Epílogo

74 8 12
                                    

Un año después

Ha pasado un año desde que Lee se fue.

Hoy es el primer aniversario desde su muerte.

Sería poco decir que Alec ha sido un desastre desde ese día.

Ganamos la guerra pero perdimos a Lee.

Tardé seis meses en abrir la carta que Theo me entregó, no sé si los demás ya lo hicieron o aún esperan reunir el coraje suficiente para leer las últimas palabras de nuestra amiga.

−Kena, es hora−la voz ronca y quebrada de Alec me llama desde el umbral de la puerta.

−Podrías quitarte los lentes−señalo notando que su corbata está mal hecha.

Me acerco y la acomodo.

Noto el olor a alcohol de inmediato.

Repugnante.

−¿Qué esperas? ¿Qué venga con una estúpida sonrisa a decirle adiós a mi mariposa?−pregunta alejándose.

Veo cómo las lágrimas bajan por sus mejillas.

Desde ese día aquellos ojos amarillos como el sol no han vuelto a brillar.

−Esperaba algo más de respeto, eso es todo−no puedo discutir con él en ese estado.

Cuando regresemos al santuario tendremos una seria conversación, no planeo pasar el resto de mis días viendo cómo se destruye a sí mismo. Pero hoy no pelearé con él. Estoy muy cansada.

No pudimos darle un funeral adecuado, no encontramos su cuerpo debido a la explosión provocada por Bastian cuando estaba huyendo con sus hombres en la camioneta de Max.

El moreno gruñón mandó a hacer un monumento en nombre de todas las víctimas de las dos rebeliones.

Más de doscientos nombres tallados a mano en el obelisco de mármol de más de dos metros nos recuerdan a quienes ya no están.

Es un funeral extrañamente hermoso.

Todos trajeron flores blancas y están vestidos de rojo.

Más de cuatrocientas personas, entre las chicas que fueron rescatadas, los guardias retirados, los hombres de los señores Yerik Petrov y Terek Lazarev, los dos equipos de apoyo del FBI y algunas personas a las que Liah conoció mientras estaba fuera con Alec.

Me paro junto al monumento, todos frente a mí permanecen en silencio.

−Mi nombre es Kena Cowen, quiero agradecer a todos por estar aquí−por un segundo siento que no puedo, pero debo poder, Lee murió sola, esto es lo mínimo que puedo hacer por ella, darle una despedida digna de su valentía−Alaia Brown, o Liah, como todos la conocíamos...−decir su nombre en voz alta se siente extraño y refrescante, aquel secreto jamás revelado, pero que ahora es poesía en nuestros corazones−Fue mi mejor amiga, mi familia y la persona más valiente a la que he tenido el honor de conocer, su sacrificio y amor incondicional nos ha permitido volver a tener esperanza−las lágrimas salen sin pedir permiso arruinando mi perfecto maquillaje.

<<Este día queremos darle una despedida digna de alguien tan honorable como ella. Nuestra chica sin nombre ahora tendrá un lugar al que podemos mirar con orgullo y donde dejaremos depositadas todas las sonrisas que su sacrificio nos regaló−Jeremy toca mi hombro y sé que mi voz se ha apagado demasiado como para que todos puedan escucharme.

Limpio las lágrimas de mis mejillas y sonrío a quienes me miran con pena y lágrimas en sus ojos también.

−Gracias a todos por haberle dado a mi hermana todo el amor que yo no pude darle y espero que vivan sus vidas de tal manera que su sacrificio valga la pena−Jeremy deja de hablar y después de unos segundos vemos cientos de globos blancos ser liberados hacia el cielo.

Mi amiga estaría muy feliz de ver a todas las chicas libres.

El funeral termina con una gran montaña de flores blancas junto al monumento.

−¿Y ahora qué sigue?−es la voz de Max a mi lado.

−Viviremos tal y como Lee quería que viviéramos−le sonrío.

Alec sigue sentado junto a la montaña de flores, desde que supo sobre la muerte de Lee no habla mucho, sólo sale de fiesta, llega ebrio y quién sabe con cuántas mujeres se ha acostado. Está totalmente perdido.

Lee siempre dijo que Alec era la luz en medio de su oscuridad, pero ahora me pregunto si no era al contrario.

−Volveremos al santuario en tres días, quizá puedas ir a hablar con Val...−insinúo.

Hace más de un año que Theo y Val desaparecieron del radar. Supongo que volvieron con sus padres, después de todo eran los únicos que tenían un lugar al cual regresar.

Max se va a sentar con su hermano sin decir ni una palabra.

Todos se han dispersado.

Estamos en un claro rodeados de un hermoso bosque, cerca de un árbol noto a dos hombres vestidos de negro y una sombra más que no logro distinguir, pero más personas se están alejando así que supongo que debe ser alguien que ha venido al funeral.

−Kena...−esa voz.

−Theo...−saludo de vuelta.

No creí que lo vería aquí, es sorprendente que esté todavía más guapo que hace un año.

Siempre ha tenido la capacidad de quitarme el aliento con tan sólo su mera existencia.

−¡Viniste!−digo genuina felicidad.

Le doy un fugaz abrazo y hablamos durante unos minutos sobre lo que nos ha ocurrido durante el último año.

Todos aquí estamos de luto, pero hay mucha felicidad aquí.

Lee logró su sueño.

Aquellos que quedamos atrás estamos destrozados, unos más que otros hablando de Alec, pero también las heridas comienzan a sanar, hemos vuelto a tener la esperanza de que algún día volveremos a volar, vamos a sonreír con el corazón y estas almas rotas algún día volverán a estar completas.

Te prometo Lee, que te haremos sentir orgullosa.

Diste mucho más amor del que se te dio, gracias por haber sido mi amiga.

Te amaremos por siempre, nuestra hermosa mariposa.

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora