su pregunta no me sorprende, pero sí que me causa gracia.

Esos dos son bastante unidos, y creo que se ven muy bien juntos; ella tan linda y frágil y él tan rudo y tosco, de esos opuestos que inevitablemente se atraen por más que quieran negarlo.

Pero la verdad es que no sé si hay algo más que una exageradamente buena amistad, porque de una forma parecida es cercano con Kena y conmigo... aunque sea evidente que mira diferente a la rubia.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora