Capítulo 12: Kena

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Las palabras de Max aparecen una y otra vez en mi mente.

Un grito desgarrador sale de mí, y es tan fuerte que ni siquiera soy consciente de que finalmente me quedo sin fuerzas para seguir gritando.

Kena me abraza aún más fuerte temiendo que caiga al suelo.

−Respira−me pide de nuevo−Lee, concéntrate−me ordena.

Comienzo a respirar con dificultad, pero después de unos minutos logro hacerlo con normalidad.

Kena se separa de mí un poco y sus ojos me atraviesan con algo parecido al aprecio. O eso es lo que siento, pero amabas sabemos que las persona mienten todo el tiempo, y nosotras somos unas expertas en eso, lo aprendimos a las malas.

−Dime qué sucedió−exige.

Poco y nada queda de la niña dulce y temerosa que dejé hace dos años.

−Yo... −las palabras se atascan en mi garganta.

−Alguien me dijo que discutiste con Max−suena molesta.

−Él... él... −una lágrima sale de mi ojo izquierdo.

−Intenta concentrarte−pide con firmeza.

−No puedo, no puedo−digo perdiendo la calma de nuevo.

−Lee, nada va a cambiar solo porque llores, así que dejar de quebrarte, esta no es la chica que salió de aquí llevándose medio batallón por delante−sus manos aprietan fuertemente mis hombros.

Respiro profundo y camino hasta el colchón que está tirado en el suelo y me dejo caer sin más. Mientras ella imita mi acción miro alrededor; todo está desordenado, menos mal que había pocas cosas en la habitación, pero aun así es todo un desastre.

−Max... él... mató a Alec−digo finalmente, sintiendo que he perdido un pedazo enorme de mi alma, si es que tengo una.

Kena cae de rodillas frente a mí, su rostro refleja sorpresa y un dolor que nunca creí ver en ella, al menos no por mi mejor amigo, sabiendo que siempre tuvieron una relación llena de peleas, insultos y miradas nada amistosas, no era el tipo de relación que estaba a un paso del amor, había una verdadera rivalidad entre ambos, pero la reacción de Kena me hace dudar.

−Lee, lo siento, enserio lo siento mucho−se apresura a decir−¿Qué sucedió? ¿Por eso estás aquí de nuevo? ¿Por Max? −pregunta con la voz aguda y quebrada.

−Supongo que Bastian me quería de vuelta y Max solo se aprovechó de ello y...−no puedo decirlo una vez más, si lo hago creo que será todo para mí, perderé la cordura finalmente.

Alec era la luz que ahuyentaba mi oscuridad, igual que J. Pero la diferencia entre ambos es que J está vivo, en algún lugar muy lejos, pero Alec se ha ido para siempre.

−No es necesario que lo repitas−dice ella dando un leve pero significativo apretón a mi mano.

−Alec me ayudó a escapar, pero Max me encontró y me trajo de regreso−digo tragando todas las lágrimas que quieren aparecer de nuevo−Estuve dos años escapando de todo esto y finalmente estoy de regreso... soy patética−digo dejando que el enojo se apodere de mí.

−¿Por qué no se fueron? Digo, a otra ciudad o algo así−inquiere ella algo incómoda.

−Nosotros no queríamos irnos sin... −recordar todos nuestros planes hace que poco a poco el dolor vuelva a inundarme.

−¿Sin qué?−pregunta ella con cautela.

−Teníamos planes, queríamos hacer algo. Pero ya ves que todo se arruinó. Max lo arruinó todo−digo con enojo.

Quisiera golpearlo una y otra vez, hacer que sufra tanto como yo. Pero sé que si lo hago estaría decepcionando a Alec. Él luchó mucho para que yo cambiara, fuera alguien mejor, y aunque una parte de mi oscuridad sigue clavada en mi corazón aún queda un poco de esa luz que él me regaló. Y no quiero que todo por lo que Alec trabajó se vaya junto con mi humanidad.

−¿Planes? ¿Qué clase de planes?−sus preguntas me ponen nerviosa, pero no puedo simplemente no responder porque sé que no se rendirá, y después de todo lo que ha sucedido creo que se lo debo.

Suspiro ruidosamente. −Sacarlas de aquí−digo tan rápido como puedo.

Kena permanece en silencio varios segundos, anonadada.

−¿Por qué nunca me lo dijiste?−su pregunta me toma por sorpresa.

−Yo... lo siento−respiro profundo y aparto la mirada. Sé que debería haber hablado con ella. Pero ni yo misma estaba segura de que pudiéramos salir, y si Bastian se enteraba de nuestro plan no dudaría en cortarnos la cabeza, él amaba a su hijo, pero ama mucho más el dinero que sus negocios le dan, especialmente el que obtiene de las chicas, no iba a permitir que todo se esfumara. Si dejaba que Kena se involucrara ella podría salir lastimada, y eso era algo que no estaba dispuesta a soportar. Petrov sabe cuánto me importa y no le temblaría el pulso para jalar el gatillo.

−Dime por qué...−exige.

−Si te lo decía estarías demasiado involucrada, y si las cosas salían mal tú ibas a pagar las consecuencias, lo sabes−le dije intentando controlar el temblor en mis manos.

−¡Pero me dejaste aquí! ¡Me abandonaste!−grita ella levantándose.

Imito su acción y dejo que respire unos segundos para poder hablar.

−Lo siento, en serio lo siento... −mi voz comienza a quebrarse.

−¡Podría haberlo entendido! habría esperado por ti, hubiera tenido esperanza...−su voz se va convirtiendo en un susurro. Su mirada muestra cuán herida está.

Me equivoqué al pensar que me odiaba, ella solo estaba herida y triste.

−No... No sé qué decir...−digo sinceramente.

−Podrías comenzar con pedir perdón−su voz suena controlada de nuevo.

−Perdón−digo mientras me acerco a ella y pongo mi mano sobre su hombro.

−Y también puedes mover ese gran cerebro tuyo para sacarnos de aquí−me regala una media sonrisa, pero es suficiente para saber que hay una chispa de esperanza brillando en su interior.

−Te prometo que saldremos de aquí, y nunca más volveremos a esta vida−le digo con decisión.

−Nunca más−repite ella mientras me da un fuerte abrazo.

...
¿Soy la única que quiere mucho a Kena? Ay no, necesito una Kena en mi vida 😓
Quiero una amix así...

Jardín de mariposas (Golden Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora